Actualizado 11/09/2015 15:08

"Muchos padres no se plantean educar hasta Primaria. Y llegan tarde"

Cristina Gil Gil, autora de La profe responde
Foto: CRISTINA GIL GIL Ampliar foto

Se estrena en el mundo de la literatura divulgativa pero es una experta en educación. Le avalan veinte años como maestra y tres hijos. Ahora ha querido poner en prosa sus experiencias en La profe responde (Palabra), a sabiendas de que no hay recetas mágicas, pero sí muchos trucos que los padres podemos emplear ante las dudas que nos surgen en el día a día con nuestros hijos.

Menciona en su libro que podemos educar desde la cuna. ¿Realmente todo lo que nosotros vayamos haciendo en educación tendrá su reflejo en la edad adulta?

Creo que sí. Si empezamos desde la cuna, por ejemplo, con los hábitos de orden, de sueño, esos hábitos van repercutiendo en otros aspectos a medida que crecen. Si empiezas desde que nacen, es mucho más fácil. Algunos padres piensan que, como los ven muy pequeños, en la etapa de Infantil lo que tienen que hacer es jugar. Y hasta Primaria no se plantean empezar a educarlos. Pues ya llegan tarde.

¿Somos conscientes del daño que les estamos haciendo a los niños si los dejamos sin normas por una mal entendida libertad?

Hay muchos padres obsesionados con permitirles todo, que no sufran, que no lloren, que sean libres, que se expresen... Y quieren que sea así hasta que lleguen a la etapa Primaria, más seria, con deberes, donde ya les pondrán las pilas. Eso es un gran error porque el niño va forjando un temperamento, una manera de ser que luego cuesta más corregir cuando van creciendo.

Y sin embargo, cuando llegan a Primaria, parece que muchos padres entran en una especie de competición por tener el niño más listo. ¿Generan ellos esa competitividad y la trasladan a los niños?

A veces sí, y sobre todo en niños de Primaria. Los niños no se dan cuenta, son felices con su entorno, valoran al de al lado cuando ha hecho algo bien. Pero no son tan competitivos. Son los padres los que están más preocupados y generan esa competitividad con frases como "¿qué notas ha sacado el otro?" o "¿cuántos goles ha metido tu compañero en este partido?". Muchos quieren que su hijo sea el número uno, el que destaque en todo. Y si no, hacen lo posible por destacar, por subir a su niño.

A veces, nuestros hijos no son lo que nosotros esperábamos que fueran... ¿Cómo debemos afrontarlo?

Es verdad que muchas veces proyectamos en nuestros hijos lo que nos gustaría a nosotros haber sido o lo que nos gustaría que consiguieran. Hay que aceptar a los hijos como son. Tenemos que saber que son los mejores hijos que tenemos, porque son los nuestros, fruto de nuestro amor. Y animarles muchísimo. En lo que más les cuesta habrá que ayudarles más, no facilitarles el camino, sino apoyarlos. Por desgracia, hay padres que se derrumban al descubrir que sus hijos no llegan a donde ellos querían y en lugar de animarlos, los hunden más.

María Solano Altaba

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