Vienen días de mucha alegría, mucha felicidad, mucha familia, mucha celebración… y también mucho agobio, mucho estrés, muchas situaciones algo incómodas. Por eso es tan importante que nuestros hijos sepan ser educados y especialmente amables estos días.
Hay demasiada gente en casa y quizá les puede la timidez.
Los horarios son caóticos y pueden sentirse cansados y desorientados.
La comida de fiesta no siempre es su plato favorito.
Echan de menos sus costumbres y su orden.
Por eso es más importante aún que sepan valorar todo lo positivo y que no le den importancia a esos pequeños inconvenientes tan habituales estos días.
Te damos unas claves que nos ayudan a vivirlo en familia.
1 Si somos amables, las tensiones se dulcifican.
Son días de mucho jaleo, mucha gente en las casas, mucha comida por preparar, muchos nervios. La amabilidad hace que todo sea más llevadero.
2 Hay que saber vencer la timidez por cariño a todos.
A los niños y adolescentes les cuesta a veces manejar las celebraciones navideñas con tanta gente a la que no ven mucho. Háblales de la importancia de hacer familia.
3 Prestamos más atención a lo que necesita cada uno.
Nuestros hijos pueden ser los que hagan que cada celebración sea especial con detalles pequeños como que sean ellos los encargados de que cada persona tenga agua.
4 Nos ahorramos las quejas y ponemos buena cara.
A lo mejor no todo es como esperábamos, pero justo nuestra entrega de estos días es fijarnos en lo mucho positivo y no quejarnos por lo que no nos gusta tanto.
5 Que se note que somos un hogar alegre: somos familia.
Esas sonrisas, ese sentarse a escuchar a cada uno, ese atender lo que necesitan, ese ver al otro con más cariño es el mejor recuerdo de la Navidad que les dejamos.
María Solano Altaba
Directora de Hacer Familia
Profesora de la Universidad CEU San Pablo