El prójimo próximo es aquel al que más debemos ayudar porque al ayudarlo, estamos ayudando también al mismo Cristo. Y basta con pequeños detalles
La generosidad y la caridad deben ser parte de nuestra vida cotidiana. Con pequeños detalles que marcan la diferencia.
Los pequeños detalles nos ayudan a pensar en los demás y a ser más empáticos. Un compromiso imprescindible.
Tres claves que te ayudarán a tener pequeños detalles
1 Primero: pensar en los demás
Así le dedicamos un ratito a cada miembro de la familia para darnos cuenta de qué le gusta, qué le hace feliz, qué le preocupa, qué necesita.
2 Una pequeña sorpresa.
A lo mejor le abrimos la cama a un hermano que llega cansado o le dejamos su yogur favorito a otro o hacemos la cena sin que mamá se entere…
3 Una sorpresa anónima.
Porque aún es más bonito no apuntarnos el tanto de este gesto, que no “nos deban una”, que sea de verdad por amor y sin esperar nada a cambio.