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Una historia de esperanza en Navidad: Fran, mañana, más y mejor

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Todo salió mal en aquella sencilla y rutinaria operación de apendicitis de Fran, un joven universitario fuerte y sano, un chaval como cualquier otro. Pero desde la Navidad de 2018, la familia de Fran ha demostrado que el amor y la fe lo pueden todo. Y que, en la vida de Fran, mañana siempre es más y mejor.

Cuando la familia está siempre al quite, no importa la dificultad a la que haya que enfrentarse, pues la familia unida siempre vence. Inma y Fernando lo tienen clarísimo desde que se casaron. Para ellos sus hijos son lo más importante.  Yo conocí a Fran –uno de sus hijos– porque fui su profesor de guion en el curso 2018-2019. Él nunca llegó a examinarse porque el 23 de diciembre del 2018 sufrió una lesión cerebral muy severa y desde entonces no puede hablar, apenas se mueve y está en una silla de ruedas.

Fran en un estudio de fotografía. Una historia de esperanza en Navidad

Todo ocurrió por una operación de apendicitis. La madrugada del domingo 23 de diciembre de 2018, a unas horas de la Nochebuena, Fran empezó con dolores muy fuertes y todo apuntaba a una apendicitis. Como es miedoso para todo lo que tenga que ver con hospitales, buscó uno que fuera realmente bueno, y su hermana Ana y él se fueron a la Fundación Jiménez Díaz a las cuatro de la mañana, muy cerca de la Universidad CEU San Pablo, donde él cursaba tercero de Comunicación Audiovisual y Periodismo. A las siete de la mañana Ana y Fran mandaron un WhatsApp a sus padres para decirles que estaban en el hospital, que no se preocupasen, que Fran tenía una apendicitis y le operarían ese mismo día. Sus padres tardaron minutos en salir rumbo al hospital. Quiso la casualidad que la familia, natural de Albacete, estuviera en Madrid para pasar la Navidad.

La operación fue a las 15:45 aproximadamente y hubo complicaciones. Fue un día muy duro para Fran y su familia. Cinco años después, Fernando, el padre de Fran, un hombre alto, fuerte y sereno, lo recuerda así: “Fran sufrió una parada cardiorrespiratoria que duró veinte minutos y eso le causó un daño cerebral”. Fernando es escueto en su respuesta, le cuesta pronunciar cada palabra y no quiere dar más detalles, porque tanto él como Inma, su mujer, prefieren, no volver al pasado y centrarse en el ahora: en lo que hay que hacer hoy. De hecho, desde que Fran sufrió ese daño cerebral, la familia –Inma, Fernando, Fran y Ana, la hermana menor– tiene un lema que les alienta cada día a seguir luchando por la recuperación de Fran: “mañana, más y mejor”.

Fran en un estudio de fotografía.

El daño cerebral fue tan severo que el equipo sanitario decidió provocar al joven un coma inducido. Los médicos de la Fundación no quisieron dar más tratamiento, según cuentan los padres dijeron que “no había nada que hacer” y que solo tenía “unas pocas horas de vida”. No daban crédito a lo que les decían en el hospital, pero no perdieron la esperanza y acudieron a otros médicos para buscar alternativas.

El 27 de diciembre a las cinco de la tarde consiguieron trasladar a Fran al hospital de Albacete, “donde le salvaron la vida” –dice Fernando– y desde entonces “iniciamos una lucha contra ese daño cerebral para que pueda recuperar la máxima independencia y autonomía”. Esa recuperación ha tenido sus hitos. Hubo un cambio relevante sólo tres semanas después del día de la operación y que la madre de Fran cuenta feliz: “el 11 de enero del 2019, después de todo lo que habíamos pasado, Francisco abrió los ojos”. Tras el feliz acontecimiento, Fran estuvo seis meses en el prestigioso Instituto Guttmann de Barcelona, donde los padres aprendieron a manejarse para atender con eficacia a su hijo. Y esto fue un gran alivio para Fran y para ellos, porque hubo mejorías gracias a las rutinas allí aprendidas.

