La actitud de algunos menores puede dar lugar a situaciones difíciles.
La actitud de algunos menores puede dar lugar a situaciones difíciles. - ISTOCK

¿A quién no le gusta pasarlo bien? Disfrutar del ocio y soltar unas carcajadas al aire es una actividad muy recomendada. Sin embargo, en ocasiones la búsqueda de estos momentos puede suponer la práctica de alguna conducta de riesgo que entrañe peligros para los menores. Por ello, en algunas ocasiones la diversión puede desembocar en serios problemas para su integridad.

Como principal figura educadora en la vida del menor, a los padres les toca prevenir estas situaciones y hacer que los niños comprendan el peligro al que se enfrentan. Tal y como indica el equipo de Understood, el primer paso es entender por qué sus hijos practican estas actividades y qué les lleva a tomar estas decisiones que entrañan bastantes riesgos para ellos.

Comprender al niño

El primer paso para poder prevenir estas conductas es entender al niño y al adolescente. La presión social puede hacer que el niño realice una actividad que no quería hacer en un primer momento. Ya sea la práctica de un juego peligroso para no ser considerado un cobarde o beber alcohol para no ser excluido socialmente, ambas actitudes tienen en común la búsqueda de encajar en su grupo de amigos.

También puede ocurrir que el niño encuentre divertida la sensación de adrenalina que supone enfrentarse al peligro y asocie los buenos momentos a estas actividades. Tanto en el primer caso como en este último, los padres deben sentarse a hablar con sus hijos para tratar la realidad de su situación. Aunque los menores piensen que de estas conductas puede derivarse algo bueno, en realidad los resultados negativos pueden ser terribles.

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Por ello el primer paso debe ser el de establecer normas de comportamiento sobre lo que se puede o no se puede hacer. Los límites han de ser el primer paso para la prevención de conductas de riesgo. Aunque estas puedan producir fricciones entre padres e hijos, los adultos deben hacer valer su autoridad por encima de las intenciones de los pequeños y prohibirlas las prácticas que puedan generar un mal.

No se trata de coartar toda salida con los amigos, sino de recordar que las conductas peligrosas deben ser evitadas. Para ello nada mejor que sugerir alternativas más saludables para realizar tanto con sus compañeros como junto a sus padres. Un cine, un partido de fútbol, una excursión al campo. Todas estas ideas son más aconsejables, y por supuesto, en todas ellas hay que mantener ciertas normas.

Importancia de las normas en niños

Los niños deben acostumbrarse a vivir entre normas. Estas son muy importantes en el desarrollo a largo plazo de los más pequeños. Estos son algunos de los puntos que podrán aprender:

- Diferenciar el bien del mal. Una norma no deja de ser un indicativo de lo que está mal. Aquello que no se debe realizar estará prohibido, por el contrario lo bueno será permitido.

- Fomentan la responsabilidad. Todos preferimos pasarlo bien a las obligaciones, pero las normas nos recuerdan que debemos ser responsables y cumplir con los quehaceres.

A la hora de establecer normas en los más pequeños hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

- La edad del niño. No se puede poner un gran listado al niño pequeño, a medida que crezcan la responsabilidad irá aumentando también.

- Claras y concretas. No se debe dar lugar a interpretaciones por parte de los más pequeños.

Damián Montero

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