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La escalera del amor: si no conoces a tu amor, solo amas lo que crees que es

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Quieren enamorarse, pero no saben que el amor es una larga escalera en la que no pueden saltarse ningún peldaño. De lo contrario, es posible que, cuando lleguen arriba, al destino, se encuentren con algo que no concebían en su corazón.

Es importante profundizar en la importancia que tiene para consolidar una pareja y formar una familia, forjar un compromiso en el conocimiento mutuo. Algo tan obvio por todos, pero tan común «pinchar» en nuestra vida de pareja. Conocer al otro tal cual es, aceptar y amar lo conocido. Aceptar no tiene nada que ver con aguantar.

Nuestros hijos están deseando hablar de todo, y más aún, de estos temas con vosotros. Esperan estas conversaciones, desde pequeñitos, en la adolescencia y juventud más. Quieren escuchar algo diferente de lo que ven en las series del momento, redes sociales o canciones de moda, quieren saber de amor.

Somos sus principales «influencers«, nuestra opinión marca carácter. Sabiendo que no influimos todo el tiempo con la misma fuerza, somos conscientes de que la formación más intensa dura unos años, nuestro cariño y apoyo toda la vida.

La escalera del amor

Comencemos «desvelando» el secreto para que una relación funcione y que pasa por subir cinco escalones.

Primer escalón: me conozco

No podremos ser sinceros con el otro si no lo somos primero con nosotros mismos. Tendemos a justificar nuestros defectos, nuestros complejos… Incluso vemos con miedo nuestras limitaciones, como si se tratara de una amenaza a esquivar.

Antes de lanzar o relanzar un producto al mercado las empresas de marketing lo estudian muy bien, sometiéndolo al DAFO: un análisis sistemático de sus Defectos, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades. Solo conociendo el producto de forma integral -con su cara y su cruz- se podrá rentabilizar al máximo. Igual nosotros, no puedo rentabilizarme, maximizar mis posibilidades, si no me conozco.

Es fácil caer en la tentación de evitar analizar los nuestros. La persona madura es capaz de analizar sus debilidades de forma realista. Soy desordenado/a, tengo muy mal genio, soy tozudo, me siento muy superior al común de los mortales, soy muy muy impuntual, no controlo mis gastos, me encanta lucirme y despertar admiración en los demás… Bueno, el elenco de posibilidades es amplio…

Si no me conozco yo mismo, ¿cómo voy a conocer a otro? Es muy sano el catalogar nuestras limitaciones y fortalezas personales. No tengas miedo a ponerle nombre -sin justificarte- a tus debilidades, te ayudará a mejorar si es lo que quieres.

Asimismo, si conozco mis fortalezas debo explotarlas. Tan importante es conocer en lo que «doy de no» como en lo que «doy de si».

Fomentar mis oportunidades me capacita. Busca, fomenta esas situaciones donde das lo mejor de ti: te lo debes y nos los debes a los demás. El reporte de autoestima que produce el saberse poseedor de un don, una virtud, compensa la frustración que provoca el saberse limitado. Al ser todos limitados en unos aspectos y dotados de virtudes es fundamental fomentar la oportunidad de fortaleza.

Si la madurez es ver la realidad tal cual es, conocer la realidad de mis debilidades para evitar las situaciones de amenaza, me evita bastantes situaciones de conflicto. El conocer la realidad de mis posibilidades, mis fortalezas, fomentando mis oportunidades, refuerza mi autoestima, catapultándome en cualquiera de mis facetas personales o profesionales.

Segundo escalón: me acepto

Si no me conozco no puedo aceptarme. Si sé y acepto que soy bajo, no me llevaré un disgusto cada vez que me mire al espejo y compruebe que mido 1,49. Cuántas frustraciones evitaríamos si reconociéramos que somos nada más y nada menos que nosotros. Con nuestras virtudes y defectos.

La aceptación no tiene que ir unida a la comodonería. Si nos conocemos tal y como somos, podremos plantearnos metas con realismo y alegrarnos de nuestros logros. No puedo aceptar, amar, mi realidad si no la conozco tal y como es.

Segundo escalón del amor: me acepto

Tercer escalón: te conozco

Nada se puede querer si previamente no se ha conocido. La atracción física funciona como un despertador que me pone en alerta – puede ser el principio de algo-, pero no es determinante para empezar nada. Hay que estudiar el paquete completo, el envoltorio y el contenido.

