El vínculo afectivo es un trabajo a largo plazo que debe construirse desde que el niño llega a este mundo.
El vínculo afectivo es un trabajo a largo plazo que debe construirse desde que el niño llega a este mundo. - ISTOCK

Nada más tener la noticia del embarazo los padres empiezan a desarrollar una conexión invisible con sus hijos. Sentimientos por estos pequeños que, a medida que pasan las semanas, se va incrementando hasta que nacen y este vínculo se hace real a través de las distintas interacciones que se realizan con los bebés, quienes también están preparados para relacionarse y establecer nexos emocionales con aquellos que les cuidan.

Y es que tal y como indican desde la Consejería de Salud y Familia de la unta de Andalucía en el transcurso de los primeros meses de vida del bebé se empieza a desarrollar una relación de cariño especial, muy intensa e incondicional. A estas sensaciones se las conoce como vínculo de apego, y no todas las relaciones entre padres e hijos son iguales, estas dependen de cómo sea el día a día de las familias. ¿Cómo asegurar conexiones adecuadas? Estos son algunos consejos.

Un trabajo diario

Si bien el vínculo de apego se crea desde los primeros meses de vida del bebé, este no se desarrolla de forma automática. Se trata de un proceso que se establece poco a poco gracias a las relaciones afectivas cercanas y estables que mantienen los padres con sus hijos. A medida que reciben este cariño, los niños van ganando confianza en las personas y se sienten seguros en el mundo que les rodea. De esta forma, estas interacciones son una base fundamental para la generación de su autoestima.

Queda claro el papel de los padres a la hora de establecer un vínculo de apego saludable con sus hijos, una gran oportunidad para construir una profunda relación de amor con su bebé, proporcionándoles seguridad y confianza. ¿Cómo hacerlo? Estando siempre disponibles a las necesidades de los pequeños, siendo sensibles a las mismas desde el primer momento y atendiéndolas con cariño, asegurando un buen desarrollo emocional.

En definitiva, para promover el vínculo de apego es fundamental que los padres demuestren cuánto quieren a sus hijos, al tiempo que demuestran disponibilidad y cariño incondicional. También es necesario que muestren una sensibilidad a las necesidades del bebé, atendiéndolas adecuadamente hasta crear una relación profunda con los más pequeños. No hay que tener prisa ya que este es un trabajo, como se ha dicho, a largo plazo.

Un apego seguro

Ya no es ninguna sorpresa que dos de los ingredientes básicos para crear un vínculo de apego seguro con los bebés son, por una parte, un cariño incondicional y, por el otro, sensibilidad y eficacia para responder a sus necesidades. Para que los más pequeños se sientan unidos a los padres y establezcan un lazo afectivo seguro necesitan sentir que sus progenitores siempre están disponibles y que los quieren.

Por ello es necesario expresar con frecuencia al bebé que se le quiere y hacer que disfrute estando con los padres. Nunca hay que dar por sentado que los niños saben todo el cariño que se les tiene y no necesitan manifestar estas demostraciones. Besos, caricias o abrazos, así como palabras de afecto tienen que formar parte de la dinámica habitual del hogar, en especial cuando los más pequeños se sientan incómodos e inquietos.

A medida que crezcan los más pequeños, y desarrollen su personalidad, el amor y el cariño incondicional tiene que traducirse en aceptarlos tal y como es. Por otro lado, los padres deben estar siempre disponibles para los más pequeños, no solo cuando están alegres, sino cuando se sientan agotados y faltos de energía.

Por otra parte, es muy importante que no se use el cariño como moneda de cambio y no se les amenace con dejar de quererlos si se porta mal. No hay que darles a entender que se les profesa sentimientos en función del comportamiento que tenga, porque entonces no aprenderá que se les ama incondicionalmente, sino según demuestre una conducta u otra, viendo el amor como una moneda de cambio.

Damián Montero

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