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6 razones por las que a veces es mejor dejar que se equivoquen

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Da pena verlos sufrir. Pero, en muchas ocasiones, dejar que se equivoquen es el mejor regalo que les podemos hacer.

Claro, no siempre hay que dejar que se equivoquen, hay riesgos que no deben correr. Pero esos pequeños tropiezos de la vida son el mejor entrenamiento para ellos.

Si dejamos que se equivoquen, les estamos enseñando lo correcto y lo incorrecto.

Si dejamos que se equivoquen, les permitimos descubrir por sí mismos el camino adecuado.

Si dejamos que se equivoquen, aprenden para siempre la lección.

Si dejamos que se equivoquen, crecen cuando resuelven el problema.

Si dejamos que se equivoquen, aumenta su autoestima cuando salen del error.

Si dejamos que se equivoquen, sabrán que son amados también en los días malos.

Te damos seis razones por las que dejar que se equivoquen es una ganancia:

1 Porque, si se equivocan, se darán cuenta del error.

Uno de los caminos del aprendizaje es el del ensayo y el error. A veces cuesta asumirlo, pero los tropiezos son la forma de encontrar el camino correcto en la vida.

2 Porque no siempre podemos escarmentar en cabeza ajena. Hay que dejar que se equivoquen.

Hay veces que no queda otra que dejarlos caer para que se den cuenta de que se han equivocado porque los sermones o las lecciones no siempre son la solución.

3 Porque el tropiezo o el error forman parte de la vida.

Olvidamos demasiado a menudo que la vida está compuesta de cosas buenas y otras no tan buenas que configuran el conjunto de nuestra existencia.

4 Porque desde las caídas crecemos y mejoramos. Hay que dejar que se equivoquen.

Caer es duro, pero cuando nos levantamos y volvemos a empezar, no sólo crecemos en voluntad y apuntalamos nuestros logros, sino que mejoramos en autoestima.

5 Porque así le perdemos el miedo al fracaso.

Vivimos en una cultura que no entiende bien que el fracaso es connatural a la vida y que sólo es un escalón más en el camino a la consecución de las metas.

6 Porque, en cualquier caso, siempre estaremos ahí.

Ni podemos ni debemos evitarles a nuestros hijos todos los golpes. Lo que sí sabrán siempre es que estamos aquí para amarlos y acompañarlos tras la caída.

Recomendación literaria

Educar los sentimientosEducar los sentimientos. Inteligencia emocional y equilibrio afectivo

Alfonso Aguiló Pastrana

Hasta hace no mucho se consideraba el Coeficiente intelectual (CI) una garantía de éxito a nivel académico y profesional. Sin embargo, durante las últimas décadas, la investigación ha señalado otras capacidades y habilidades necesarias para tener éxito tanto en la vida como en el ámbito laboral. En esa misma dirección apuntan las teorías de la Inteligencia Emocional y las Inteligencias Múltiples que hoy en día gozan de gran popularidad y aceptación.

Sin duda, las emociones juegan un papel vital en nuestro día a día y a largo plazo. Resulta patente que muchas personas con un alto coeficiente intelectual (CI), pero con escasa inteligencia emocional, alcanzan menores éxitos que otras de modesto CI pero que han sabido educar bien sus sentimientos. Parece claro que un elevado CI no constituye, por sí solo, una garantía de triunfos profesionales, y mucho menos de una vida acertada y feliz.

«Las personas que gozan de una buena educación de los sentimientos suelen sentirse más satisfechas, son más eficaces, y hacen rendir mucho mejor su talento natural».

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