Hoy por hoy, parece que los estudios de postgrado han dejado de ser lo excepcional para convertirse en un componente necesario del currículum. Entre las posibles opciones destacan los doctorados y masters. Entre ambos, la mayoría de los futuros profesionales suelen terminar decantándose por hacer un máster.
La opción del master no solo se orienta al trabajo en la empresa sino que pone al graduado universitario en contacto con el mundo laboral real, supliendo así una de las lagunas más palpables de la mayoría de las carreras universitarias.
Para hacer un máster es imprescindible contar con un título de graduado. Los programas suelen contar con un mínimo de 50 créditos (cada crédito equivale a 10 horas de clase). Lo habitual es que este tipo de estudios cuenten con una duración que ronde entre las 500 y 100 horas (50 a 100 créditos).
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¿Por qué hacer un máster?
El principal objetivo que persigue cualquier curso de postgrado es transmitir a sus alumnos una visión práctica y realista del mundo profesional así como proporcionar una interesante bolsa de trabajo.
La mayoría de los estudiantes recién graduados abandonan las aulas cargados de conocimientos teóricos pero más bien escasos de experiencia. Por ello, los máster nacen para completar y perfeccionar lo aprendido en la universidad.
Además, los masters son un auténtico trampolín hacia la especialización en un determinado ámbito profesional. No es lo mismo buscar empleo como redactor dentro del campo del periodismo que como especialista en relaciones internacionales, por ejemplo.
Otra de las ventajas que nos ofrecen los postgrados son las posibles relaciones profesionales que se pueden llegar a realizar gracias a ellos. Por un lado, se encuentran los compañeros que en un futuro se situarán en los puestos más relevantes de determinadas empresas. Por otro, los propios profesores suelen ser directivos de empresas que no dudan en «recomendar» a los alumnos más sobresalientes.
Asimismo, a partir del mismo momento en que se finalizan estos estudios, los alumnos pasan a formar parte de una interesante bolsa de trabajo o de prácticas dirigida por la propia escuela.
Proceso de admisión en el máster
El acceso a la mayoría de estos cursos requiere contar con una titulación universitaria, superar una serie de pruebas de aptitud y realizar una o varias entrevistas, así como diversos test de inteligencia y caráter.
Los centros más prestigiosos suelen llevar a cabo procesos de selección sumamente estrictos a través de los cuales se analiza detalladamente las cualidades de cada alumno.
Una de las principales recomendaciones es comenzar los trámites con un año de antelación para que el candidato tenga tiempo suficiente como para prepararse y para elegir bien el centro. Evidentemente, esto no siempre es posible.
El proceso comienza con la carta de solicitud. Los responsables de selección valoran especialmente algunas cualidades como la facilidad de comunicación, la claridad de en la exposición de la ideas y de razonamiento.Asimismo, la solicitud debe ir acompañada siempre de los correspondientes certificados académicos. En estos casos, el expediente es un filtro que suele abrir o cerrar algunas puertas.
Algunos centros exigen, además, el conocimiento de un segundo idioma (sobre todo en los MBA) y la presentación de recomendaciones por parte de profesores de la universidad de origen.
Una vez realizado todo el papeleo llega la hora del examen. La mayoría de las instituciones realizan pruebas de inteligencia y carácter que intentan determinar la capacidad intelectual, de razonamiento y personalidad de los aspirantes.
En ocasiones también se exige que los futuros alumnos posean una cierta experiencia profesional (haber trabajado uno o dos años tras la carrera o trabajos de media jornada durante los años en los que se cursaron los estudios). Por ello es importante trabajar durante la carrera con el fin de «adelantar» esa experiencia profesional que nos exigirán más adelante.
El máster: una preparación específica
El nivel de exigencia de cualquier curso de postgrado es bastante elevado. La metodología más utilizada es el análisis de situaciones reales. A través de ellas, los futuros profesionales consiguen habituarse e, incluso, adquirir una cierta soltura en lo que será su campo profesional el día de mañana.