Desde Barcelona trasladaron a Fran al hospital Aguas Vivas de Valencia el 5 de agosto del 2019, donde estuvo ingresado hasta el 8 de noviembre del 2023. Cuatro largos años, en los que Fran sufrió algunos episodios graves que le llevaron a ingresar en el hospital público La Rivera, en Alzira (Valencia). Una primera vez por un derrame pleural y más tarde por una neumonía bilateral. Este último fue un momento muy delicado en el que cuenta Inma que “nos dijeron que se podía morir en cualquier momento. Y yo me enfadé con la médica de la UCI y le dije: «pero también se puede recuperar, ¿no?» Y ella respondió: «obviamente». Y entonces dije: «pues a trabajar» Y en dos días Fran estaba fuera de peligro”. Gracias a esta mejoría, la familia se encaminó de vuelta al hospital Aguas Vivas. Y allí estuvieron Inma y Fernando cuatro largos años, viviendo de alquiler al lado del hospital, dedicados al cuidado de su pequeño Fran.

El 8 de noviembre del 2023 decidieron trasladarse a la clínica Clern en Yecla (Murcia). Allí llevan casi dos años con jornadas de rehabilitación diarias que ayudan a Fran a mejorar. Fran asiste a sesiones cinco horas al día, cinco días a la semana, avanzando en su recuperación gracias al método Padovan, que estimula la actividad cerebral a través de movimientos –de brazos, manos y piernas con un robot que simula la pisada–, ingesta de alimentos, estimulación de la respiración, del habla, etc. Además de otras ayudas como una cámara hiperbárica, gracias a la que se pudo cerrar la fístula ocasionada por la traqueotomía. 

Fernando e Inma dan de desayunar a un Fran poco entusiasmado con la moringa que Inma ha puesto en su papilla de frutas.

Yo tuve poco contacto con Fran. No conocía a su familia. Pero quería ir a ver a Fran a Valencia y conocer a sus padres. Y el miércoles, 8 de enero del 2020, el último día de las vacaciones de Navidad cogí el coche, me fui a Alzira y estuve con Fran y sus padres unas horas.

Me quedé muy impresionado con lo que vi y me contaron.  Fran había adelgazado. Estaba con muchas flemas. Seguía con la fístula por la traqueotomía. No podía hablar, ni apenas moverse. Me impresionaron Inma y Fernando: llevaban un año largo luchando por la recuperación de su hijo, sin poder trabajar. Fernando tenía unos jefes –deben ser unas maravillosas personas– que le ayudaron y apoyaron como uno más de su familia. El agotamiento de los dos también me conmovió, ellos se encargaban de todo: rehabilitación, comidas, aseo… Siete días a la semana, 24 horas al día, no había tregua.

Alumnos de la universidad CEU San Pablo graban un documental sobre Fran

Alumnos de la universidad CEU San Pablo graban un documental sobre Fran

Desde aquella visita ha habido más encuentros con Fran, Inma, Fernando, Ana y otros familiares de Fran que hemos ido conociendo. Encuentros en Madrid, Yecla o Hellín. En Navidades, verano o de paso. Solo, con mi familia o con mis alumnos, con quienes estuve en Yecla grabando un documental sobre Fran. Es una primera versión del documental, porque todos tenemos mucha ilusión de que sea Fran quien realice la versión definitiva de su historia. Y es que Fran es un crac en realización audiovisual, asignatura en la que sacó matrícula de honor.

Los padres están convencidos de su recuperación. “Las expectativas que nosotros tenemos -aseguran Inma y Fernando- pueden parecer de ingenuos o locos, pero siempre hemos confiado en su recuperación”. Va a mejor, no cabe duda, pero despacio, como a veces dice Inma. A ella le encantaría que todo fuese mucho más rápido. Ahora, gracias a la tecnología Irisbond Fran ha empezado a comunicarse con su familia a través del seguimiento ocular que le permite teclear palabras en un ordenador.

