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4 claves para despertar el asombro y aprender a maravillarse en familia

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En un mundo de inmediatez y prisas, cultivar el asombro en familia se vuelve más necesario que nunca. No hay que hacer grandes esfuerzos, solo despertar ese sentido innato, anestesiado, quizá, por el constante bombardeo de estímulos que compiten a diario por nuestra atención.

Los padres pueden aprender de los más pequeños, dejarse empapar por esa emoción genuina que caracteriza a los niños cuando descubren algo nuevo. De nosotros depende que el asombro no se reduzca a una mera emoción pasajera, sino que se transforme en una actitud, una forma de mirar el mundo con ojos atentos.

En El sentido del asombro la bióloga marina Rachel Carson recuerda que esta capacidad está muy presente en la infancia, pero tiende a disminuir conforme crecemos. “Para mantener vivo en un niño su innato sentido del asombro (…), se necesita la compañía de al menos un adulto con quien poder compartirlo, redescubriendo con él la alegría, la expectación y el misterio del mundo en que vivimos.”

No hace falta ser expertos, solo las ganas de aprender y disfrutar junto a ellos de un atardecer, una caminata por el campo o una noche estrellada. A veces, una simple hoja o una concha de mar pueden ofrecer una experiencia mucho más rica y estimulante que cualquier juguete.

Estas son algunas claves para recuperar el asombro en casa:

1 Entrenar una mirada atenta y curiosa.

Escuchar el canto de los pájaros, observar el color de las hojas… El asombro es contagioso, y un paseo puede convertirse en una aventura para los más pequeños.

2 Aprender a tolerar el silencio.

Los momentos sin ruido, sin pantallas ni música dejan espacio a la creatividad y al pensamiento propio. Aprender a aburrirse también pude ser una puerta al asombro.

3 Compartir lo que nos ha sorprendido cada día.

Recordar algo que hemos descubierto o que nos ha llenado de admiración es el primer paso para una conversación que promueva la gratitud y el vínculo.

4 Agradecer lo pequeño.

Agradecer es enseñar a vivir con los ojos abiertos. Cuando damos valor a lo cotidiano, los niños reconocen la belleza en lo que tienen, en lugar de envidiar lo de los demás.

Lecturas recomendadas

Froh, Jeffrey y Bono, Giacomo (2016). Educar en la gratitud.

Sarráis, Fernando (2019). Familia en armonía.

Solano Altaba, María (2025). Pantallas, qué remedio. Como sobrevivir, con pensamiento crítico, al entorno digital.

Natalia Langdon del Real

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