La generosidad se aprende en casa. Con el ejemplo. La generosidad se entrena en los detalles. Con la forma de vivir en casa. Y la caridad se interioriza cuando se usa.
Ya casi llegamos a la Navidad y nuestro calendario de Adviento te hace una propuesta muy específica: ¿y si el año que viene donamos un poco de nuestro dinero a alguien que lo necesite más que nosotros? ¿Y si implicamos a nuestros hijos en este proceso?
La idea es sencilla. Elegimos alguien a quien ayudar. De ese modo, nuestros hijos se darán cuenta de que muchas personas los necesitan. Decidimos cada uno cuánto podemos dar en función de lo que tengamos. Y no nos olvidamos de ellos y los añadimos en nuestras oraciones.
Te proponemos estos tres pasos tan sencillos para vivir en familia este compromiso de adviento.
1 Buscamos en familia.
Dedicamos un rato después de cenar a buscar algunas obras de caridad para que así podamos mostrar a nuestros hijos todo el bien que se hace.
2 Damos un poquito cada uno.
Incluso los más pequeños de la casa tienen su propia hucha con las propinas que reciben. No importa cuánto, importa que lo hagamos de corazón.
3 Rezamos por esas personas.
No se trata sólo de dar el dinero y olvidarse de quienes lo necesitan. Todos los días vamos a rezar por ellos y los tenemos siempre presentes.