¿Cuál es la realidad del día a día en las aulas de infantil? Si tienes niños pequeños o te apasiona el mundo de la infancia, te gustará conocer a Daniel López Ortega, profesor de Educación Infantil, que lleva 10 años dedicándose a innovar en la enseñanza para aportar a sus alumnos algo más que el aprendizaje de la lectoescritura: valores.
Con más de 120.000 seguidores en su cuenta de Instagram @dlo.lopez y conocido como @profedanny en TikTok, acaba de publicar su primer libro para adultos Hasta el error es divertido. La realidad de la Educación Infantil sin filtros ni purpurina (Plataforma Actual), donde comparte su experiencia como profesor de Infantil, una etapa crucial para los niños que tiene su importancia y debemos prestarle la atención que merece.
Dices que eres de esos profesores que llora cuando tienes que despedir a un grupo en junio. ¿Qué sientes más pena u orgullo?
Es una mezcla de emociones, es un orgullo enorme al ver todo lo trabajado y al poder presenciar en primera persona cómo han crecido desde que tenían 3 añitos y nos llegaron con ese miedo en los ojos de no conocernos. Lo bonito que es poder crear un lazo de confianza y cariño. Les miro y veo cómo han asimilado desde cómo hacemos las bromas hasta las palabras que utilizamos y nuestra manera de expresarnos. Se convierten en parte de nosotros y obviamente ocupan un lugar muy especial. Pero al final de curso lloras también de pena por despedirles (que se hacen grandes y ni te saludan aunque sea la puerta de al lado) pero también de cansancio, es mucha tralla un curso entero y cuando llegas al final también llegamos cansados.
¿Has seguido la trayectoria de algunos de tus alumnos según han ido creciendo y avanzando y has visto lo que has sembrado en ellos?
Siii, me encanta eso. Tengo alumnos que se han ido a otros institutos y vienen a visitarme a la salida del cole o me escriben por redes sociales. Me llena de una felicidad enorme ya no ver lo que se ha sembrado, sino que se acuerden de su profesor de infantil. Al final, el aprendizaje es un proceso, pero el cariño hacia las personas es la mejor enseñanza de vida. Me siento muy afortunado por poder tener la suerte de que se acuerden de mí y si me los cruzo vengan corriendo a darme un abrazo. Por mucho que crezcan siempre serán mis enanos de 3 años.
Con una buena trayectoria en la publicación de libros infantiles, ¿por qué escribir ahora un libro para padres?
Creo que era el siguiente paso. No he pretendido en ningún momento, convertir el libro en un manual sobre las buenas maneras de educar, que no. Cada uno tiene la suya y la mejor manera es conocer a quien tienes delante. Pero sí veía importante dar voz a esa otra parte de la Educación Infantil que no se conoce, la menos bonita por decirlo de alguna manera. La parte donde no jugamos y nos reímos. Al final hablar de realidades a las que nos tenemos que enfrentar los profesores en nuestro día a día.
Cuentas que tus profesores te enseñaron lo que NO se debe hacer, ¿qué errores son aquellos que no cometerías jamás?
Tuve momentos muy incómodos como alumno, donde me insultaban o me motivaban, según decían ellos, poniéndome 0 en los exámenes. Profesores que me decían a la cara que no iba a llegar a nada o en tutorías con mis padres dónde les decían que yo era un mueble en clase. Profesores nefastos que tengo muy presentes para que eso no me ocurra, que tengo claro que sería impensable en mí y mi manera, ya no de educar, sino de ser y cuidar.
¿Cómo defines tu implicación personal y profesional con tus alumnos y cuál es su importancia en la labor docente?
Para mí la educación es todo, es mi profesión y mi hobby. Me flipa cada aspecto, me encanta rebuscar y crear actividades y talleres. Del 1 al 10, estoy en el 10 sin ninguna duda. Me encanta tener la suerte de poder estar en continua conexión con mi yo infantil y poder vivir en primera persona sus mundos de fantasía y magia.
¿Cómo crees que influye la vocación en la calidad de la enseñanza y en el desarrollo profesional del propio profesor?
Yo no entré en educación por vocación, y eso es algo que digo en mi libro. Terminé en educación para evitar que se continuarán cometiendo los errores que se cometieron conmigo. Era más labor y conciencia social que otra cosa, yo soñaba con ser diseñador gráfico o biólogo marino. No creo que influya tanto la vocación como las ganas de hacerlo bien y marcar diferencia. Estés en el puesto que estés tienes que sentir la responsabilidad de hacer las cosas como es debido, y más si cabe si trabajas con personas, sean de la edad que sean.
¿Te consideras mejor profesor ahora que cuando empezaste?
Un rotundo sí. Siempre he convivido con mis ganas de hacer y crear, pero ahora mismo poseo muchas más herramientas que antes y estoy más seguro en algunas situaciones. También me conozco más y soy capaz de controlarme emocionalmente frente a diferentes situaciones. Algo también importante. Somos espejos para la infancia y debemos ser muy consciente de ese papel.
Tu libro emana optimismo, veo en cada párrafo que se pueden hacer las cosas mejor. ¿De dónde viene ese espíritu crítico o ese inconformismo en el ejercicio de tu profesión?
Pues siempre se dice que de los errores se aprende, pero nunca nos permiten equivocarnos. Creo que es hora de que alguien nos diga que no pasa nada, que está bien y que hasta puede ser divertido. Cada error es una nueva oportunidad y si la vivimos desde las ganas de volver a probar, mucho mejor.
¿Qué propones para abordar las diferencias de género o raciales en la educación infantil?
Lo primero es un buen profesional que tenga claro que no hay diferencia de nada. Vale más un ejemplo que el discurso que puedas darle a una clase. Menos clases teóricas y más ser práctico. Como digo a mis familias, vivimos en un mundo que nos divide y lo que debemos trabajar con la infancia es crear un espíritu crítico para que, llegado el momento, puedan valorar y pelear por lo que les gusta.
¿Por qué crees que nos estamos equivocando de estrategia al enseñar a los niños a compartir? ¿Qué soluciones propones?
Propongo darles voz, permitir que se expresen y tomen parte de las decisiones adultas (no en todo momento) pero en muchas sí que les podemos hacer partícipes. Respetar sus cosas, sus emociones y hacerles saber que son escuchados es una enseñanza valiosa. No creo que nos estemos equivocando, todo está cambiando mucho y hay aspectos muy positivos.
¿Cuál es tu opinión sobre el uso de recompensas en el aula? ¿Cómo pueden influir en la motivación y el aprendizaje de los estudiantes?
No hay herramientas perfectas ni un manual a seguir. Cada grupo o cada individuo es único. A mí las recompensas me chiflan y es algo que uso, pero antes de nada, me molesto en conocer al grupo y sus necesidades. Toda herramienta educativa es válida según a quién vaya dirigida.
Marisol Nuevo Espín
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