Actualizado 22/06/2022 09:47

La importancia de gatear para el bebé

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En el momento en que tu bebé comience a gatear, podrá descubrir el mundo cuándo y cómo lo desee. Esta nueva proeza tiene mayor importancia de la que imaginamos para su futuro desarrollo físico e intelectual. Por lo general, la mayoría de los niños comienzan a gatear alrededor de los ocho o diez meses. A esa edad, el pequeño ya posee la suficiente fortaleza en sus músculos como para arrastrarse por el suelo.

Del simple movimiento de "arrastre" se pasa a la posición de "cuatro patas" y de ahí, en torno al año, a posiciones más erguidas.

Mucha gente desconoce la importancia crucial que tiene el gateo en los niños: resulta algo básico para el desarrollo de la visión, la tactilidad, el habla, el equilibrio, la manualidad, la orientación y la propiacepción además de otras funciones también importantes. Fruto de ese desconocimiento, se da con frecuencia que muchos niños no gatean. Se pasan el día en el parquecito y prácticamente empiezan a andar sin haber llegado a gatear. Y este error puede causar múltiples disfunciones cuando crecen.

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8 beneficios del gateo del bebé

El gateo es una etapa del desarrollo del bebé que le aporta numerosos beneficios de cara al futuro:

1. El gateo conecta los hemisferios cerebrales y favorece el desarrollo cerebral. Esto facilita el paso de información de un hemisferio a otro y sienta las bases de las funciones superiores de movimiento. Además, este desarrollo es esencial para la maduración de las diferentes funciones cognitivas.

2. Desarrolla el patrón cruzado. Este patrón es la función neurológica que hace posible el desplazamiento corporal organizado y en equilibrio. Implica que el brazo derecho va sincronizado con el pie izquierdo y el brazo izquierdo con el pie derecho. Gracias a esta forma de desplazarse (que no daña las vértebras), se tonifican adecuadamente los músculos que más adelante permitirán al niño mantener la columna perfectamente erecta para poder ponerse de pie.

3. Desarrolla el sistema vestibular y el sistema propioceptivo. Ambos sistemas permiten saber dónde están las partes del cuerpo.

4. Desarrolla la convergencia visual y posibilita el enfoque de los ojos. Gatear es un buen ejercicio muscular para los ojos que facilita la acomodación visual, es decir, que los ojos del bebé se posicionen correctamente. Y es tal su importancia que, según estudios de optómetras, el 98% de los niños con estrabismo no gatearon lo suficiente de pequeños.

5. Desarrolla la oposición cortical, que consiste en que el dedo pulgar pueda oponerse a los otros cuatro dedos. El niño siente el tacto de las manos con las que se mueve y ello proporciona el desarrollo de esta función, que es la que permite servirse de ellas y coger objetos.

6.El niño aprende a medir el mundo que le rodea y se adapta al medio. La distancia que hay entre los ojos y la palma de la mano al gatear es una medida corporal fundamental con la que el niño mide el mundo circundante y se adapta mejor al medio porque lo mide constantemente y va retomando información espacial de forma ordenada.

7. Ayuda a establecer la futura lateralización. Durante el gateo se produce la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, de modo que pueden empezar a desarrollarse funciones más complejas; así, cuando el niño va creciendo, se va produciendo la lateralización: un hemisferio "manda" sobre el otro. Un niño pequeño que va a coger una pelota echa las dos manos a la vez porque la orden llega simultáneamente a los dos hemisferios. Un niño con un nivel de organización superior coge la pelota que le mandan rodando con una mano o con otra dependiendo de cuál sea la mano dominante (diestro o zurdo).

8. Ayuda a poder escribir en el futuro. Con el gateo se va desarrollando la coordinación entre el ojo y la mano. De esta manera, se favorecerán en un futuro funciones como leer y escribir, ya que además el pequeño guardará la distancia necesaria.

Teresa Pereda

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