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Cómo cuidar las uñas

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El sentido instrumental de las uñas ha dado paso a un uso estético en el marco de unas manos bonitas que, en ocasiones, pasa por alto los aspectos relacionados con la salud. La fuerza o el aspecto de las uñas pueden además indicar la existencia de un trastorno subyacente.

Las uñas están compuestas por capas laminadas de una proteína llamada queratina y crecen desde el área de la base de la uña bajo la cutícula. A medida que se forman células nuevas, las células antiguas se vuelven duras y compactas y son finalmente empujadas en dirección al exterior hacia las puntas de los dedos.

Las uñas sanas son suaves, sin marcas ni muescas. Son uniformes en color y consistencia y están libres de puntos o decoloraciones. Algunas veces desarrollan crestas verticales inocuas que van de la cutícula hacia la punta de la uña. Estas crestas verticales tienden a volverse más prominentes con la edad.

Cambios en el aspecto de las uñas

Las uñas pueden también desarrollar líneas o puntos blancos debido a lesiones, pero suelen desaparecer con el crecimiento de la uña. Pero no todos los aspectos de las uñas son normales, por lo que hay que consultar al dermatólogo cuando observes los siguientes síntomas:

–  Cambios en el color de la uña, como decoloración completa o una mancha oscura bajo ellas.

–  Cambios en la forma (como uñas curvadas).

–  Adelgazamiento o engrosamiento.

–  Separación de la uña de los alrededores de la piel.

–  Sangrado alrededor de las uñas.

–  Rojez, inflamación o dolor alrededor de las uñas.

Cómo mantener unas uñas sanas

Para mantener las uñas en su mejor estado, los especialistas en manicura señalan una serie de aspectos a tener en cuenta en su cuidado:

1. Mantener las uñas limpias y secas: esto evita que bacterias, hongos y otros organismos crezcan bajo ellas. Es preferible utilizar guantes de goma con interior de algodón cuando se lavan platos, al limpiar o utilizar productos químicos agresivos y es mejor evitar un remojo excesivo en el baño.

2. Cortar y limar con regularidad: se deben utilizar tijeras afiladas de manicura o cortauñas. Corta las uñas rectas a lo ancho, después redondea las puntas en una curva suave. Resulta más sencillo cortar y limar las uñas cuando están más blandas, como tras un baño.

3. Usar crema hidratante: cuando utilices loción para las manos, frota la loción en uñas y cutículas también.

4. Utilizarlas con cuidado: hay que evitar ser bruscos cuando se empleen ya sea para recoger, separar o desprender elementos.

5. Evitar morder las uñas o eliminar las cutículas: puede dañarse la base de la uña. Incluso un pequeño corte a lo largo puede permitir a las bacterias u hongos entrar y producir una infección.

6. No tirar de los padrastros: porque puedes llevar a ‘tirar’ también de tejido sano. Hay que acostumbrarse a cortarlos con cuidado.

7. Acudir al médico o especialista: si existe algún trastorno en una uña que parece que no se va por sí solo o que está asociado con otros signos y síntomas, es necesario consultar con el médico o el dermatólogo para que lo evalúe.

8. Atención a las pedicuras y manicuras: hay que acudir a establecimientos acreditados con técnicos especialistas. Hay que conservar las cutículas porque previenen las infecciones y es importante informarse sobre las técnicas de esterilización del material y de los baños de pies.

9. En caso de fragilidad o debilidad: para fortalecerlas y reducir el riesgo de que se resquebrajen se deben mantener cortas, utilizar crema, aplicar una fina capa de esmalte claro para mantener su humedad natural y usar quitaesmalte sólo una vez por semana y sin acetona.

10. Uso de suplementos: cambiar la dieta o tomar multivitamínicos a diario no suele solucionar el problema de la fragilidad de las uñas, sin embargo, existen investigaciones que sugieren que un suplemento nutricional de biotina podría ser de ayuda.

Marisol Nuevo Espín

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