Actualizado 04/12/2015 12:11

La dispraxia en los niños: habla poco y pronuncia mal

Habla poco y pronuncia mal
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Dispraxia verbal, dispraxia evolutiva verbal o dispraxia del habla a menudo son términos utilizados para indicar un desorden expresivo, de origen neurológico, que interfiere en la producción de los sonidos del habla y su secuencialización de sílabas o palabras. Por ejemplo, el niño dice "eoa" para referirse "pelota", porque no es capaz de producir el sonido de las consonantes.

Este desorden expresivo es ocasionado por una leve lesión o inmadurez en la zona motora del cerebro encargada de programar los movimientos de los órganos articulatorios (lengua, labios, velo del paladar, etc.).

Por lo general, el niño no tendrá dificultad para ejecutar actividades no verbales, en las cuales intervengan los músculos relacionados con estos movimientos, tales como toser, masticar o tragar (deglutir), ya que, estos músculos no están comprometidos. Sin embargo, en ocasiones puede presentarse asociada una dispraxia orofacial, que se caracteriza por dificultades para organizar los movimientos necesarios para inflar las mejillas, sacar y meter rápidamente la lengua, hacer gestos con la cara y labios, etc.

Errores involuntarios en la pronunciación de las palabras

En la dispraxia del habla, los errores en la articulación son inconsistentes y no dependen de la voluntad del niño para controlarlos. Frecuentemente el niño será capaz de producir un sonido o palabra una vez y no ser capaz de decirla de forma correcta nuevamente cuando quiera, lo que resulta muy frustrante para él, como para sus interlocutores.

La mayoría de los niños que presentan dispraxia del habla no tienen antecedentes que sugieran una causa prenatal o perinatal, como sufrimiento fetal o hipoxias, pero también debemos aclarar que no es frecuente encontrar un niño con dispraxia del habla pura, ya que, por lo general nos encontraremos con problemas asociados como: retrasos en el desarrollo del lenguaje o dificultades cognitivas. De ahí, la importancia de que se haga una valoración completa por un equipo trans-disciplinario.

Manifestaciones externas de la dispraxia en los niños

La dispraxia en los niños

Observa si tu hijo manifiesta alguna de estas carencias:

1.   La capacidad de comprensión es mayor que la capacidad para expresarse oralmente. La familia informa que el niño entiende todo, pero que habla muy enredado o casi nada.

2.   En los niños pequeños es notoria la baja cantidad y calidad en la producción de sonidos, limitándose a veces a una sola sílaba. Los padres describen a su hijo como un niño juicioso o calladito.

3.   Desde los primeros años pueden desarrollar un código no verbal o gestual para comunicarse. Su limitada expresión oral es acompañada por gestos, pequeñas dramatizaciones o el dibujo de lo que quiere o necesita.

4.   La producción de palabras cortas en las que predominan las vocales son más fáciles para ellos, debido a lo complejo que resulta la articulación de consonantes.

5.   Generalmente, cuanto más larga sea una frase u oración, menor será la inteligibilidad (facilidad para comprender) del habla.

6.   Se le facilita más imitar el habla, que expresar espontáneamente sus ideas.

7.   Ocasionalmente, estos niños son "rotulados" como estudiantes con problemas de aprendizaje, ya que, pueden presentar dificultades en la motricidad fina, o para secuencializar u ordenar objetos y/o signos gráficos como números en un escrito.

Cómo ayudar a hablar a los niños con dispraxia

Si tu hijo sufre atropello en el habla, necesitará una intervención terapéutica llevada por un especialista. Es recomendable comenzar tan pronto como se identifica la dispraxia y el niño tiene la suficiente edad para participar activamente en la tarea, lo cual puede ser posible, después de los 18 meses. Sin embargo, sería importante un proceso de estimulación temprana en el hogar para niños menores de esta edad, con el uso de apoyos temporales, basados en sistemas alternativos de comunicación; éstos pueden ser desde apoyos gestuales, como mirar el objeto o señalarlo, hasta el uso de imágenes o pictogramas alusivos al entorno del niño.

Aunque los avances no sean tan rápidos, la mayoría de los niños con dispraxia que participan en su proceso de intervención terapéutica, serán interlocutores competentes en la modalidad oral.

Para personas con Dispraxia Severa, es decir, que no sean capaces de pronunciar o articular ninguna palabra, el Terapeuta del Lenguaje podría recomendar un apoyo temporal o permanente en los tableros de comunicación; éstos son tableros elaborados con fotografías, dibujos o pictogramas, que hacen referencia a las personas, lugares y situaciones familiares para el niño. Por ejemplo, fotos de los padres, hermanos, maestros, compañeros de clase o terapeutas; imágenes de una casa, la escuela, la iglesia, etc. También se puede utilizar el código manual-gestual u otros dispositivos de comunicación aumentativa o alternativa, que proporcionan al niño la oportunidad para demostrar lo que quiere o sabe.

Actividades divertidas para fortalecer la musculatura oro-facial

-   Soplar una vela, cuando cantamos el cumpleaños.
-   Hacer pompas de jabón, soplando con la boca.
-   Sorber líquidos con pajita, que para facilitar deberá ser más corta o soplar en el líquido con la pajita para hacer burbujas.
-   Hacer lluvia de trocitos de papel, colocándolos en su mano para que los sople.
-   Jugar en la merienda a mancharnos en la parte superior del labio, en la inferior y en las comisuras y limpiarnos con la punta de la lengua.
-   Soplar pelotas de ping-pong, haciendo carreras por una mesa o por el suelo.
-   Sujetar un botón (atado a una cuerda) con los labios cerrados y tirar suavemente para tratar de quitárselo y que el niño no nos deje.
-   Hacer gestos exagerados con la boca, tales como: inflar los mofletes, tirar besos, hacer pedorretas.
-  Jugar a ser animales, como el tigre, el león, etc., imitar sus onomatopeyas, enseñar los dientes, etc.
-   Decir frases o cantar canciones usando sólo una vocal. Ej.: JUGAR ES DIVERTIDO, JAGAR ES DAVARTADO.

Marta Font Genovart, Psicomotricista. Mª Fernanda Jorge Silverio, Fisioterapeuta. Sara Valiente Rodríguez, Psicóloga. Ana Trilla Fusté, Logopeda. Fundación Síndrome de Down de Madrid.

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