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Los peligros de ligar por Internet

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Internet está plagado de páginas web dedicadas a buscar pareja, conseguir una cita o simplemente extender el campo de relaciones y encuentros entre los jóvenes. Meterse en un chat público, abierto a personas desconocidas y dejar por escrito una supuesta intimidad personal sin saber con certeza quien está al otro lado, encierra grandes riesgos y peligros. 

Chatear es uno de los métodos más populares para relacionarse, hacer amistades y ligar. Pero también, puede llevarnos a un mundo de mentiras y frustraciones. La comunicación a través de Internet, resulta muy cómoda para muchos jóvenes, porque se desinhiben más: se pierde el miedo, la vergüenza, las inseguridades, uno se vuelve más locuaz y se protege el rostro y la mirada. Se sustituye la comunicación directa y personal, por la comunicación virtual y más irreal.

Poco a poco se han sustituido los métodos habituales de conocer a una pareja e iniciar un romance. En el pasado, los pretendientes iban a la casa de la joven y a la vista de toda la familia conversaban, haciendo la comunicación directa y personal. Actualmente, estos rituales se han quedado atrás para dar paso a los romances vía Internet, a través de salas virtuales, donde personas de todo el mundo se encuentran para entablar relaciones y encontrar el amor.

Menos compromiso

Los jóvenes creen controlar mejor una relación interpersonal a través de Internet, ya que unas simples charlas no representan compromiso ni consecuencias. El problema que subyace en esta práctica, aparentemente inocente, es un miedo al compromiso, que se debe trabajar y superar, ya que afecta tanto a las relaciones virtuales como las personales.

El miedo a sufrir y a entregar el corazón en una relación directa, empuja a las personas a conversar con desconocidos, que pueden mantener a distancia si se sienten vulnerables. Los romances virtuales recrean un mundo de fantasías y sueños ya que la realidad está lejana y no la podemos ver.

Mentiras y falsedades

Las relaciones virtuales dan lugar a que desde el primer momento se puedan decir mentiras, hasta en los detalles que en persona es imposible ocultar tales como edad, sexo y aspecto físico. También se pueden alterar datos con respecto a la ubicación geográfica, situación familiar, económica y social. Esta clase de información, según todos los expertos, nunca se puede facilitar a personas desconocidas. En la Red, cuanto más datos personales se den de uno mismo, más riesgo a sufrir amenazas, chantajes, acosos y otra clase de riesgos mayores.

Además, se pueden ocultar facetas de la personalidad que, por lo regular, no se quieren evidenciar, desde un tartamudeo hasta la timidez. Muchas personas suelen alterar el aspecto físico, describiéndose de acuerdo a su fantasía sobre su aspecto ideal. Cuando la pareja finalmente se reúne, puede encontrarse con alguien totalmente opuesto a lo que esperaba. Y dentro de estas mentiras, lo peor no es una posible desilusión, sino la falta de autoestima que motiva a mentir sobre sí mismo y el nivel de calidad que puede tener una relación basada en mentiras.

La baja autoestima hace que mucha gente se limite a mantener relaciones cibernéticas, ya que dudan de sus atributos físicos y sienten miedo a ser rechazados si se les conoce personalmente. El miedo se pierde en el ciberespacio, porque «nadie nos ve ni nos conoce».

Con el lenguaje escrito se pueden inventar vidas muy diferentes a la real, fabricar seres diferentes a lo que somos. En los mensajes escritos que se envían a través de la Red, las personas y los jóvenes, descubren por momentos sus interioridades, buenas o malas. Pueden jugar a ser otras personas, o utilizar un lenguaje impensable para otros entornos.

Los cibercontactos románticos

Otro problema de los cibercontactos románticos es cuando estas conversaciones, que surgen inicialmente como un entretenimiento, se convierten en verdaderas adicciones que nos alejen de las relaciones interpersonales, de los familiares y amigos.

Algunos síntomas de dependencia son:

– Dedicar todas las horas libres a relacionarse por Internet.
– Descuidar o romper los lazos de amistad personales.
– Sentirse irritable o agresivo cuando no logra entablar conexión.
– Dedicar mucho más tiempo a una conversación virtual (incluso durante las horas de sueño), de lo que es capaz de dedicar a una relación personal, al trabajo y a sus obligaciones.
– Hacer de Internet el refugio para conocer gente o bien, para mantener una relación de noviazgo.

Vencer la timidez

Es bastante difícil saber con quien se relacionan nuestros hijos a través de la red, a quién conoce realmente y a quién no. Espiarle y someterle al tercer grado es contraproducente, pero tampoco hay que ser inocentes. Debemos alertar a nuestros hijos de los peligros de coquetear con personas totalmente ajenas a su círculo de amistades.

Refugiarse siempre en Internet para trasmitir a un amigo o novio lo que es incapaz de decir cara a cara, es engañarse así mismo. Con esta práctica, se convertirá en una persona que le cueste dar la cara para ciertas cosas, sobre todo para expresar su amor al chico/a que a uno le gusta. Si es cuestión de timidez, los padres debemos estar atentos para ver si utiliza demasiado Internet para relacionarse con amigos y amigas, incluso para ligar. Internet no es la solución a su problema. Puede que en ocasiones le ayude a vencer su timidez, pero debéis buscar otras alternativas a su introversión.

Patricia Palacios

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