Utilizar el miedo como herramienta educativa puede parecer efectivo a corto plazo, ya que suele modificar el comportamiento de los niños y convertise en el deseado por parte de los padres. Sin embargo, el uso del miedo como método educativo tiene consecuencias negativas para los niños a largo plazo y puede ser perjudicial para el desarrollo emocional, psicológico y social de los niños.