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Crianza en equipo, ¡todos a una!

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La crianza en pareja es siempre mejor que cada uno por su lado.

La crianza en pareja es siempre mejor que cada uno por su lado. – ISTOCK

Qué bonita es la llegada de un nuevo miembro a la familia. Un recién nacido es fruto de alegría y de buenos recuerdos, en especial cuando crece y va convirtiéndose en una persona con la que compartir momentos y recuerdos. Y es que la crianza de un hijo es una experiencia única y que no se asemeja a nada. De hecho, incluso puede reforzar, todavía más, el vínculo de la pareja al disfrutar de estos años en los que se conforma el hogar.

Y es que tal y como indican desde el equipo de Parenting Now la mejor crianza es la que se realiza en equipo, con ambos miembros del matrimonio. A medida que el bebé crece la pareja se convertirá en un solo ente que trabaja para guiarlo en la vida de la mejor manera hasta alcanzar la vida adulta. El objetivo está claro, conseguir que crezca sano y feliz. Pero, a menudo, se puede olvidar lo que esto supone tanto para el padre como la madre.

Desacuerdos y entendimiento

Formar un equipo no quiere decir que no vayan a venir desacuerdos o malos entendidos. En algún momento los padres discutirán sobre los temas que incumben a la crianza. Al fin y al cambo, ambos son personas individuales con ideas distintas y valores que aunque, similares, no serán idénticos al 100%. Eso por no hablar de las diferencias de personalidad y el estrés que puede generar la llegada y cuidado de un bebé.

Pero estar en desacuerdo no quiere decir que no haya posibilidad de entendimiento. Hay que aprender a manejar estos momentos. ¿La mejor herramienta? La comunicación, por supuesto, la puesta en común de enfoques y pensamientos:

– Asegurarse de que ambos padres entienden las ideas y valores de cada uno sobre la crianza de los hijos.

– Ser conscientes del origen y cultura de cada uno de los padres.

– Dedicar tiempo a alcanzar acuerdos sobre las rutinas básicas del bebé: horarios de sueño, comidas, tiempo que pueden estar frente a las pantallas.

– Hablar de temas relacionados con la crianza de los hijos, pero nunca hacerlo en mitad de una discusión.

– Ante la sensación de incomodidad fruto de una situación en particular, siempre apoyo, nunca culpar o crítica de manera severa. Es mejor hablar de manera constructiva.

– Recordar que todos cometemos errores, por ello la amabilidad debe reinar en toda conversación y ante el fallo del otro.

De pareja a familia

Por su parte, el equipo de Psicoemocionat indica que el nacimiento del primer hijo es también el momento en el que la pareja pasa a ser familia. Un cambio brusco y que hay que saber manejar. Antes cada uno de los miembros del matrimonio tenía sus propias características y hacía su vida, la llegada de un bebé significa centrar todas las atenciones y esfuerzos en el mismo, ahora quien importa es este recién llegado.

De cara a prevenir este momento de cambio, se recomienda que durante el embarazo vayan comentándose las necesidades y preocupaciones, mostrando al otro el punto de vista y escuchando lo que la pareja tiene que aportar. La empatía será la solución a muchos problemas y es importante mantener largas conversaciones antes de alcanzar un punto en común.

Se recomienda, también, redescubrir a la pareja a través de nuevas actividades que también impliquen al bebé. De esta manera, no solo se fortalecerá el vínculo entre el matrimonio, sino que los lazos con el pequeño irán creciendo a medida que pase el tiempo. De esta manera, poco a poco, lo que antes era una familia de dos, ahora implicará a un nuevo miembro, consolidándose un hogar y un equipo que será la base del mismo.

Damián Montero

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