Publicado 05/07/2012 10:43

Las capacidades de parentalización

Ser padre o madre es una de las cosas más importantes que hace el ser humano a lo largo de su vida. Así lo suelen manifestar la mayoría de las personas que viven la experiencia.

Es fácil oír comentar a los padres orgullosos de serlo, cómo combinan agotamiento y trabajo con ilusión y amor pleno. "Es lo más importante de mi vida", dicen. "Y también lo más agotador", sin duda.

Desarrollar una correcta parentalización no es fácil. Entran en juego muchos factores. Cada persona aprende a ser madre o padre a través de su propia experiencia como hijo. Todas las personas tienen grabados en la memoria cómo lo hicieron sus padres con ellos. Y de estas experiencias, habrá algunas que reproducirán con sus hijos y otras que intentarán evitar. Sin duda, cada generación quiere superar a la anterior y ofrecer alguna mejora a la siguiente.

En los últimos años, los profesionales de la salud hemos podido constatar cómo los padres se preocupan cada vez más por la salud emocional de sus hijosy por la calidad de los cuidados emocionales que les ofrecen. Padres más que concienciados que saben que el vínculo que establezcan con sus hijos, y los cuidados emocionales que les brinden, afectarán de forma significativa al desarrollo emocional y físico del niño.

El desarrollo intelectual, el autoconcepto, la autoestima y la seguridad en sí mismo también están determinados por el tipo de parentalidad que los padres desarrollan.

Cada etapa vital comprende unas necesidades específicas. Los hijos recién nacidos y bebés son absolutamente dependientes de sus padres. Poco a poco, van creciendo y desarrollando recursos para enfrentarse al mundo. En este sentido, es fundamental que los adultos puedan adaptarse a las necesidades específicas de cada etapa. Los niños no pueden esperar, son su nivel de desarrollo y edad los que marcan el ritmo. Los padres tienen que saber tolerar tanto la dependencia temprana como la creciente autonomía.

Sin embargo, hay una serie de características que ayudan a lo largo de todo el ciclo vital para el éxito en la parentalización. Son características que ayudan a los padres en la labor más importante de su vida, características que ayudan a cubrir de forma adecuada las necesidades emocionales de los hijos durante todo el ciclo vital.

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