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6 claves para que aprendan a pensar en los demás

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¿Qué queremos para nuestros hijos?

La respuesta de la sociedad es «que sean felices».
La nuestra va un paso más allá:
«que sean buenos, porque entonces, serán felices».

Hay una natural bondad en las personas, y a eso se le suman todos esos pequeños gestos de generosidad con el prójimo que convierten en nuestro hogar en sinónimo de armonía, de alegría y de amor. Con unos trucos pequeños, nuestros hijos interiorizarán ese comportamiento y aprenderán a ser generosos.

1. Son lo más importante, pero no el centro de atención.

Los queremos sobre todas las cosas y daríamos la vida por ellos. Y por eso no debemos prestarles más atención de la debida, para no volverlos egocéntricos.

2. Dad siempre las gracias. Pedid todo ‘por favor’.

Así sabrán cuánto valoramos el esfuerzo que hace cada persona y se darán cuenta de que esa actitud no cae en saco roto. Su generosidad hace que todo sea mejor.

3. Lo mejor es educar con el ejemplo y que se den cuenta.

A veces el ejemplo no es suficiente para educar y tenemos que recalcar cómo para nosotros los demás son importantes para que interioricen esa empatía.

4. Los pequeños hábitos hacen las grandes virtudes.

Con gestos reiterados de cuidado a los demás, nuestros hijos van interiorizando esa actitud tan de nuestra familia de pensar primero en el otro.

5. Les mostramos la alegría de darse a los demás.

Para que vean que el regalo está en ayudar y ser generosos, que nos hace sentir llenos y felices, y que no hay mejor recompensa que la alegría de los demás.

6. Practicad este ejercicio: ponerse en la piel del otro.

Así aprenderán a trabajar la empatía y no juzgarán a la ligera, descubrirán las razones del otro y buscarán la mejor manera de ayudarlo, y crecerán en generosidad.

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