Nada más tener la noticia del
embarazo los padres empiezan a desarrollar una conexión invisible con sus hijos. Sentimientos por estos pequeños que, a medida que pasan las semanas, se va incrementando hasta que nacen y este
vínculo se hace real a través de las distintas interacciones que se realizan con los bebés, quienes también están preparados para relacionarse y establecer nexos emocionales con aquellos que les cuidan.