Atender en el colegio
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¿Un niño al que no se le dan bien las matemáticas pero que, sin embargo, tiene enormes capacidades artísticas es menos inteligente? ¿O el sistema educativo está diseñado para que solo brillen determinadas inteligencias? La importancia de atender en el colegio es fundamental tanto para los alumnos como para que los profesores se den cuenta de su talento y capacidades.

Howard Gardner, autor de la teoría de las inteligencias múltiples, defiende el desglose del concepto de inteligencia tradicional como un todo unitario a nivel cognitivo y de medición a través del cociente intelectual en ocho agrupaciones de habilidades o talentos, que desarrolla la persona en mayor o menor grado. ¿Los agentes que participan en la educación saben reconocer las diferentes inteligencias y sacarles todo su potencial? El reto es grande, pero los resultados son muy prometedores.

Cada individuo es capaz de conocer el mundo de ocho maneras diferentes: a través del lenguaje, del razonamiento matemático, de la visión espacial, del pensamiento musical, del uso del cuerpo para resolver problemas, de un conocimiento y empatía con los demás, de un aprendizaje basado en el método científico y de un conocimiento y control de nosotros mismos. El grado de madurez de estas habilidades es lo que realmente nos diferencia y lo que determina el nivel y la capacidad para solucionar diversos problemas en situaciones complejas.

Educación personalizada

El sistema educativo debe contemplar esta nueva visión que implica necesariamente una educación personalizada: no todos nuestros alumnos aprenderán de la misma manera y con las mismas estrategias educativas. Es erróneo reconocer a los alumnos como más o menos inteligentes, en realidad son 'diferentemente inteligentes', lo que amplía la capacidad pedagógica para los docentes. Lo novedoso es que sin negar el factor hereditario, esta teoría admite y defiende que esas inteligencias, por ser capacidades, se pueden 'entrenar'.

Si citamos a Gardner definiendo la inteligencia como la capacidad de resolver problemas en diferentes contextos, se puede deducir que la labor del profesor es presentar a sus alumnos situaciones donde puedan desarrollarla convenientemente. "La enseñanza debe ser personalizada y dar posibilidad de elección" para que cada alumno descubra sus inteligencias más fuertes, y, por tanto, elija el camino que le resulte más apropiado en el aprendizaje.

Tenemos la enorme responsabilidad de ayudar a los niños a descubrir sus potencialidades. Implantar en los centros educativos la cultura de las inteligencias múltiples supone un reto nada fácil. Incluye un importante cambio en los pilares del currículo educativo: programación, metodología y evaluación, ya que la metodología no lo es todo si no está vinculada con el aprendizaje.

Como cimiento para que esta aplicación de la teoría de las inteligencias múltiples pueda funcionar en las aulas, es indispensable crear en ellas un clima de afectividad y confianza.

Atender en el colegio: una prioridad 

En el aula, es necesaria una atención exhaustiva que nos permita, como educadores, detectar el grado de desarrollo de estas inteligencias en cada alumno, con el fin de descubrir las fortalezas personales y apoyar el aprendizaje en ellas. Pues, ¿no es ese el gran reto de una verdadera educación personalizada? "Preparar a cada alumno para que llegue a ser competentemente inteligente en función de sus propias aptitudes, poniendo en juego todos sus recursos".

Este constituiría el primer gran paso del profesor: atender a la manera de trabajar y aprender que demuestra cada alumno, para determinar qué inteligencia o inteligencias se dan en mayor grado de desarrollo, con el fin de utilizarlas como trampolín del aprendizaje.

Evaluación inicial y cambios a lo largo del curso

Al igual que en el inicio de cada curso escolar, aplicamos a los alumnos una evaluación inicial que nos ayude a determinar el punto de partida en nuestra programación. Existen test de inteligencias múltiples que, a priori, nos permiten trazar un perfil individual y personalizado del que podemos partir para el planteamiento de actividades afines a cada alumno. La observación directa e indirecta de los niños, a la hora de realizar actividades, completará este perfil.

Debemos optimizar sus recursos individuales al máximo, estimulando las diferentes inteligencias. Se deben planificar actividades para reconocer las distintas inteligencias, despertarlas, desarrollarlas y utilizarlas para lograr una real comprensión de los contenidos curriculares.

Sara Lladó. Profesora y Coordinadora de Primaria en Colegio Orvalle

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