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Cinco pasos para hablar con un adolescente

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¿Has escuchado alguna vez eso de que las mujeres venimos de un planeta, y los hombres de otro? Pues lo mismo ocurre con los adolescentes: vienen de un tercer planeta desconocido para los padres. Por raro que parezca, esta metáfora sirve para explicar que si los padres tenemos problemas para hablar con nuestros hijos adolescentes es, simplemente, porque hablamos lenguajes diferentes. Aquí tienes cinco consejos para mejorar la comunicación.

Así lo asegura el coach orientador de jóvenes Todd Kestin en un interesante artículos publicado en el diario estadounidense Hufflington Post, en el que explica los principales errores de los padres a la hora de intentar comunicarnos con los hijos, y ofrece soluciones.

Problemas de comunicación entre padres e hijos

Los padres nos comunicamos con nuestros adolescentes como si «compartiéramos cerebro», es decir, según este experto, cuando los padres hablamos con nuestra probe hacemos peticiones lógicas, con argumentos y refutaciones. Sin embargo, utilizamos una ‘lógica’ de padres esperando que nuestros adolescentes la comprendan al instante, y no siempre es así.

«Ellos no comparten los cerebros, no comparten ni siquiera el mismo idioma», dice refiriéndose a los padres y los adolescentes. Los jóvenes parecen ser de una «raza diferente», y no es más que tienen una perspectiva que difiere de la nuestra. Y es aquí donde es tan importante la empatía de los padres: la incapacidad de los padres para apreciar las diferencias que tienen con sus hijos es lo que provoca muchos problemas de comunicación.

Para mejorar la situación y evitar estos problemas tan comunes en todos los hogares a lo largo y ancho del globo, este experto hace cinco recomendaciones muy interesantes y útiles de poner en práctica cuando hables con tu hijo adolescente. Aquí las tienes:

Consejos para hablar con un hijo adolescente

1.  Reconoce la realidad

Lo primero que debes hacer cuando quieres hablar con tu hijo es reconocer la realidad: el adolescente es diferente a sus padres. Una vez somos conscientes de esto, lo demás irá más fluido porque estaremos comenzando a tener empatía y a comprender que, igual que en ciertos aspectos hombres y mujeres son diferentes, lo mismo ocurre entre padres e hijos adolescentes.

2.  Escucha

Una vez tenemos esta nueva actitud, es el momento de escuchar a nuestro hijo, escucharle de verdad. «No estoy hablando de hacer contacto visual mientras mentalmente preparas tu siguiente frase», aclara este experto, que explica que es necesario «empaparse» de las palabras que dice nuestro hijo para ir «desbloqueando» nuestra mente.

Para un momento y piensa sobre esto, ¿alguna vez has escuchado realmente a tu hijo? Si lo has hecho, no podrás negar que es una sensación increíble, porque escuchar significa entender, y ser capaces de ponernos en su lugar para, de este modo, mejorar la comunicación actual y en el futuro.

3.  Adapta tu perspectiva

Ya has aceptado que tu hijo no es de tu mismo planeta y estás escuchando cuidadosamente lo que dice. Bien hecho. El siguiente paso es dejar que sus palabras calen en tu mente libre de prejuicios para que adaptes tu perspectiva. Muchas veces tendemos a responder con argumentos en contra a cada «movimiento» que hace nuestro hijo, pero eso no es lo mejor.

«Quiero que seas diferente y veas las cosas desde su perspectiva», continúa el orientador, que aconseja ponernos en su lugar y recordar cómo éramos nosotros cuando teníamos su edad. De este modo, estaremos más cerca de acercarnos al «lugar» en el que viven nuestros hijos adolescentes.

4.  Confirma lo que escuchas

Una buena comunicación requiere entendimiento pleno, por lo que, en lugar de dar por hecho que sabes lo que tu hijo está diciendo, mejor confirmarlo. Frases como: «entonces, quieres decir que…», por ejemplo, muestra a tu hijo que realmente le estás prestando atención y tienes interés en entenderlo.

Para este experto en relaciones entre padres e hijos, esta simple frase podría ayudar a suavizar situaciones muy tensas, aunque este no es su único beneficio. Cuando confirmas lo que estás escuchando de tu hijo, probablemente encuentres que en algunas cosas estabas equivocado, lo que dará a tu hijo la oportunidad de aclarar la confusión.

5.  Responde

Con todos estos pasos, habrás conseguido acercarte al idioma de tu hijo. Con esta habilidad, ya puedes responderle de una forma que realmente le «llegue» y haga que él lo entienda. Como aclara de nuevo Kestin, esto no significa dejar a nuestro hijo la total libertad para decir cualquier cosa que quiera, aún somos sus padres y nuestra labor es educarles. Sin embargo, esto significa que podremos acercarnos a hablar en el mismo idioma que nuestros hijos.

Ángela R. Bonachera

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