Actualizado 23/10/2014 09:58

Mi hijo ha empezado a tartamudear

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Los niños empiezan a hablar a los dos o tres años de edad, y es habitual que las primeras palabras vengan acompañadas de tartamudeos. Esto es algo normal en los niños, una fase propia del desarrollo del lenguaje que al final acaban superando sin necesidad de un profesional. Estas trabas en el habla o la repetición de algunas sílabas suelen ocurrir cuando se encuentran en situaciones de bloqueo, por ejemplo cuando están enfadados.

Es más habitual la tartamudez en los niños que en las niñas, y más cuando son nerviosos o están cansados. El tartamudeo dificulta a los pequeños a hablar con fluidez, pero debemos entenderlo como una fase más en su desarrollo.

Tipos de tartamudez y síntomas en los niños

- La tartamudez puede ser clónica, que es la más conocida. Consiste en la repetición de forma involuntaria de sílabas o palabras.

- La tartamudez tónica es aquella por la que se producen espasmos que interrumpen la conversación, que bloquean la emisión de sonidos y  se asocian frecuentemente a movimientos de cabeza, pies o manos.

- La tartamudez mixta es la que combina los síntomas de ambas.

Por tanto, los signos por los que se pueden detectar la tartamudez son los siguientes:

1.  El niño repite sonidos, palabras o frases después de cumplir los cuatro años.

2.  Gesticula mucho al hablar (parpadeo, muecas).

3.  Sacude la cabeza cuando habla.

4.  Siente vergüenza al hablar e, incluso, intenta evitarlo.

5.  Le cuesta comunicarse y se siente frustrado por ello.

¿Qué hacer si tu niño tartamudea?

- No darle más importancia de la que tiene, es una fase pasajera.

- No sentirnos culpables, no es culpa nuestra.

- No corregirle. Aceptar la forma que tiene de hablar.

- No ponernos nerviosos. Ellos lo perciben y se podrán más nerviosos, agravando el problema.

- Dedicar un tiempo para hablar con nuestro niño, conversar normalmente con él, explicarle cosas: cuentos, nuestro día a día ... 

- Leer con él, la lectura nos ayuda a tener temas de conversación.

- Hablar lento, sin prisas. Si nosotros hablamos lento le ayudamos a mejorar su fluidez en el habla.

- Utilizar un lenguaje sencillo.

- No interrumpirle cuando habla ni acabar la frase por él.

- No permitas que ningún miembro de la familia se ría, porque le haga gracia, de la forma de hablar de tu hijo.

 Marina Berrio