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Elegir una carrera universitaria

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A la hora de elegir una carrera, muchos jóvenes querrían tener poderes mágicos para ver el futuro y así decidir sobre seguro. Se plantean cuestiones de todo tipo: «¿Elijo lo que realmente me gusta? ¿Me inclino por lo que tenga mejores perspectivas de trabajo? ¿O hago caso a mi padre?». Pautas para elegir una carrera.

Es importante ayudar a los jóvenes a ser realistas y a conocer sus puntos fuertes y débiles. Puede ser un acierto la oportuna consulta con algún profesor que conozca bien las aptitudes y preferencias de nuestro hijo y lo más aconsejable es recomendarle la alternativa que menos limite el abanico de salidas profesionales a la hora de elegir una carrera en la universidad.

Factores que cuentan para elegir una carrera

Los padres siempre podemos hacer algo para apoyar al hijo que se encuentra en tal dilema. Son ellos los que tienen la última palabra, porque se trata de su vida y de su futuro… pero  podemos esforzarnos para ayudarles en lo que sea preciso. Desde obtener toda la información posible antes de tomar la decisión, hasta mostrarles las ventajas de una carrera sobre otra. Y siempre sin imposiciones. Partimos de una vieja fórmula: para poder elegir, primero hay que conocer.



Entran en juego muchos factores y uno muy importante es la media de notas, que puede imposibilitar que nuestro hijo siga la opción elegida.

Aconsejar sin presionar

Las conversaciones con nuestros hijos sobre su futuro suelen ser muy positivas. Ahora bien, pueden encerrar un cierto peligro si pretendemos inculcarles la profesión o la universidad que a nosotros nos gustaría para ellos. Es cierto que tenemos mucha más experiencia y gozamos de un punto de vista mucho más amplio, pero nuestro hijo ha de vivir su propia vida, lo que conlleva que va a estudiar y trabajar en lo que quiera.

Si, inconsciente o conscientemente, presionamos al joven para que opte por un determinado camino, nuestro hijo podrá reprocharnos en un futuro que «le comimos el coco», aprovechando un momento en el que era muy vulnerable a las influencias exteriores debido a su propia inseguridad. Como padres, debemos hacer lo posible para que no se equivoque, pero si yerra que lo haga solo: de los errores se aprende mucho.

…Y sobre todo saber escuchar

Nuestro papel en las conversaciones es escuchar, tratando de guiar su razonamiento para que aborde todas las variables necesarias antes de tomar -él, no nosotros- una decisión. No hace falta concretar hora y día para hablar del futuro: las mil oportunidades de la jornada son los mejores momentos para conocer las posturas de nuestro hijo y para orientarles tanto en la carrera como en el máster.

Debe ser un pensar en voz alta del hijo, sin aprovecharnos de su inseguridad para intentar guiarle hacia lo que siempre habíamos pensado para él. Cuando se trata de consejos, nuestro hijo los acepta y le ayudan a pensar. Cuando intentamos imponer nuestra opinión, es frecuente que los hijos se rebelen.

Teresa Pereda

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