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5 trucos fáciles para educar en alegría

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La alegría no se impone. Se propone. Se contagia. Se aprende. Se interioriza.
La alegría implica el modo en el que nos tomamos lo que nos pasa. Lo bueno, que es la mayoría, y lo menos bueno. La alegría se construye entre todos. Y esos hogares alegres se convierten en la seña de identidad de nuestras vidas.

Tan sencillo. Tan importante.

1. Nos fijamos más en las muchas cosas buenas.

Porque las malas son pocas y además hay que darles una importancia relativa. Si se pueden corregir, se corrigen y listo. Pero dejamos que todo lo bueno brille más.

2. Los problemas los afrontamos entre todos.

No significa que los solucionemos por ellos. Si pueden resolverlos, eso les hará crecer. Pero tienen que saber que siempre estaremos aquí para apoyarlos.

3. Casi todo tiene solución y, si no la tiene, seguimos.

Una de las claves de la alegría es no quedarse atrapados en los problemas. Si tienen solución, se afrontan y se resuelven. Si no la tienen, se aceptan.

4. El sentido del humor es un gran aliado en la educación.

Le quita hierro a los problemas y le da alegría a los hogares. No se trata de pasarse de bromista ni de ser insensible, sino de poner al mal tiempo buena cara.

5. Compartimos sinceramente todo lo bueno que nos pasa.

En las casas alegres, aprendemos a disfrutar de la alegría de los demás y a contagiar con nuestra alegría al resto. Así se construyen nuestros hogares luminosos.

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