«Mamá, es que no es justo». Frase tan célebre en todos los hogares a todas las edades, que merece la pena reflexionar sobre ella.
Es verdad, hay muchas cosas en la vida que no son justas ni merecidas. Simplemente son.
Y parte de la educación que tenemos que dar a nuestros hijos consiste en lograr que aprendan a gestionar las pequeñas contrariedades de la jornada.
Te dejamos ocho ideas que te ayudarán a aprender a gestionar las contrariedades de la jornada
1 Correcto: no todo lo que nos pasa es justo ni merecido.
Parece evidente, pero darnos cuenta es un aprendizaje que requiere su tiempo. En la vida nos pasan muchas cosas que no nos merecemos y que son objetivamente injustas.
2 La vida depende de cómo nos la tomemos nosotros.
No podemos controlar todo lo que nos pasa pero sí podemos controlar cómo nos sentimos con lo que nos pasa y la actitud es fundamental para que no nos moleste.
3 Del mal, también podemos sacar un bien.
Y es que, aunque a veces nos cueste comprenderlo, lo que pasa, conviene. Quizá aprendamos una lección o encontremos algo mejor. Dios sabe sacar bien del mal.
4 Es mucho más lo bueno que nos pasa: damos gracias.
Si hacemos el sumatorio de cada jornada, son muchas más las cosas buenas de cada jornada. Si aprendemos a dar las gracias, las injusticias nos parecerán muy pocas.
5 La resiliencia se construye día a día, con hábitos.
No se trata de ser masokas ni de cargar con más peso del que ya nos llega solo, pero aprender a gestionar cada día nos ayuda a acoger los problemas con más fortaleza.
6 Si tu vida tiene un sentido, las injusticias no pesan.
Porque no nos paramos en las anécdotas, sino que nos centramos en lo importante: el amor de la familia, nuestra vocación de servicio a los demás, la alegría del hogar…
7 Las contrariedades nos enfocan en lo que importa.
Y cuando todo viene mal dado, en la familia es donde aprendemos a ordenar nuestras prioridades y fijar el foco en lo que importa que no es otra cosa que el amor.
8 En casa, las injusticias duelen menos: somos hogar.
Un hogar alegre, donde se quita peso a los problemas, donde se curan las heridas, donde el amor es siempre incondicional, logra que las injusticias duelan menos.
María Solano Altaba
Directora de Hacer Familia y profesora de la Universidad CEU San Pablo