Algunos centros basan su enseñanza en la realización de prácticas, trabajos de investigación y de proyectos o técnicas de «action learning» (ejercicios mediante los cuales los alumnos viven determinadas experiencias dirigidas al desarrollo de habilidades concretas).
Evidentemente no todo el mundo puede dedicarse en cuerpo y alma a este tipo de estudios. Por ello, a la hora de hacer un curso es posible elegir entre realizarlo a tiempo completo o parcial. Si se está trabajando y se posee una cierta experiencia profesional la posibilidad más lógica es realizar un máster a tiempo parcial. Esto permitirá al alumno adquirir, mejorar o actualizar sus conocimientos o bien prepararse para desempeñar puestos directivos dentro de la propia empresa.
Por el contrario, si se cuenta con poca o ninguna experiencia profesional en el sector al que se desea acceder, no cabe duda que habrá que incorporarse a un máster a tiempo completo que permita alcanzar esa preparación específica de la que se carece.
El coste económico de los máster
El precio de un programa de formación de máster suele oscilar entre los 8.000 y 24.000. A esto hay que añadir los gastos de traslado, alojamiento y manutención si se realiza lejos de la residencia habitual. Se trata de una inversión de futuro que si bien puede suponer un fuerte esfuerzo económico en un principio más tarde suele verse ampliamente compensado ante las posibilidades de alcanzar un alto nivel profesional a medio plazo.
Algunos centros, tanto privados como públicos ofrecen un sistema de becas para el máster, así como diversas posibilidades de financiación concertados con bancos o cajas. Las becas y ayudas que se convocan cubren diferentes conceptos. Algunas financian el precio del programa, otras son de estancia o de viaje, de subvención de material o documentación.
Fuera de nuestro país
Para muchos futuros profesionales una buena opción es realizar un curso de postgrado fuera de su propio país. De este modo, al reto del idioma y del curso de postgrado en sí, se une la posibilidad de concocer nuevas culturas y enfrentarse a distintas y variadas situaciones.
Tanto EE.UU como los países de la Unión Europea ofrencen cientos de posibilidades que, si bien en un principio, pueden suponer un fuerte desenvolso a la larga este esfuerzo suele verse compensado más adelante. Y es que, este tipo de estudios poseen un prestigio sumamente valorado por la mayoría de las empresas españolas y multinacionales.
Antes de elegir tu máster
– Antes de decantarte por un máster u otro consultemos con amigos y conocidos. Siempre hay alguien que puede ofrecer referencias de este tipo de estudios y ayudarnos así a tomar la decisión final.
– No te dejes llevar por la «mastermanía». El que esta sea una opción muy atractiva no quiere decir que sea la única. Si no deseamos seguir estudiando siempre podemos estudiar algunas ofertas de trabajo.
– No dudes en hablar con personas que hayan realizado ya un máster. Esto nos permitirá comprender mejor qué es lo que nos espera y las posibilidades que realmente se nos abren a cursar un curso de postgrado.
– Intenta informarte sobre la proyección internacional del centro y si desarrolla proyectos de colaboración con otras entidades. Esto también podría abrirnos muchas puertas el día de mañana.
– Si nuestro inglés o francés no es bueno puede que sea interesante que nos apuntemos a un cursillo de perfeccionamiento antes de llevar a cabo el proceso de selección.
En la práctica
No dudes en preparar los test de inteligencia y carácter que te realizarán en las pruebas de acceso. Existen libros en los que encontrarás cientos de exámenes que te permitirán adquirir la rapidez y soltura suficiente como para superar con éxito la prueba.
El máster estrella: el MBA
El MBA (Administración y Dirección de empresas) está considerado como el máster rey. Proporciona una visión de conjunto muy completa de la realidad de la empresa. El planteamiento del MBA es diferente en cada escuela. Un máster de este tipo puede durar entre uno y dos años.
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