Actualizado 07/07/2014 11:00

Cuáles son los temas de discusión más frecuentes

Temas de discusión en pareja
Foto: THINKSTOCK Ampliar foto

Todos los matrimonios felices y estables tienen dificultades en alguna ocasión como consecuencia de los temas conflictivos habituales. Estos temas suelen hacer referencia a las tareas más importantes del matrimonio, como son los hijos, el trabajo, el dinero, la familia política, las relaciones sexuales y el trabajo de la casa.

Mucha gente acepta que para que una relación funcione bien hace falta poner esfuerzo. Pero esto, ¿qué significa?

Tareas emocionales para evitar las discusiones

Existen una serie de tareas emocionales que las parejas deben realizar juntos para que la relación mejore, crezca y se haga más profunda. Para sentirse seguro en una relación es preciso sentirse comprendido. El objetivo es ser capaz de comprender el modo de ser y de funcionar del otro. Con cuánta frecuencia escuchamos: "¡Es que no lo puedo entender!". Habitualmente quien no entiende, piensa que es porque el otro funciona de modo absurdo o poco lógico. No se suele plantear que es quizá él quien es incapaz de flexibilizar su modo de ver al otro, de dedicar tiempo a pensar. ¿Pero a pensar en qué?

-Por qué le están evitando o no se abre para intentar ser entendido.

-En lo que le está rodeando, qué le lleva a actuar así.

-En su estado de ánimo, qué le puede estar limitando la respuesta acertada a esas circunstancias o a esas exigencias.

-En la actitud cerrada y hostil que nosotros le presentamos y que impide sentirse lo suficientemente seguro o tranquilo como para explicar lo que siente.

-Pensar que es posible que no hayamos encontrado el momento más oportuno para preguntar qué está pasando.

-No nos gusta cómo lleva ese asunto determinado y no estamos dispuestos a aceptar que hace lo que puede. Nuestro nivel de exigencia asfixia.

-No le queremos lo suficiente como para buscar siempre una disculpa ante los errores o las carencias, ¡como solemos hacer con los hijos!

-Comprender significa ser capaz de pensar en todas aquellas circunstancias internas o externas que forman parte de nuestras vidas. En ser capaces de situarse dentro del estado del alma del otro con sumo respeto para poder ver la realidad desde su óptica, con su modo de ser, no con el nuestro, con su estado de ánimo, no con el nuestro. En definitiva, ver con sus ojos.

Cuando se presentan problemas en alguno de estos temas suele ser porque:

1. Tienen ideas distintas acerca del tema.
2. Le dan diferente importancia.
3. Lo realizarían de distinto modo.

Si el problema es irresoluble, sólo se puede aspirar a vivir cómodamente aceptando las diferencias. Si es soluble, habrá que encontrar el modo y la estrategia para resolverlo. Si esto no es así, el matrimonio se convierte en una tormenta más entre las muchas que presenta la vida, pero no será un puerto seguro.

Mónica de Aysa. Máster en Matrimonio y Sexualidad