Dicen que el amor es ciego y es que hay que reconocer que el chute emocional puede «nublar los ojos del corazón». En una relación madura, el amor hace ver.

Cuando amo, me doy cuenta, por ejemplo, de si mi chico/a, amigo/a, hermano o padre está molesto/enfadado a pesar de que intente disimularlo. Es más, veré más allá, y percibiré que, no solo eso, sino que tiene miedo o se siente culpable. Su enfado es solo un reflejo de su descontento. Veo, entonces, malestar y sufrimiento… y no su enfado. El amor lleva a ver dónde los demás no ven, porque veo con los ojos del corazón.

Conocemos de fuera adentro, y, sobre todo, de dentro afuera. Si no conoces a tu amor, no lo amas realmente… amas lo que crees que es. Así que, antes de involucrarme con mi pareja, hay que dedicar un tiempo a conocerse. Tómate tu tiempo y bucea en la amistad.

Esto requiere tiempo a solas. Muchas parejas llegan al compromiso sin conocerse porque han pasado demasiado tiempo vital con amigos, pandillas o familia, asfixiando su «período sensitivo» de conocerse, comprender, entender…

Suelo poner de «deberes» a las parejas en las sesiones que se hagan el DAFO cada uno, a sí mismo y al otro, y luego los intercambien entre sí para ver si verdaderamente se conocen o no. Puede que el otro sea una estupenda persona, pero no la que me completa y maximiza.

En EEUU en alguna ocasión limpiando las alcantarillas, los encargados del mantenimiento se han encontrado cocodrilos de hasta cinco metros de largo -con el consiguiente susto de muerte-. Y es que, en el afán de tener mascotas exóticas, algunos insensatos, al poco tiempo se han visto limitados por cuestiones de espacio, viendo como única solución tirar por el inodoro a su carnívora mascota. «Ojos que no ven corazón que no siente». El simpático cocodrilo bebé no lo es tanto cuando crece, lo que era algo divertido con el tiempo se convierte en un problema.

¿Estás enamorado de una persona cocodrilo? Recuerda, «el cocodrilo pequeño se hace grande». Si has empezado a conocer al otro y darte a conocer, no dudes que lo pequeño se hace grande.

No minimices situaciones, reacciones, pautas de conducta que no te encajan, malas formas de hablar, insultos, arranques de genio, caprichos veleta, chantajes emocionales, imposiciones, adicciones, mentiras… El abanico de situaciones es infinito, no des lugar a tener un problema. Pueden ser situaciones desagradables nocivas -o sencillamente formas de ser- incompatibilidades que no te encajan… Corta a tiempo una relación que no te hace bien, que no os hace mutuamente mejores personas – que saca lo peor, en vez de lo mejor de cada uno- donde uno de los dos es frecuentemente servil. Corta… y cuanto antes mejor.

Cuarto escalón: te acepto

Y ahora está la clave del asunto. Amar implica la aceptación de lo conocido. Me acepto y te acepto como eres y entre los dos vamos a ser mejores, porque soy mejor cuando estoy contigo, me gusto más cuando estoy contigo.

Quinto escalón: te elijo

Una vez que nos conocemos y nos aceptamos de forma realista, estamos en condiciones de prever hasta qué punto podemos ser compatibles a pesar de nuestras diferencias: «nos elegimos» de entre todos. Tenemos claro que nuestra estima y cariño -que con el tiempo va a fortalecer un amor incondicional- nos va a ayudar a ser mejores y sabemos que no somos ángeles, sino personas de carne y hueso, con el deseo de construir entre los dos algo grande, un nosotros.

Es llegado a este momento -y solo ahora- cuando veo claro que la amistad se me queda corta. Y por ello, ¡te elijo! Me conozco, te conozco, te elijo… y me tiro en plancha a la arriesgada aventura de vivir mi vida, Vivir la vida contigo. Empiezo por compartir esta etapa vital y, quien sabe, si buceando en nuestra relación, estamos al principio de algo, algo grande. Nada me gustaría más. El tiempo y nuestra forma de afrontar este momentazo dirá.

Te elijo, he decidido que algún día sea hoy. Quiero bucear en nuestra amistad, tengo todo el tiempo del mundo para aprender a quererte, a conocerme, a aceptarme, a conocerte y a aceptarte. Solo así podré elegirte. He decidido que algún día sea hoy… para empezar un camino juntos.

Susana Moreu. Family Enrichment

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