Fran en una sesión de rehabilitación con robot en la clínica Clern, Yecla (Murcia)

La vida da unos giros increíbles. Cada uno hacemos nuestras cábalas de las sendas que emprenderemos, pero a veces los senderos vitales se transforman en derroteros asombrosamente empinados. Inma, Fernando y Ana, con una fe admirable y asumiendo todas las consecuencias y esfuerzos, decidieron adentrarse en el camino de la recuperación de Francisco José. Y ahí están cada día, convencidos de ese “mañana, más y mejor”.

Ana es la hermana de Fran que en todo momento está pendiente de él. Siempre han tenido mucha complicidad y es muy notorio que continúan con esa recíproca confabulación. Fran llama frecuentemente a su hermana y son las palabras que siempre se entienden perfectamente: “Ana, Ana, Ana”. La llama porque la quiere cerca, porque prefiere que sea Ana quien le dé de comer o le ayude en algún ejercicio o porque es la que sabe ponerle la música que le gusta.

“Es muy duro, durísimo –asegura Fernando– es lo peor que te puede pasar: ver sufrir o perder un hijo, pero nosotros somos una familia de fe y esa fe nos ha dado muchísima fuerza”. Personalmente, soy testigo de ambas cosas: de lo duro que es y de la fuerza que da la fe a la familia de Fran. Una de las veces que nos vimos por Madrid tuve la oportunidad de presentar a Fran, Inma y Fernando al sacerdote de mi parroquia. Cuando volvíamos yo le dije a D. Daniel: “no sé cómo aguantan, yo no sé si podría” y él me dijo: “Tienen una ayuda especial de Dios”. Esas palabras me hicieron entender cómo salen adelante con tantísimo ánimo a pesar del enorme trabajo.  

Un día le pedí a Inma que me hablase más a fondo de dónde sacan esa energía para cuidar a Fran, ella me respondió: “Mucha gente te pregunta por qué Dios permite que pasen estas cosas. Y después de darle vueltas, creo que si no te pasan cosas fuertes en la vida –no hace falta que sea lo de Fran– no eres capaz de empatizar con el dolor de los demás. Es un trabajo muy duro que aprendes a hacer con amor. Con amor se consigue todo. Nuestro sufrimiento, nuestra angustia, nuestras lágrimas son dones que el Señor nos manda para poder luchar por Francisco José, que es lo que más queremos en esta vida, junto a nuestra hija Ana. Lo más importante en nuestras vidas son ellos. Mucha gente no se explica que estemos 7 días a la semana, 24 horas al día, entregados a nuestros hijos. Pero con amor se consigue, aunque claro, hay que trabajar.”

Fernando me habló de un sacerdote de Madrid, D. Rafael, otra persona que se cruzó en su camino y les reconfortó con las palabras que les dijo: Tenéis que ser un mensaje de esperanza y de vida, porque, por desgracia, el mensaje que se transmite por todas partes es de muerte y desgracia. Vuestra misión es ser mensajeros de esperanza y de vida. “Esas palabras nos reconfortaron y nos proporcionaron más sentido y ánimo a todos nuestros esfuerzos”, dicen Fernando e Inma.

Ana, Fernando, Fran e Inma pasean por las calles de Yecla.

Ana, Fernando, Fran e Inma pasean por las calles de Yecla.

En una práctica de la asignatura de Guion Fran escribió sobre el error de haber empezado Administración de Empresas en inglés, cuando lo que realmente le gustaba era la comunicación. Fran escribió: “Para mí no fue fácil hablar con mis padres […] y decirles que lo que yo realmente quería era estudiar algo relacionado con el periodismo, pero no me quedaba otra si quería avanzar en ese sentido”. Afrontar lo que debe hacerse es una actitud que retrata a la perfección a Fran y a su familia. Nunca se ahorran ningún esfuerzo para hacer lo correcto. “Mañana más y mejor”.

Javier Figuero Espadas
Profesor de la Universidad CEU San Pablo

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