Actualizado 12/04/2024 10:43

Julia Moreno: "El mayor acto de amor que hizo Ignacio fue en el momento de su muerte"

Entrevista a Julia Moreno, coautora del libro Ignacio Echeverría, El héroe del monopatínEntrevista a Julia Moreno, coautora del libro Ignacio Echeverría, El héroe del monopatín - HACER FAMILIA

Julia Moreno nos presenta la conmovedora historia de un héroe moderno en su libro Ignacio Echeverría. El héroe del monopatín, que ha escrito junto a Javier Segura. En esta entrevista, Julia Moreno comparte detalles sobre la inspiración que hay detrás de esta obra, así como reflexiones sobre el extraordinario acto de altruismo de Ignacio Echeverría que cambió el curso de tantas vidas aquel día en el Puente de Londres.

Esta es la historia de un hombre cuya sencillez y valor le han convertido en un símbolo de esperanza para la humanidad demostrando que cualquier persona, en cualquier momento, puede convertirse en un héroe. Su historia desafía la noción convencional de heroísmo al relatar la vida singular de un hombre común.

En junio de 2017, Ignacio Echeverría, un español que residía en Londres, se vio envuelto en el caos de un atentado terrorista en el Puente de Londres. Sin superpoderes ni armas, solo con su monopatín como defensa, Ignacio se enfrentó valientemente al peligro para ayudar a los demás. Su acto de heroísmo le costó la vida, pero su historia perdura como un testimonio inspirador de que el valor y el altruismo pueden superar incluso las circunstancias más adversas.

La historia de un héroe moderno

¿Qué te inspiró para escribir la biografía de Ignacio Echeverría y cómo se fraguó este proyecto?
Todo nació cuando Javier Segura, coautor del libro, puso en marcha Skate Hero, un musical sobre las últimas veinticuatro horas de la vida de Ignacio. Hasta entonces, lo que se conocía sobre él era, evidentemente, su muerte, pero para poder conocer bien quién fue, era necesario ahondar en su vida y así, quizá, poder descubrir el porqué del acto que le llevó a la muerte. Al tiempo que comenzó a representarse el musical, hablé con Javier y le conté que acababa de empezar un máster de edición literaria. Ya rondaba en su cabeza la idea de hacer la primera biografía para que la gente pudiera conocerle mejor, y fue entonces cuando me propuso escribirla.

Al estar tan en contacto con su familia, que se mostró tan entera en el momento de su fallecimiento, ¿cómo crees que han vivido su pérdida durante estos 7 años y cómo se han tomado esta bonita iniciativa?
Pienso que, aunque esté habiendo iniciativas bonitas que quieren dar a conocer la vida de Ignacio -y su familia agradezca tanto cariño y apoyo-, también tiene que ser muy duro para ellos estar constantemente recordando su muerte y teniendo que hablar sobre ello. No debe de ser nada fácil. Quizá de cara a los medios se pueda ver mucha entereza, y es verdad que pasado el tiempo, más, pero es evidente que también hay una cara B y unos corazones que sienten la tristeza digna de la pérdida de un hijo, un hermano, un tío, un sobrino... con 39 años y en una situación trágica. Aun así, su padre no se cansa de repetir que la familia está muy agradecida por todo lo que se está haciendo y le enorgullece que la vida y la muerte de Ignacio pueda servir como ejemplo para otras personas, especialmente para los jóvenes.

A parte de su familia, ¿qué otras personas te han ayudado a conocer a fondo a Ignacio, cómo era, sus aficiones, su fe...?
Una de las fuentes más importantes gracias a la que he conocido mucho de Ignacio ha sido a través de las cartas que escribieron personas cercanas a él en el momento posterior a su muerte: familia, amigos, compañeros de trabajo... Ahí cuentan anécdotas que recordaban y describían cómo era Ignacio. Otra vía ha sido a través de entrevistas a más personas queridas para él que no habían dejado por escrito nada en aquel entonces. La gente ha sido muy generosa y ha querido colaborar todo lo que ha podido para que la biografía pudiera ser lo más completa posible. Al final, en 39 años una persona ha vivido muchas experiencias y muchas personas han pasado por su vida.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido e impresionado a ti de la vida de Ignacio como persona y biógrafa?
Su firmeza en las convicciones que tenía. Me ha llamado mucho la atención que Dios fuera un pilar tan importante en su vida, y como consecuencia de ello, que tuviera muy claro cómo quería que fuera su relación con las mujeres y el deseo de casarse con una mujer que compartiera sus creencias, como así le transmitió a su tía Rosario: "Si un día tengo novia, me gustaría que fuera religiosa y practicante como yo. Para mí sería muy importante compartir estas creencias".

También me sorprendió su sentido de la justicia en todas las situaciones.

Hay una ocasión en la que, estando en la playa, salvó la vida de un matrimonio de edad avanzada que no podía salir del agua porque estaba atrapado en una corriente, e Ignacio, sin dudarlo, se lanzó a ayudarles sin nada a lo que aferrarse si él también se viera apresado en tal corriente. Eso dice mucho de él.

