La curiosidad de los nIños científicos
La curiosidad de los nIños científicos - ISTOCK

La curiosidad viene dada en los niños como parte de su instinto natural. Los pequeños se interesan por todo y desean aprender, experimentar, quieren conocerlo todo. Su ansia les hace absorber toda la información, aprendiendo a una velocidad sorprendente. Pero siempre asimilan poco a poco el funcionamiento del mundo que les rodea. Esta curiosidad puede ser, además, alimentada por nosotros.

Tiago Alves, director general de Science4you, la marca de juguetes que enseñan a los niños a familiarizarse con las ciencias experimentales, la ecología y las energías renovables, asegura que la formación científica alimenta esa curiosidad y aporta a los niños una serie de conceptos, aptitudes para la vida y opciones de futuro profesional que les serán de gran valor. La ciencia proporciona a los niños una mejor comprensión del mundo que les rodea, una saludable dosis de escepticismo, importantes aptitudes para la resolución de problemas y experiencias en las técnicas de investigación.

Hay muchas cosas que los niños dan por adquiridas: el microondas calienta la comida, el pan fermenta o se pone duro, las plantas necesitan agua o sol en determinada dosis, etc. Y una buena forma de conocer las respuestas a todos esos porqués puede ser a través de juguetes.

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Cómo hacer atractivo el aprendizaje de ciencias

Para hacer del aprendizaje de ciencias algo entretenido e interesante para los pequeños, afirma Alves que solo puede lograrse de tres maneras: experimentar, experimentar y experimentar. Advierte de que no es útil que les coloquemos libros delante para que memoricen conceptos.

Jugando se consigue un más atractivo aprendizaje, que hacen que el niño interactúe con sus manos y así pueda comprender cómo funcionan las cosas. Otra manera podría ser a través de cuentos y libros interactivos o con repuestas de fácil comprensión para ellos.

Cualidades para ser en un buen científico

Para convertirse en un buen científico se precisa sobre todo curiosidad, ya que se debe estar motivado por un sentido de curiosidad acerca de un tema específico. Y es aquí donde los padres, educadores y la sociedad en general pueden ayudar. Hay niños curiosos por naturaleza, otros a lo mejor no, y por eso nos toca a nosotros, los adultos, no alimentar esa percepción de que todo simplemente acontece, como existe en las baldas del supermercado, etc., sino que hay una explicación, un sentido, un proceso, que les ayuda a conseguir que lo quieran conocer y transmitir a sus amigos.

Ayudar a pensar a los niños

Si la gente de su alrededor, como son los padres y educadores, también se interesaran por estas cosas, conseguiríamos que el niño generara interés y sería cuando él se preguntaría por las cosas. Hay que intentar que el niño no vea el mundo como algo adquirido, que existe y ya está.

Esto se consigue en casa, pero sobre todo también en el colegio, saliendo a la calle, haciendo experimentos y dedicando más tiempo a incentivar a que los niños hagan cosas con sus manos, manualidades, que sean creativos y prueben cosas, se ensucien, y aprendan de sus errores y fracasos.

Marisol Nuevo Espín

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