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Cómo educar a los hijos para evitar el derroche cotidiano

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Educar en el uso del dinero y en la sobriedad no sería posible si en el hogar no se intenta crear también ese ambiente. Por ejemplo, la nevera sólo se abre en el momento indicado y los niños no pueden acudir a ella para coger lo que quieran. También hay que ayudarles de vez en cuando a revisar sus pertenencias para ver si hay juguetes u objetos que no necesita ni utiliza: pueden servir para otro hermano, o para personas necesitadas. Del mismo modo, todos en casa comen lo mismo y hay que acostumbrarles a agradecer las cosas que reciben.

Plantear la educación de nuestros hijos en el uso del dinero es muy difícil sin hablar de la educación en general. No es posible educar a un niño como quien construye un puzzle: por aquí le educo en la sexualidad, por allí en el estudio, desde el otro lado en la tolerancia… Cada faceta tira de la otra, y la dejación en una influye en las demás.

Las comparaciones entre amigos

Al tratar con sus compañeros de clase o amigos, será casi irremediable que nuestro hijo compare su disponibilidad de dinero. Y prestará una especial atención, como es natural, a los que manejan cantidades mayores. Ahora se encuentra en un buen momento para explicar bien la situación de la familia, los criterios con los que se maneja aquella casa, y el estilo peculiar que se desea vivir en aquel hogar.

Es una ocasión espléndida que senos brinda para dar razones de nuestra forma de hacer, con un sentido eminentemente positivo y optimista.

Test de sobriedad

Este es un test para chicos de 12 años del que es autor un profesor con muchos años de experiencia:

– ¿Gasto el dinero que llevo encima en menos de tres horas?
– ¿Asalto la nevera cuando llego a casa por la tarde?
– ¿Como con un refresco bien frío y -por supuesto- nunca con agua natural?
– ¿He establecido una lista de comidas «tabúes» que no pruebo nunca?
– Si mi madre pone una de esas comidas, ¿monto la bronca?
– ¿Sólo admito el agua bien caliente para mi aseo?
– ¿Digo más de siete veces al día «no me apetece», «no tengo ganas», «¿es obligatorio?»
– ¿Exijo ropa de marca (camisas, calzado de deporte, etc.)?
– ¿Compro al menos un chicle cada día?
– ¿Protesto enérgicamente si la sopa está demasiado fría o demasiado caliente?
– ¿Es frecuente que al llegar a casa pase un rato largo chateando con mis amigos por teléfono para saber qué hay que estudiar?

Si al aplicarlo a alguno de nuestros hijos nos damos cuenta de que le queda mucho que aprender, al menos ya hemos averiguado algo. El ambiente de elegante sobriedad ni se improvisa ni se logra en un día. Ese chico de doce años que afirma que tiene comidas «tabúes» es el mismo que cuando tenía cuatro se le preguntaba si quería comer arroz o macarrones

6 consejos para evitar el derroche en el día a día

– La educación en el uso del dinero tiene mucha relación con la voluntad. Si los hijos de pequeños se esfuerzan en adquirir hábitos de autocontrol, de generosidad, de comer de todo, etc. luego les será más fácil usar el dinero de forma adecuada.

– Interesa enseñar a chicos y chicas a no gastar el dinero de inmediato, el mismo día en que se lo den. Por eso, quizá resulte más conveniente no darle el dinero el domingo (con la tentación demasiado próxima), sino otro día de la semana para ayudarle a administrarlo.

– No deben premiarse o castigarse con dinero las conductas de los hijos, porque se corre el peligro de que el dinero se convierta en móvil de las actuaciones, con la materialización consiguiente.

– Que los hijos vayan habitualmente cortos de dinero es una experiencia muy positiva en muchas familias. Han de tener el suficiente para poder administrarlo, pero no tanto como para poder permitirse caprichos. Esto les ayuda, además, a usar su ingenio para conseguir lo que quieren.

– La virtud del ahorro puede inculcarse ya a estas edades. Para que adquieran el hábito puede ser conveniente ahorrar durante mucho tiempo para conseguir algo; o, acostumbrarles a ir ahorrando y guardando una cantidad para utilizarla cuando resulte necesario.· Su dinero también han de usarlo para ayudar a los necesitados con limosnas en la parroquia, apadrinamiento, etc.

– Ilusiones a medias. Puede ser interesante que algunas cosas en las que están empeñados, por ejemplo una prenda de ropa de marca, la paguen en parte con su dinero. Aportando la diferencia que existiría entre unos normales, por ejemplo.

Para acostumbrar a los hijos a no despilfarrar se puede establecer con ellos una lista con las cosas en las que pueden o no pueden gastarse el dinero, teniendo en cuenta que hay que revisarla gradualmente, según crecen los chicos. Por ejemplo, chucherías, sólo el domingo; máquinas de marcianitos, nunca; chicles, sólo uno al día; ropa de marca, solo algunas prendas escogidas, etc.

Marisol Nuevo Espín

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