¿Qué papel juega la fe en los diferentes aspectos de la vida de Ignacio y de qué manera influyeron sus creencias religiosas para no dudar en arriesgar su vida?
Para Ignacio, Dios siempre fue importante en su vida. Desde pequeño, sus padres le llevaron a misa y cuando fue creciendo, él mismo decidió seguir haciéndolo y estuvo pendiente de llevar a sus sobrinos también durante un tiempo. Su firmeza en la fe, en ocasiones le llevó a sufrir mucho cuando su padre mostraba cierto desacuerdo con algunos aspectos de la Iglesia que Ignacio defendía. Él sabía diferenciar lo que era la Iglesia y lo que eran los pecados que cometen las personas que forman la Iglesia. Estas discusiones, además de disgustarle, le hicieron desarrollar una fe fuerte, con pilares sólidos, porque constantemente tenía que cuestionarse lo que pudiera decirle su padre. Y, como intentaba ser consecuente con lo que creía, después lo tuvo que poner en práctica. Por ello, ya en el atentado de Westminster, unos meses antes del de Londres, se comprometió a no acobardarse si ocurría una situación similar y él estaba allí. Y así lo hizo.

¿Qué emociones ha despertado su heroicidad entre los que le conocían bien y cómo ha transcendido a la sociedad en general?
Cuando empecé a escribir el libro descubrí la repercusión que había tenido hasta entonces la muerte de Ignacio en muchas personas, y a día de hoy veo que la sigue teniendo. Y la verdad es que eso me ha hecho darme cuenta de que hay mucha gente que busca el bien, que busca inspirarse e imitar a personas que consideran que han hecho algo bueno. En definitiva, que en la naturaleza del hombre está buscar ser mejor e Ignacio les inspira a ello.

¿Qué es lo que más ha calado de la personalidad y determinación de Ignacio Echeverría en los jóvenes?
Pienso que a los jóvenes les puede ayudar a no sentir vergüenza de su fe en ambientes en los que la gente no sea creyente, como le pasó a Ignacio especialmente en el mundo del skate. Le daba igual lo que pensaran los demás; él se iba a misa o hablaba de Dios y de la Iglesia sin ningún miedo. Y esta valentía es necesaria hoy.

Es muy esperanzador ver que hay jóvenes que encuentran el rostro de Dios en la vida o en la muerte de Ignacio.

¿Cómo ha influido en la sociedad el acto heroico por el que Ignacio Echeverría fue reconocido y es recordado hoy?
Para cualquier persona que conozca a Ignacio por su muerte, lo que más llama la atención es su determinación a la hora de luchar contra las injusticias, como él hacía de forma muy directa en su propio trabajo. Allí se encargaba de frenar el blanqueo de capitales y hubo ocasiones en las que le costó su puesto de trabajo o su reputación como trabajador, pero él sabía cuál era su deber. O en otra ocasión cuando, estando en París estudiando su último año de carrera, una profesora le suspendió porque Ignacio le dijo que estaba enseñando dogma político en vez de dar el contenido que estaba pautado. No era capaz de medir las consecuencias de sus actos, lo único que sabía era que debía defender lo que él consideraba justo y denunciar lo que no lo era.

¿Qué lecciones podemos aprender de la valentía y el sacrificio de Ignacio Echeverría?
Como ha dicho su padre Joaquín muchas veces, pienso que Ignacio fue una persona muy normal, hizo cosas buenas y malas como hacemos todos. Es cierto que hay momentos de su vida, que se narran en el libro, en los que podemos pensar que se comporta de una forma valiente ante ciertas situaciones, pero el mayor acto de amor que hizo fue innegablemente en el momento de su muerte. Aunque nadie puede meterse en su cabeza y saber qué estaba pensando cuando se dirigía hacia lo que ahora nosotros sabemos que era un atentado terrorista, es algo objetivo el hecho de que Ignacio fue una persona valiente en el momento en el que se acercó hacia el epicentro del conflicto.

Aunque no supiera qué pasaba, hay que ser muy valiente para ir a un sitio del que ves que todo el mundo huye con cara de pavor.

¿Hay alguna anécdota de la vida de Ignacio o de su biografía qué te gustaría contar y que no lo hayas hecho todavía?
Hay una anécdota que dice mucho de cómo era Ignacio. Y es que cuando se mudó a Londres por trabajo, conoció a un joven de Marruecos que tenía problemas de salud y le tuvieron que ingresar en el hospital durante una temporada. Ignacio no sabía demasiado de su vida porque le conocía desde hacía poco tiempo, pero todos los días que podía iba al hospital a hacerle compañía porque sabía lo que era sentirse solo por no tener gente conocida cerca. Y hasta aquí ya es sorprendente su bondad, pero lo más llamativo es que Ignacio no se lo había contado a nadie, ni a su gente más cercana. Sus padres conocieron este hecho después de su muerte, ya que él consideraba que era algo normal y de lo que no se podía alardear.

Marisol Nuevo Espín

Más información en el libro:

Ignacio Echeverría. El héroe del monopatín

Julia Moreno Madrid, Javier Segura Zariquiegui

Ignacio Echeverría. El héroe del monopatín

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