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Patricia Pérez: «A partir de 5 años ya pueden hacer prácticamente solos la mayoría de las recetas»

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Patricia Pérez acaba de publicar Cocinando en familia con Montessori (Vergara), el primer libro de actividades Montessori que fomenta la autonomía de los niños desde la cocina y ofrece a los padres la posibilidad de participar de forma activa en el desarrollo de la autoestima y de distintas habilidades esenciales para la vida de sus hijos. En sus páginas incluye 22 recetas de cocina adaptadas a las diferentes edades de los niños y actividades prácticas relacionadas con la cocina.

Esta maestra, que lleva dedicada a la docencia desde hace más de doce años, es educadora de Disciplina Positiva para familias y guía Montessori de Comunidad Infantil. Además es madre de cuatro niños y creadora del blog Happy Mamá, donde publica artículos sobre el juego sensorial, la crianza, la educación de los niños y donde siempre hay un hueco para la literatura infantil.

Cocinando con Montessori: 22 recetas adaptadas

¿Qué cambios deberíamos realizar en nuestra cocina para adaptarla a los niños y que todo esté a su alcance y al mismo tiempo puedan cocinar con seguridad y libertad?
Adaptar la cocina al niño es un paso esencial para conseguir que lleven a cabo las diferentes actividades y este pueda incrementar su autonomía progresivamente. Es importante que todo lo que los niños necesiten esté a su alcance. Habilitar un armario bajo y cajones para ellos, facilitarles el uso de un taburete o torre de aprendizaje o utilizar utensilios adaptados al tamaño de sus manos, ayudará a disminuir la intervención del adulto en el proceso, permitiendo a los niños obtener resultados gratificantes en las actividades culinarias. Utilizar utensilios adaptados al tamaño de sus pequeñas manos es esencial para que cocinar se convierta en una actividad exitosa. En ocasiones, si los niños manejan utensilios que sus pequeñas manos no pueden manipular con facilidad, se frustran y, una actividad placentera se convierte en una actividad nada deseable.

¿Qué recomienda a los padres que tienen miedo a que sus hijos se corten o se hagan daño con los utensilios de cocina?
Los cuchillos que empleamos los adultos son más afilados y no disponen de los elementos de seguridad necesarios para que los niños desempeñen las acciones necesarias con absoluta tranquilidad por nuestra parte y seguridad, por este motivo, son peligrosos para ellos. Sin embargo, si compramos unos cuchillos adaptados al tamaño de la mano del niño y con elementos de seguridad incorporados, podremos evitar muchos accidentes. También existen algunos utensilios que cortan y pelan y que sustituyen la función de los cuchillos.

Cocinando en familia con Montessori

Por otra parte, que los niños cocinen no implica dejarlos solos con una receta en la cocina, sino acompañarlos en el proceso para evitar accidentes y para disfrutar de esa actividad en familia.

Pero si hay algo esencial para evitar accidentes, es invertir tiempo en explicar a los niños las normas de seguridad y cómo deben de utilizar correctamente los utensilios de la cocina para evitar lastimarse, tantas veces como sea necesario.

¿Qué útiles son imprescindibles en una cocina Montessori?
Cada hogar y cada cocina son diferentes. No es lo mismo cocinar en India que en Alemania. Ni las recetas son las mismas, ni los útiles, ni el diseño de la cocina. Los útiles necesarios en una cocina, son los que normalmente sean necesarios para cocinar las recetas que en esa familia se elaboren. En cuanto a los niños, ellos sí pueden necesitar algunos útiles más concretos como utensilios adaptados al tamaño de sus manos, pero más que los útiles, lo esencial es que todo lo que los niños vayan a necesitar para realizar una receta, esté a su alcance de manera organizada para que puedan realizarla por sí mismos sin depender de un adulto.

¿Resulta imprescindible una torre de aprendizaje para que los niños empiecen a cocinar en casa?
En realidad, no es necesario. Los niños más pequeños comienzan realizando pequeños acercamientos a la cocina, lavando alimentos, pelándolos, cortándolos, untando mermelada, mantequilla o queso en una tostada… para esto no es necesario que estén en la cocina, con una mesa y una silla es suficiente. Sin embargo, cuando crecen, nos encontramos con el hándicap de que no son lo suficientemente altos como para llegar a manipular alimentos sobre la encimera. Dependiendo de la edad y de la altura del niño, con un taburete o escalón sería suficiente para llegar con facilidad a manipular alimentos en la bancada. Sin embargo, otros niños es posible que necesiten apoyarse sobre algo más elevado, en este caso, la torre de aprendizaje es una buena opción.

¿Por qué la cocina es uno de los lugares claves para fomentar la autonomía de los niños, según el método Montessori?
Según los estudios realizados por la doctora María Montessori, durante los seis primeros años de vida, se desarrolla la mente absorbente de los niños. En este periodo de tiempo, los cambios que se producen en el niño se suceden muy deprisa. Es un periodo en el que aprender no supone para el pequeño ningún esfuerzo adicional, aprende todo de manera natural utilizando sus sentidos para explorar el entorno que le rodea y lo interioriza rápidamente convirtiendo sus propias experiencias en aprendizajes significativos.

Cocinar es una actividad idónea para que los niños adquieran una serie de habilidades y destrezas que van a ayudarles en la vida diaria.

En las escuelas Montessori los niños comienzan a realizar actividades de vida práctica con tan solo tres años, dependiendo de la escuela, incluso antes. Aplicando estas actividades al ámbito de la cocina, el niño adquiere un conocimiento más amplio del mundo y perfecciona las habilidades necesarias para incrementar su autonomía, coordinación y autoestima. Conforme practique y domine estas actividades, el niño podrá hacerlas por sí mismo, sin ayuda de un adulto, y será más independiente.

