Reconozcámoslo:
le tenemos miedo al tiempo libre. Se parece mucho al
horror vacui en el arte. Nos da la impresión de que si durante un rato no tenemos nada que hacer, no estamos siendo productivos y la improductividad nos parece el peor de los caminos. Pero en muchas ocasiones, ese no tener nada que hacer es el mejor camino para tomar impulso y llegar más lejos porque
el aburrimiento fomenta el pensamiento y el pensamiento, las grandes ideas.