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Hoy se celebra Thanksgiving Day: ¿Y si imitamos la acción de gracias? (en vez de Halloween y el Black Friday)

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En el ajetreo diario, es fácil caer en la rutina y dar por sentado lo que nos rodea. Sin embargo, detenernos a reconocer y apreciar las bendiciones, tanto grandes como pequeñas, tiene un poder transformador. Ser agradecidos no es solo un acto de cortesía, sino una filosofía de vida que nutre profundamente el bienestar individual y, crucialmente, la dinámica familiar.

La gratitud actúa como un potente antídoto contra el estrés y la insatisfacción. Cuando enfocamos nuestra energía en lo que tenemos en lugar de lamentarnos por lo que nos falta, cambiamos la perspectiva. Esta simple reorientación mental nos permite valorar los momentos compartidos, la salud, el apoyo mutuo y hasta las pequeñas comodidades que a menudo pasan desapercibidas: un plato de comida caliente, el abrazo de un hijo o la risa contagiosa de nuestra pareja.

En el contexto familiar, fomentar la gratitud desde una edad temprana es una de las lecciones más valiosas que podemos dar. Los niños que aprenden a decir «gracias» y a sentirlo genuinamente desarrollan una mayor empatía y una visión más optimista. Practicar la gratitud en casa puede ser tan sencillo como compartir, durante la cena, tres cosas por las que cada uno está agradecido ese día. Esto no solo genera conversaciones positivas, sino que también refuerza los lazos afectivos, creando una atmósfera de aprecio y seguridad.

Una familia que vive en gratitud es más resiliente. Ante los inevitables desafíos, la capacidad de reconocer las cosas buenas que persisten nos da la fuerza para seguir adelante. Al agradecer lo que hemos superado y las personas que nos han ayudado, transformamos las pruebas en oportunidades de crecimiento.

En resumen, la gratitud es la chispa que ilumina el corazón del hogar. Nos recuerda que la felicidad reside en la apreciación del presente y en el reconocimiento de las personas que hacen nuestra vida especial. ¡Hagamos de «gracias» la palabra más importante en nuestro vocabulario familiar!

1 Tenemos muchas razones por las que dar las gracias.

Y celebrar un día especial en el que lo recordemos nos hará sentir aún más agradecidos. La mayoría de las cosas nos van bien y muchas son un regalo.

2 Ser agradecidos nos vuelve más alegres y optimistas.

Porque nos damos cuenta de lo afortunados que somos y la vida se convierte en motivo de celebración. Eso nos hace tener aún más esperanza en el futuro.

3 Las contrariedades parecen menos importantes.

Cuando la mayoría de lo que te pasa en la vida te parece motivo de agradecimiento, las pocas cosas que salen mal suelen parecerte nimiedades sin demasiada importancia.

4 No damos por sentado esos regalos diarios de la vida.

El agradecimiento tiene de bueno que siempre invita al asombro. Cada día nos parece un regalo lo que la jornada nos depara, aunque se parezca a la anterior.

5 Nuestros hijos serán agradecidos si lo somos.

El ejemplo que vivan en casa con nuestro agradecimiento servirá para convertir el hábito en virtud. Nuestros hijos serán también agradecidos y más felices.

6 El que agradece, disfruta dos veces: es un regalo.

Disfruta con lo que la vida le da y disfruta cuando se da cuenta de lo que le da la vida. Cualquier detalle, hasta el más cotidiano, nos hace sentir plenos y agradecidos.

Lectura recomendada para Thanksgiving day

Educar en la gratitud. Cómo enseñar a apreciar lo positivo de la vida

Jeffrey J. FrohGiacomo Bono

Este libro presenta la gratitud como el rasgo determinante a inculcar en la personalidad de niños y jóvenes para que tengan éxito en todos los aspectos de su vida.

Si se vendiera algún nuevo medicamento para que los hijos se comportaran mejor, sacaran mejores notas y fueran más felices, muchos padres harían lo posible para adquirirlo. Aunque parezca sorprendente, existe un producto así. No se consigue en las farmacias, y está a disposición de cualquiera. Esta medicina milagro es la gratitud.

A lo largo de los últimos años, diversos estudios científicos han demostrado que la gratitud es una de las emociones y virtudes más valiosas e importantes. Los autores, especialistas en este campo, ponen a disposición de padres y educadores unas estrategias eficaces que pueden utilizarse a diario, ejemplificadas con numerosas historias reales, para que los hijos aprecien lo positivo de la vida.

Como muestran sus investigaciones, los chicos y chicas educados en la gratitud tienen una mayor autodisciplina y consiguen establecer relaciones sociales más plenas y efectivas. Con la lectura de este libro, padres y profesores serán capaces de conectar mejor con ellos para que puedan centrarse en las cosas que importan de verdad y, por consiguiente, puedan crear una sociedad más cooperativa y próspera.

«De las virtudes claves para tener éxito en la vida satisfactoria, la que con más frecuencia se olvida en el mundo de la educación es la gratitud. Los autores nos han proporcionado una valiosa guía llena de convincentes ejemplos y basada en las investigaciones más novedosas». WILLIAM DAMON, profesor de educación en la Universidad de Standford; director del Centro sobre Adolescencia de Standford.

¿Cómo puedo hacer que mis hijos sean más agradecidos? Froh y Bono, pioneros en este campo, nos señalan los principios y las estrategias prácticas que pueden usar tanto los padres, como los profesores y los propios chicos y chicas. Mi esperanza es que este libro ayude al nacimiento de la «Generación G»: jóvenes que se den cuenta
del poder transformador de la gratitud». ROBERT A. EMMONS, editor jefe de The Journal of Positive Psychology.

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