Actualizado 06/10/2021 08:41

Ana Cemborain y Cristina Blanco: "Las obras de estas escritoras son un reflejo de todo aquello que experimentaron"

Entrevista a Ana Cemborain y Cristina Blanco
Entrevista a Ana Cemborain y Cristina Blanco - HACER FAMILIA

La prestigiosa escritora Jane Austen y el efecto impactante de sus novelas a lo largo del tiempo ha servido de inspiración a las autoras Ana Cemborain y Cristina Blanco para escribir Más allá de Austen. Diez mujeres que cambiaron la literatura.

En sus páginas descubrimos un delicioso recorrido por las vidas de un grupo de diez mujeres, todas ellas escritoras y de la misma época que Austen, que marcaron un nuevo estilo en sus novelas, desafiando las normas escritas de una literatura exclusivamente masculina.

A través de las semblanzas de estas diez vidas llenas de infortunios y desamores descubrimos también las simbólicas ilustraciones de Verónica Sánchez (@ambarai.crea) que recrean de forma gráfica algunas de las emociones de marcaron sus vidas como el tormento de Mary Shelley, la sinceridad de Alcott o el desamparo de las hermanas Brontë y que junto al lenguaje brillante y lleno de colorido de las autoras, transportan al lector al mundo mágico de su literatura, que hoy es un legado memorable.

Más allá de la literatura, una vía de escape

Más allá de Austen

Siguiendo los pasos de Jane Austen habéis encontrado a otras nueve mujeres que cambiaron la literatura, ¿cuáles son esos cambios que revolucionaron el mundo de la escritura femenina para siempre?
Dependió un poco de la autora y de la literatura de cada una. Por ejemplo, Elizabeth Gaskell era una escritora muy social, mientras que George Elliot lo que quería era hacerse un nombre en la literatura de época alejada de los prejuicios que se asociaban a las obras femeninas. Todas ellas demostraron que sus obras eran dignas de ser recordadas, a pesar de que en su momento les resultó complejo que fuesen aceptadas como buena literatura tanto por la crítica como por los lectores.

¿Qué tienen en común todas estas autoras que han merecido un reconocimiento especial como grandes maestras de la literatura?
Todas ellas impregnaron sus obras con una gran autenticidad. Escribían de aquello que conocían, de lo que habían vivido en primera persona, por lo que al lector le resultaba muy cercano y fácil conectar con la historia que narraban. Por ejemplo, en el caso de Mujercitas, se habla de los sucesos cotidianos de una familia estadounidense en el contexto de la guerra civil norteamericana. Alcott no exponía en el libro nada extraordinario, lo que le concedía una realidad con la que el lector se podía sentir fácilmente identificado: amistad, relación con los padres y los hermanos, paso a la madurez...

Cada autora tiene un protagonismo especial, pero no hablamos de biografías, ¿cómo definiríais el espacio literario que habéis dedicado a cada una de ellas?
Nuestra idea era plasmar cómo sus obras son un reflejo de todo aquello que experimentaron. La mayoría aporta en sus escritos una parte de su aprendizaje, sus valores y sus vivencias, de tal forma que la mejor manera de conocerlas en profundidad es a través de sus propios libros. En el caso de Mary Shelley, por ejemplo, su existencia estuvo condicionada por la pérdida de seres queridos desde que nació. El fallecimiento de su madre, su hermana, su marido y dos de sus hijos influyeron en que su literatura tuviese tintes más oscuros relacionados con la recuperación de la vida, como ocurre en Frankenstein.

Un viaje a Haworth os sirvió de inspiración. ¿Cómo se fraguó la idea de debutar en la literatura con un libro propio sobre esta temática en tierras inglesas?
Se puede llegar a comprender que nos planteásemos escribir un libro sobre autoras de época con el simple hecho de que viajamos al pueblo más recóndito de Inglaterra porque allí habían vivido las hermanas Brontë. Cuando surgió la oportunidad del proyecto, vimos que había un vacío editorial que homenajease a este compendio de escritoras y que presentase al público de aquí algunas que son más desconocidas, pero igual de destacadas.

En la narración se aprecia el gran trabajo de documentación que hay detrás, ¿cómo habéis conseguido que brillen los datos a través del recorrido emocional por la serpenteante línea de sus vidas?
Desde que surgió el proyecto, teníamos claro que no queríamos que estas pequeñas semblanzas tuviesen una connotación muy académica basada en datos a los que la gente puede acceder fácilmente.

Lo hemos narrado, al fin y al cabo, de la forma en la que a nosotras nos gustaría que nos lo presentasen, muy personal y muy literaria.

