Un hogar repleto de
niños es un foco de alegría para los
padres. Pero el paso del tiempo es inevitable y estos hijos que en su día fueron pequeños, ahora crecen, se van volviendo cada vez más autónomos hasta el punto en el que se
independizan. Por mucho que sigan manteniendo visitas periódicas y manteniendo el contacto con sus progenitores, algunos progenitores no llevan bien esta situación.