Una componente de ser un buen padre o madre es inculcar disciplina a nuestros hijos. La disciplina es una parte necesaria de la infancia porque enseña a los niños conceptos importantes como la autoridad, el acatar las normas, el autocontrol y la responsabilidad. La disciplina no tiene por qué restar espontaneidad, felicidad o alegría a nuestros hijos. En su lugar, les proporciona la libertad necesaria para explorar y experimentar la vida dentro de los límites seguros que nosotros les hemos marcado.