De hecho, durante nuestro viaje a Haworth lo que menos nos interesó fue el museo dedicado a sus vidas. Nos llamaba más la atención perdernos por los alrededores que a las tres les sirvieron de inspiración para sus libros.

Las ilustraciones de Verónica Sánchez merecen una mención especial, ¿cómo consiguió con sus pinceladas esa inmersión en el alma de cada autora para reflejar con sus dibujos sus infortunios y sus vidas desgarradas?
Tuvimos mucha suerte con Verónica porque es tan fan de este tipo de literatura como nosotras. Cuando le presentamos el proyecto, nos mandó, sin recibir ningún tipo de guía o ayuda por nuestra parte, una ilustración de Jane Austen que consideramos que reflejaba totalmente su universo. De hecho, ese primer boceto que nos mandó acabó quedándose como ilustración definitiva en el libro. A partir de entonces, empezamos a trabajar las tres en sintonía. Elaborábamos un moodboard de cada autora con imágenes que nosotras relacionábamos con el concepto que teníamos de cada una. Cuando abordamos el capítulo de Frances Hodgson Burnett, por ejemplo, teníamos claro que queríamos destacar sus dos obras principales: La princesita y El jardín secreto, ambas con una niña inglesa como protagonista y toques exóticos de la India que Vero llevó a otro nivel a través de la vegetación, los rasgos personales y los símbolos que aparecen en la ilustración y el resumen final.

Tras esta recopilación de curiosidades históricas sobre diez vidas cargadas de infortunios, obstáculos y desamores, ¿con qué momentos os quedaríais, cuáles son los que os han llegado más al corazón?
Nos sorprendió, en primer lugar, tras la lectura de Cumbres Borrascosas y la visita a Haworth, que Emily Brontë supiese describir a la perfección la esencia tan característica de los páramos ingleses que pueblan toda la novela. Flora Thompson fue otro descubrimiento. En vida, su obra no llegó a destacar demasiado ya que fue publicada no como novela, sino como biografía. Se quedó como una desconocida y, tras ahondar en su obra, resulta una autora realmente brillante con un alto nivel de detalle y observación de la cultura inglesa, sus paisajes, sus costumbres y el estilo de vida de la época.

¿Cómo han conseguido conectar con vosotras estas autoras y cómo creéis que pueden conectar con la juventud actual?
Pensábamos que ya teníamos una conexión especial con todas, porque, al fin y al cabo, hemos leído gran parte de sus libros y nos encantan. Pero, sin embargo, hemos descubierto que fue en el proceso de ilustración con Vero en el que todas volcamos algo nuestro personal y que tomaban forma con nuestra propia mirada, acercándonos aún más a ellas. Además, consideramos que el público más joven puede llegar a conocerlas gracias a este primer acercamiento. Este mundo de época, en realidad, no les es ajeno. Lo vemos en el éxito de series como Anne with an E o todas las adaptaciones que se continúan haciendo año tras año de estas novelas. Solo hacía falta que alguien les pusiera sobre la mesa la existencia de todas ellas.

¿La sensibilidad romántica es un obstáculo para las nuevas generaciones o una ventaja?

La sensibilidad romántica se sigue buscando en la literatura, aunque quizás ahora se plantea de otra manera. Sobre todo, en las novelas juveniles, donde el romance es mucho más instantáneo, como si fuese a primera vista.

De hecho, muchas de estas obras tienen como fuente de inspiración las de época. Hay millones de retellings de novelas como Orgullo y prejuicio, Ana de las tejas verdes, Cumbres Borrascosas o Jane Eyre. Únicamente cambia el contexto y la profundidad con la que ahondan en sus sentimientos, ya que quieren acercarse más al público joven con una lectura más ligera.

Desde entonces hasta ahora han pasado varios siglos, ¿cómo está el panorama editorial actual respecto al de entonces? ¿Qué necesita el mundo literario actual para que las mujeres escritoras ocupen el lugar que les corresponde?
Evidentemente, la situación ha mejorado mucho desde entonces, pero, si lo ha hecho, ha sido gracias a los pequeños pasos que fueron dando con el tiempo. Llegó un momento, por ejemplo, en el que las hermanas Brontë se negaron a seguir publicando sus obras con pseudónimo masculino y reivindicaron su propio nombre. Frances Hodgson Burnett se enzarzó en los tribunales con aquellos que querían quitarle los derechos de autor de sus obras y, gracias a estos logros, actualmente gozamos de muchísimas escritoras, tanto nacionales como internacionales, que tienen el reconocimiento que merecen.

Marisol Nuevo Espín

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