¿Qué tiene que ver con nosotros la fragmentación de la identidad? Mucho. No en un nivel patológico, pero sí existencial, es decir, en cómo entendemos el mundo, enfrentamos nuestros problemas y vivimos nuestras relaciones. Puede ser que, sin apenas darnos cuenta, vivamos una vida social fragmentada en ámbitos distintos en los que nos comportamos como personas diferentes.