Actualizado 08/09/2015 09:42

Lactancia materna y vuelta al trabajo

Amamantar y volver al trabajo
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Volver al trabajo tras el nacimiento de un hijo es un hito que cada madre y cada familia vive de forma muy distinta. Marcan la diferencia hechos como: si se trata de nuestro primer bebé o si ya somos padres "expertos", la edad de la madre, su situación laboral, quién va a cuidar del recién nacido mientras que estamos fuera de casa... todo cuenta a la hora de reorganizar las rutinas diarias.

Surgen mil nuevos aspectos que solventar en el día a día. Entre los que más nos suelen preocupar está la alimentación del bebé. Si hasta ese momento has amamantado a tu hijo y quieres seguir haciéndolo, puedes extraer tu leche materna para que otra persona se la dé en las tomas en las que estáis separados y continuar amamantándolo tu misma cuando estés con él. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda prolongar la lactancia materna hasta los 2 años.

Prolongar la lactancia materna una vez que te reincorporas a los horarios laborales, no sólo tiene aspectos positivos en la alimentación y crecimiento del bebé, sino que también hará más fácil muchos aspectos que aún ni sospechas: te aliviará de preparativos si viajas o sales de casa, pues no tendrás que llevar una batería de biberones, aguas minerales, esterilizadores y polvitos, y suavizará la transición de tu hijo de una alimentación a base de leche a otra diversificada, haciendo más fácil pasar a la alimentación de cuchara.

Cómo aprender a extraerse la leche antes de volver a trabajar

La extracción de la leche materna puede realizarse con o sin bomba de extracción, pero generalmente será más fácil si utilizas una de éstas. Hay muchas en el mercado y puedes pedir consejo a cualquier madre que ya las haya utilizado antes.

Extraerse la leche es una habilidad que se aprende, así que no te sorprendas si no obtienes mucha leche la primera vez. El cuerpo necesita acostumbrarse a producirla sin que sea el bebé quien la extraiga. Mientras que dominas el tema, te ayudará a provocar el reflejo de eyección si, mientras que extraes la leche, piensas en tu hijo o sostienes alguna prenda u objeto que se haya puesto recientemente. Con el tiempo, en la lactancia, la extracción será una rutina y no necesitarás trucos.

-   Comienza a extraerte la leche al menos dos semanas antes de que preveas incorporarte al trabajo, así lo harás sin la presión de que necesitas extraer una cantidad determinada en poco tiempo.

-   La cantidad de leche que es posible extraer varía de una sesión a otra. A menudo parece que un seno produce más leche que el otro. Si se extrae una cantidad muy pequeña de leche en una sesión de extracción, puede extraerse en el mismo contenedor la siguiente vez, siempre y cuando el contenedor se conserve frío entre una y otra sesión de extracción. A veces, resulta más fácil extraerse la leche por las mañanas, cuando estás más descansada.

-  Para conservar la leche, es suficiente con pequeños biberones o recipientes de cristal con cierre hermético; también hay unas bolsitas de plástico específicamente diseñadas, pero no debemos utilizarlas para periodos superiores a 72 horas, ya que es muy probable que entonces se dañen provocando derrames y contaminación de la leche. Identifica el recipiente con una etiqueta que indique la fecha de almacenamiento de la leche materna.

-   Una vez incorporada al trabajo, puede que sea necesario que te extraigas la leche al menos una vez al día, para evitar la sensación de hinchazón en el pecho. Para ello, busca un sitio tranquilo y utiliza una pequeña bomba de extracción. La leche extraída puedes desecharla o conservarla en frío en una pequeña nevera portátil, con una barrita de hielo hasta que llegues a casa.

¿Cómo le darán tu leche materna a tu hijo?

1.  La leche puede templarse ligeramente poniendo el recipiente bien cerrado bajo el chorro de agua caliente. También puede hacerse sumergiendo parcialmente el biberón en un recipiente con agua caliente, teniendo cuidado que el nivel del agua no alcance la boca del biberón. Nunca la calientes directamente ni al fuego ni en microondas, ya que, además de que puedes quemar al bebé, el calentamiento directo destruye los anticuerpos que contiene.

2.   Remueve suavemente la leche para mezclar bien la grasa de la misma y que se homogenice la temperatura de toda ella. No la batas ni la agites bruscamente.

3.   No vuelvas a almacenar la leche que ya ha probado el bebé, deséchala. Por eso es importante que al congelar la leche lo hagas en pequeñas porciones, para evitar desperdiciarla.

4.   Si no has extraído suficiente leche para completar una toma, es mejor que la persona que cuida al bebé le ofrezca primero tu leche y luego el suplemento artificial. Así conseguirás el mayor beneficio de la leche extraída.

5.   En caso de que tu bebé sea prematuro o necesite cuidados especiales, deberás consultar con tu pediatra o con tu consultor en lactancia antes de aplicar estas medidas en la su alimentación.

Almacenamiento de la leche materna

-   A temperatura ambiente. La leche puede estar a temperatura ambiente (hasta 25ºC), en un lugar fresco y ventilado, un máximo de 6 a 8 horas. A partir de 8 horas, o a temperaturas superiores a 25ºC, debes almacenarla en frío.

-   En el frigorífico podemos almacenar la leche refrigerada hasta 5 días. Debemos colocarla el la parte posterior de las baldas inferiores, pues es donde la temperatura es más baja (4°C). Cuida que esté bien protegida de goteos o contaminaciones de otros alimentos.

-   Congelación. También puedes congelar la leche y conservarla durante más tiempo dependiendo de las características del congelador, en los frigoríficos convencionales de dos puertas puedes conservarla de 3 a 6 meses.

-   Descongelación. El proceso de descongelación sigue las mismas reglas que la descongelación de cualquier alimento, no romper la cadena de frío, es decir, pasar del congelador al frigorífico, y descongelar lentamente, consumir en las siguientes 24 horas  y no volver a recongelar nunca la leche sobrante.

Herminia Romero

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