La
noche es el momento de descansar, de recargar pilas de cara a una nueva jornada. Algo imprescindible para los más pequeños. Pero en ocasiones irse a la cama puede suponer un mal trago para los
niños por culpa de esos visitantes nocturnos tan poco deseables que reciben el nombre de
pesadillas. Esos sueños que traen a la mente del niño sus peores temores y los convierten en reales.