Actualizado 22/06/2022 13:40

La siesta del bebé: bienestar y energía para el recién nacido

La siesta del bebé: bienestar y energía para el recién nacido
La siesta del bebé: bienestar y energía para el recién nacido - LA SIESTA DEL BEBÉ - Archivo

Durante los primeros meses de vida, lo habitual es que los bebés pasen la mayor parte del día dormidos. Estos descansos constituyen toda una fuente de energía para ellos. Una parte importante del sueño del bebé se desarrolla durante las horas diurnas. Son las denominadas siestas que en los más pequeños no se producen exclusivamente a mediodía.

Para la mayoría de los adultos la siesta es el reposo que suele realizarse tras la comida del mediodía. En los niños, en cambio, se considera siesta a todos los ratos de sueño posteriores a cada una de las comidas que realiza el pequeño a lo largo del día.

Alimentación y sueño del bebé

De hecho, durante los primeros meses de vida, la alimentación del pequeño y sus horas de descanso se encuentran tan ligadas que para establecer cuántos descansos o siestas necesitará nuestro pequeño lo más sencillo suele ser intentar basarse en su ritmo de comidas.

Así, a medida que consigamos ir distanciando una toma de otra e ir adaptando al niño al ritmo de vida familiar también se irán espaciando los descansos diurnos o siestas diurnas. Durante esta primera etapa los pequeños suelen reclamar 7 u 8 tomas diarias. Los pediatras aconsejan ser muy flexibles durante los primeros meses de vida con los horarios de las tomas, sobre todo si éstas son de pecho.

Una buena fórmula es esperar a que el bebé pida alimento para dárselo, siempre que exista un intervalo entre 2 y 4 horas durante el día y de hasta 6 u 8 por la noche. Poco a poco, se irá regulando.

Es posible que en alguna ocasión se despierte en una franja no habitual y sin ningún motivo, en cuyo caso debemos hacer lo posible por calmarle, hablando bajo, dándole agua... Lo ideal es evitar cogerle, pero tampoco debemos ser demasiado severos.

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Las siestas: de los 3 a los 12 meses de tu bebé

Entre 3 y 6 meses, las tomas se reducen a cinco, y ya podemos empezar a "jugar" con ellas para adecuar el horario del recién nacido al del resto de la familia, espaciando sus tomas progresivamente y, en consecuencia, sus siestas.

Durante este periodo dormirá unas 17 horas al día, de las que un mínimo de 7 deben ser seguidas, y las demás se distribuirán en pequeños descansos a lo largo del resto del día.

A partir del séptimo mes, las horas de sueño diurno se irán reduciendo considerablemente hasta tal punto que, lo más probable es que ya hayamos conseguido eliminar la siesta de la merienda.

A lo que no debemos renunciar mientras que nos sea posible es a la siesta del mediodía. La mejor hora para llevarla a cabo sin que altere el sueño nocturno es a partir de las 13:30 ó 14:00 horas del mediodía, para despertarle entre las 15:00 ó 15:30 horas.

Cómo acortar las siestas del bebé

Un buen método para alargar el periodo de sueño nocturno, es ir recortando sus siestas diurnas muy poco a poco, y gradualmente: cada día le despertaremos unos minutos antes, por ejemplo. Otra idea será procurar que la última toma del día sea más abundante.También podemos recordar toda una serie de trucos que generaciones de papás nos han hecho llegar y cuyo principal objetivo es que el niño distinga la noche del día.

Como siempre, los rituales serán nuestro principal aliado en este sentido. Ser constantes en mantener siempre el mismo orden secuencial -baño, cena, nana, cuna- será una ayuda inestimable, y pequeñas astucias como mantener los ruidos habituales del hogar durante el día también pueden resultar muy útiles, para que distinga las horas de descanso diurnas de las nocturnas, así como darle las tomas nocturnas hablándole en voz baja, con sigilo, y poca luz.

4 consejos para sus siestas

1. No es necesario andar de puntillas ni dejar de pasar la aspiradora, pero sí debemos saber crear un ambiente relajado en el hogar, que favorezca el descanso diurno del bebé.

2. Es importante que despertemos siempre al niño con mucha calma y tranquilidad. Si tenemos que irnos, procuremos hacerlo con el tiempo suficiente como para que el pequeño pueda salir gradualmente el estado de ensueño.

3. Es normal que los niños no se duerman inmediatamente después de acostarles. En bebés de seis meses, por ejemplo, es aconsejable ofrecerles un margen de una hora para que se queden dormidos por sí solos. Si pasado este tiempo no han conciliado el sueño es mejor levantarle y no volver a acostarle hasta la próxima siesta.

4. Al igual que con el sueño nocturno es importante que respetemos los horarios de las siestas diurnas. La rutina es el mejor aliado cuando se desea crear un buen hábito de sueño en los niños.

Para saber si la siesta de nuestro bebé ha sido reparadora solo tendremos que observar su comportamiento. Si descansó bien el niño se mostrará relajado y con ganas de jugar. Si por el contrario, no durmió correctamente se mostrará especialmente irritable y llorón.

¿Cuánto duermen los bebés?

Al nacer: de veinte a veintitrés horas

Primer mes: de dieciséis a veinte horas en periodos de tres o cuatro horas seguidas sin distinguir entre el día y la noche.

Entre el primer y el cuarto mes: de dieciséis a dieciocho horas en periodos de cinco a seis horas a partir del segundo mes, hasta alcanzar nueve horas seguidas por la noche hacia el tercer mes.

A partir del cuarto mes: de catorce a dieciocho horas, de las que entre nueve y doce son por la noche (por regla general, de un tirón, puesto que ya no se alimenta por la noche), y entre cinco y seis horas más de día (a menudo repartidas en tres bloques: por la mañana, al principio y al final de la tarde.

Entre el octavo y el doceavo mes: de catorce a dieciséis horas, de las que aproximadamente doce son por la noche, más una siesta larga tras el almuerzo.

Cristina Alvarez

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