Las nuevas huellas digitales
Las nuevas huellas digitales - ISTOCK

Están sumergidos en un mundo digital que maneja sus datos para vendérselos al mejor postor. Es el mismo entorno del que podrán extraer el máximo partido a toda la información que tienen a su alcance. Pero si no les damos las herramientas necesarias para navegar, corren el riesgo de naufragar. Y formarlos en Big Data es la última propuesta de EduCaixa para darles el buen criterio que necesitan.

Siempre recordará el día en el que se dio cuenta de cuánto sabía Google de su vida solo por lo que aparecía en su correo electrónico. O cuando aprendió a gestionar con más acierto sus redes sociales porque comprendió que lo que publicase en ellas iba confeccionando una huella digital difícil de borrar. O cuando supo localizar unos datos que necesitaba en una fuente de plena confianza.

Son pequeños retazos de la vida digital que pudo aprender, junto con más de 4.500 alumnos gracias al programa que la Fundación laCaixa, a través de EduCaixa, ofrece a los colegios: una especialización en Big Data adaptada a las etapas educativas de Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos, motivante, pensada para el trabajo por proyectos y capaz de dotar a los alumnos de los criterios necesarios para utilizar todos los datos que ofrece el mundo virtual, en el que se mueven, al tiempo que aprenden a manejar los que dan para controlar su propia identidad digital.

La rápida irrupción de la tecnología digital en nuestras vidas nos dejó casi sin capacidad de reacción. Nuestros jóvenes y adolescentes se han visto inmersos en una vorágine que no consiguen controlar. Y sus padres y profesores tampoco son capaces de enseñarles a manejarse en un mundo que los propios adultos no conocen suficientemente bien. Por eso, toda herramienta es necesaria en este ámbito.

Enfrentarse con soltura al mundo digital

Precisamente con ese fin nació Big Data, una innovadora propuesta de EduCaixa que ha resultado un éxito. El programa, que este año vive una nueva edición, era una necesidad. Los centros escolares son plenamente conscientes de la importancia de dotar a sus alumnos de la formación crítica suficiente para que se enfrenten con soltura al mundo digital. Pero muchas veces requieren de apoyo externo, con materiales preparados, formación específica, planteamiento de casos prácticos y una estructura organizada, para poder hablar a los alumnos.

Con un enfoque práctico y didáctico los jóvenes aprenden, acompañados por sus profesores, todas las implicaciones del Big Data, desde lo que les supone como usuarios de redes sociales o un correo electrónico hasta su potencial económico y los riesgos que puede entrañar una utilización perniciosa del entorno digital.

Chicos que prácticamente comenzaron el programa sin saber lo que era Big Data, acaban siendo capaces de distinguir lo bueno de lo malo, de tener criterio y aplicarlo.Y el éxito no solo radica en los contenidos aprendidos por los alumnos, en esos criterios firmes que desarrollan para enfrentarse al entorno. El mayor logro -explica Rosa Martínez Vide, del Departamento de Acción Educativa de laCaixa- radica en lo que son capaces de hacer. La clave está en dotarles de las herramientas que les permitan utilizar lo que tienen a su alcance con la ética como máxima.

Agua para Ciudad del Cabo

Cuando EduCaixa planteó el programa Big Data, que este año celebra su segunda edición, puso todo su empeño pedagógico en sacar lo mejor de los más de 4.500 alumnos que ya han participado. Junto con las explicaciones elaboradas para que entiendan los complejos conceptos que se manejan, se desarrollan actividades paralelas que les ayudan a interiorizarlos. y el nivel es impresionante porque cuando se reta a los jóvenes a dar el 100 por cien, ellos dan el 200.

Un ejemplo de cómo los alumnos dan lo mejor de sí mismos. En la anterior edición, se les planteó a algunos de los centros participantes un reto real: Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, estaba sufriendo graves problemas de desabastecimiento de agua hasta el punto de que los hogares dejaron de tener agua corriente buena parte del día. Se suministraron a los jóvenes volúmenes ingentes de datos tales como recursos hídricos, población, utilización de esos recursos, estructura económica local... La petición consistía en que resolvieran el problema. Y fue sorprendente el nivel de las respuestas, creativas y razonables, realistas y constructivas, alcanzadas todas ellas a partir del análisis de ese Big Data que tenían a su disposición y que supieron aplicar a una buena causa. Estos son los adultos del mañana e inspiran la máxima confianza.

Alicia Gadea

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