La brecha digital se hace notar entre profesores y alumnos durante el confinamiento.
La brecha digital se hace notar entre profesores y alumnos durante el confinamiento. - ISTOCK

El confinamiento ha interrumpido todo tipo de actividades, desde las laborales, hasta el comercio, pasando por la normalidad educativa. Los colegios han cerrado, pero el año académico sigue adelante. Para ello, las nuevas tecnologías se han convertido en un elemento indispensable para asegurar la docencia desde la distancia. En este punto, la brecha digital se ha convertido en uno de los principales inconvenientes.

La falta de ordenadores y poder compaginar el teletrabajo de los padres se ha convertido en el principal desafío digital para las clases a distancia durante el confinamiento. Eso por no hablar de la necesidad de adaptación de los profesores a estos nuevos formatos educativos. Muchos de los docentes han tenido que adaptar sus recursos personales, aun en los casos que se les hayan ofrecido opciones.

Absentismo y seguimiento de los alumnos

Muchos profesores se han encontrado con un escaso interés de su alumnado a la distancia. La situación de confinamiento y el estrés causado por el confinamiento se traduce en una falta de autoestima. Así lo asegura el estudio realizado por la Fundación Legálitas, que se ha acercado a los docentes de colegios públicos y concertados para conocer su opinión sobre este punto.

De todos ellos, se extrae una conclusión: la brecha digital es real y está lastrando, en muchos casos, las labores educativas a distancia. En la actualidad, el 97% de los hogares cuenta con acceso a internet, porcentaje que aunque parezca alto, se traduce en que 100.00 familias no pueden seguir estas clases a distancia debido a que carecen de acceso a la red.

A estos casos hay que añadir la mala conexión a internet, la falta de tecnología y la conciliación con el trabajo de los padres. Por su parte, los docentes indican que los centros educativos han puesto a su disposición herramientas para poder continuar sus clases de manera no presencial. Para ello se ha recurrido a un "batiburrillo" de plataformas y aplicaciones para poder impartir clases, algo que dificulta el dominio pleno de estas herramientas.

Otros profesores indican que la búsqueda de una comunicación fluida ha sido su prioridad desde el primer momento. De esta forma, la mayoría relata que han llevado a cabo diferentes acciones que no solo pasan por el envío de las tareas encargadas. Solo algunos docentes afirman no haber experimentado problema alguno para seguir las clases.

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Adaptación rápida

La rapidez de la emergencia sanitaria también se ha traducido en que la mayoría de docentes se ha tenido que adaptar a estas fórmulas en cuestión de pocos días. Los docentes han tenido que maniobrar con poco margen para organizar estas clases a distancia y, en algunos, sin el material necesario para impartir.

Los responsables de este estudio han podido comprobar que en la mayoría de los encuestados, el material tecnológico utilizado ha sido el mismo que los profesores dedican a su actividad personal. Situación debida, por un lado, a la falta de recursos o bien a la falta de planificación debido a las circunstancias. Eso sí, casi en la mitad de las circunstancias, el centro sí ha puesto a disposición de los profesionales las herramientas, si bien los docentes han optado por usar sus recursos por motivos de comodidad, logística o por serles así más práctico y evitar desplazamientos a las aulas durante el estado de alarma.

También hay que destacar que otro de los retos a los que se enfrentan los profesores durante las clases a distancia es el de realizar un seguimiento adecuado a los alumnos. Al no tenerlos cerca de manera presencial, puede "perderse la pista" a algunos estudiantes, especialmente si estos no son proactivos o no disponen de los medios para continuar las clases online.

No obstante, la gran mayoría de los profesores coincide en que, por suerte, ha podido realizar un seguimiento adecuado de todos o casi todos los estudiantes a los que han dado clase. Si bien puede resultar sorprendente que, en los casos en los que no se ha podido "seguir la pista" adecuadamente a un alumno, se coincide en que suele ser por causas no relacionadas con falta de medios digitales.

Damián Montero

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