La inteligencia emocional no es un elemento accesorio en la educación de los niños. Al contrario, educar las emociones es tan importante como enseñar a leer o a sumar. De hecho, cuando los niños aprenden a reconocer y manejar sus sentimientos, desarrollan empatía, resiliencia y una autoestima fuerte para enfrentar burlas y comprender que su valor no depende de la opinión de los demás.
La capacidad de resolver conflictos de manera asertiva, de establecer relaciones sociales sanas y de facilitar el trabajo en equipo son algunas de las habilidades que se adquieren entrenando la inteligencia emocional. Y por eso no es de extrañar que cada vez más empresas prioricen estas competencias a la hora de seleccionar a sus empleados.
En el ámbito académico, un estudio realizado por la Escuela de Magisterio CEU concluyó que cuando se implementan programas de educación emocional en los colegios, los alumnos aprenden a respetar la opinión de los demás y mejoran su capacidad para controlar pensamientos negativos.
Las emociones llegan antes que las palabras. Un bebé puede sentir tristeza, alegría o frustración mucho antes de poder explicarlo. Por esta razón, la familia juega un papel esencial. Los padres pueden acompañar a los niños en ese proceso de autoconocimiento a través del diálogo, la comprensión y, sobre todo, la escucha activa.
Fortalecer la inteligencia emocional en casa es un trabajo que se hace cada día. Por eso, te dejamos algunos consejos que te pueden servir para entrenar esta virtud en casa:
1 Identificar y poner nombre a las emociones.
Ayuda a tus hijos a expresar con palabras si están tristes, alegres o cansados. Poner nombre a las emociones es el primer paso para gestionarlas y buscar ayuda si lo necesitan.
2 Escuchar y respetar a los demás.
Enseña la importancia de escuchar activamente y sin juzgar. Respetar la opinión de los demás ayuda a mantener una actitud abierta y comprensiva.
3 Aprender a ponerse en el lugar del otro.
Fomentar la empatía permite comprender las circunstancias y emociones de los demás. Promueve la generosidad y facilita la resolución de conflictos.
4 Gestión emocional.
Acompaña a tus hijos a manejar sus emociones negativas enseñándoles a respirar, a pedir ayuda y a canalizar la ansiedad con actividades que disfruten, como leer o pintar.
5 Compañerismo y trabajo en equipo.
Motiva a tus hijos a colaborar y compartir en grupo. Las actividades y el deporte en equipo refuerzan la capacidad de delegar y confiar en los demás.
6 Fortalece su autoestima.
Reconoce sus logros, apóyalo en los errores y enséñale que su valor no depende de lo que digan los demás, para que pueda afrontar las críticas sin perder la confianza en sí mismo.