Actualizado 15/03/2022 14:00

Disgrafia, ¿qué se esconde detrás de la mala escritura?

La disgrafia puede explicar muchos de los trastornos de aprendizaje en el niño.
La disgrafia puede explicar muchos de los trastornos de aprendizaje en el niño. - ISTOCK
La disgrafia puede explicar muchos de los trastornos de aprendizaje en el niño. - ISTOCK

La disgrafia es un trastorno del aprendizaje que, al igual que la dislexia o la hiperactividad, puede afectar al desarrollo de la vida escolar de los más pequeños. En este caso afecta a la escritura, aunque guarda relación con el habla y la lectura. Según datos de la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap, la desarrollan en torno a un 5 y un 20% de los niños.

Ya está presente en el inicio de la escolarización, aunque a estas edades solo se traduce en mucho esfuerzo y lentitud para escribir. A media que progresan los niveles educativos los síntomas se agravan. Es muy importante detectarla de forma precoz para que no afecte al rendimiento escolar y la autoestima de los más pequeños, poniendo en marcha los mecanismos necesarios.

¿Qué dificultades presentan los niños con disgrafia?

La disgrafia no solo se traduce en la escritura ilegible, los niños que la presentan tienen dificultades a nivel visoespacial, motricidad fina, organización y procesamiento del lenguaje, deletreo/escritura a mano, ortografía y gramática. Estos son los principales síntomas:

Dificultades visoespaciales

- No organizan bien las palabras en la página, de izquierda a derecha.

- Problemas de discriminación de las formas y el espacio entre letras. Su escritura es irregular en tamaño y forma. Así como la distancia entre palabras, a veces las escriben juntas.

- Les cuesta escribir en una línea o pintar dentro de los márgenes.

- Dificultad para leer mapas, dibujar o reproducir la forma de un texto.

Dificultades en la motricidad fina

- Al escribir, recortar, armar rompecabezas, escribir mensajes de texto, usar el teclado del ordenador e incluso dificultades en su día a día como abotonarse, atarse los cordones. Al costarles coger correctamente el lápiz, alternan trazos suaves y fuertes sin sentido. En su escritura habrá letras muy apretadas con un trazo fuerte y otras con un trazo muy suave que apenas se ven.

- Posturas incorrectas al escribir, con excesiva rigidez o laxitud. La espalda la ponen muy cerca de la mesa o se inclinan en exceso.

- No coordinan bien los movimientos de la mano, muñeca y antebrazo cuando escriben o dibujan.

- Refieren que se les cansa la mano al escribir y a veces les duele.

- Les cuesta hacer el trazo, dar inclinación de la escritura y trazar la dirección de los giros.

Dificultades para la escritura a mano

- Confunden y cambian las letras o las omiten en medio de una palabra, incluso cuando copian un texto.

- Mezclan letras mayúsculas y minúsculas.

- Mezclan cursivas y letra de imprenta.

- Borran mucho y hace tachaduras.

- Tienen problemas para entender su propia escritura e identificar si la palabra está mal escrita.

- Si usan un corrector de ortografía, no pueden reconocer la palabra correcta.

Dificultades en el procesamiento y organización del lenguaje escrito

- Para contar una historia o componer textos.

- Para organizar lo que escribe. A veces empiezan por la mitad, se pierde en la idea y a veces no explica lo fundamental.

- Usan descripciones muy pobres, frases simples y confusas.
Problemas en la ortografía y gramática

- Cometen faltas de ortografía, sobre todo los signos de puntuación (comas, puntos) y las tildes.

- Mezclan tiempos verbales.

- Escribe oraciones muy largas. Usan demasiadas comas.

-No comienza las oraciones con mayúscula.

Diagnóstico y tratamiento de la disgrafia

Si se precian algunos de los síntomas de la disgrafia se debe acudir a un profesional para su diagnóstico, que puede acompañarse de otros trastornos como la dislexia y trastornos de coordinación. Hay que descartar otras posibilidades como no saber las reglas de ortografía, mala pronunciación y mala escritura o algún déficit intelectual.

El tratamiento debe tener en cuenta que no se trata de que el niño practique mucho la escritura. Este debe traducirse en actividades divertidas hasta que consiga un estilo de escritura más normal.

Damián Montero

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