El método Montessori para cocinar con niños

La cocina se convirtió durante la pandemia en un lugar de disfrute familiar, ¿cómo lograr que los niños también disfruten cocinando sin que se estresen porque se manchan o se rompen las cosas?
Sin duda, la cocina no es solo una de las actividades más completas y gratificantes que pueden realizar los niños en casa, sino también una de las más «sucias». Al terminar de cocinar con niños, sobre todo las primeras veces, la cocina puede parecer un campo de batalla donde resulta apremiante una ducha, lavar toda la ropa y limpiar la cocina. A nosotros, algo que nos ayudó mucho a mejorar y evitar este tipo de situaciones, fue comprar un delantal adaptado a su tamaño que evitó que los niños manchasen la ropa. Con la práctica, mucha paciencia y algunas normas básicas para utilizar la cocina, los niños se van implicando en el proceso de recoger y limpiar la mesa o la cocina con una bayeta, cargar y vaciar el lavavajillas o incluso fregar acercándoles el taburete, facilitándoles un estropajo y jabón y explicándoles cómo tienen que enjabonar y aclarar los platos y utensilios de cocina que han utilizado.

¿Cómo debemos enseñarles también a recoger y limpiar?
Es tan sencillo como llevar a la práctica las consecuencias naturales. Si mientras cocinamos, no recogemos y limpiamos, por ejemplo, las cucharas o bols que hemos utilizado, cuando vuelva a necesitarlos, estarán sucios. Aquí es cuando los niños se dan cuenta de que deben recoger y limpiar conforme van cocinando y utilizando enseres, ya que, si solo tienen una cuchara o un bol y lo necesitan para realizar otro paso de la receta, no podrán continuar hasta que estén limpios.

¿Qué beneficios obtienen los niños de aprender a cocinar siguiendo el método Montessori?
A través de las actividades de vida práctica, los niños se prepararán, por ejemplo, para la escritura y la geometría y mejorarán a la vez sus habilidades motoras finas y gruesas, la coordinación óculo-manual, la lateralidad, etc. Pero, además de realizar actividades de vida práctica para desarrollar las destrezas necesarias para poder realizar operaciones cognitivas de nivel superior, el hecho en sí de cocinar, aporta al niño numerosos aprendizajes como la interiorización de conceptos matemáticos al asociar número y cantidad de ingredientes necesarios para preparar una receta, al pesar y medir los alimentos, al aprender proporciones y al contar, interiorizando el concepto de tiempo a través del tiempo de preparación y cocción de las recetas.

Aprender ciencia, al observar y experimentar las reacciones que tienen algunos ingredientes entre sí, como, por ejemplo, cuando una masa fermenta con levadura, se hincha y eleva son también conceptos que se pueden aprender cocinando.

Además, los niños pueden enriquecer y ampliar su vocabulario mientras cocinan. Hasta los seis años de edad, el niño se sitúa en un periodo sensible del lenguaje en el que puede adquirir con mayor facilidad vocabulario nuevo y todo tipo de expresiones. Es un tiempo idóneo para que aprenda no solo los verbos relacionados con la cocina, sino el nombre de los utensilios y los alimentos y los adjetivos relacionados con esta actividad.

¿Y a nivel sensorial?
Cocinar es una actividad sensorial con la que podemos disfrutar de todas las experiencias sensoriales que nos brindan los olores, sabores, colores, sonidos y texturas que desprenden los alimentos al cocinarse. A partir de los treinta meses de edad, los niños pueden ayudar a preparar algunas recetas a sus padres o hermanos mayores, y a partir de cinco años ya pueden hacer prácticamente solos la mayoría de las recetas que os propongo en este libro.

Cocina Montessori: 22 recetas adaptadas para niños

En el libro hay 22 recetas adaptadas, ¿cuáles recomendarías para las cenas por edades?
Para los más pequeños, el sushi de pepino o el guacamole; para los medianos, la ensalada de quinoa o algún muffin salado, y para los mayores, cualquiera de los otros entrantes o platos principales.

¿Qué actividades de la vida práctica relacionadas con la cocina podemos realizar con nuestros hijos por edades?
Los niños de 1 y 2 años, pueden comer solos, sobre todo, los que practican el método BLW. También pueden realizar trasvases de sólidos. De 2 a 3 años, pueden poner y recoger la mesa, limpiarla, plegar servilletas, servir el agua o zumo y realizar trasvases de líquidos. Los niños de 4 y 5 años pueden preparar pequeños tentempiés como, por ejemplo, untar una tostada con queso y preparar un arreglo floral para decorar la mesa. Cuando tienen 6 y 7 años, pueden pelar y cortar frutas, preparar recetas sencillas, cargar el lavavajillas, fregar los platos y guardar la vajilla. Los niños de 8 y 9 años pueden ir a comprar el pan, cargar, poner en marcha y vaciar el lavavajillas, ordenar la compra en su lugar y cocinar recetas de dificultad media como un bizcocho. Finalmente, los niños de a partir de 10 u 11 años en adelante, pueden ir a comprar con una lista escrita previamente, son capaces de planificar un menú saludable y de cocinar prácticamente cualquier receta para la comida o la cena.

¿Cómo aprovechar para enseñar nutrición a los niños para erradicar la obesidad infantil y enseñar a comer de forma sana y variada?
En ocasiones, los niños sienten rechazo hacia un alimento por el color que tiene, por la forma, el olor, la textura… sin embargo, si conocen los alimentos antes de probarlos, si los manipulan para cocinarlos y esta experiencia se convierte en un acercamiento a la naturaleza y al origen de los alimentos, por ejemplo, cultivando las verduras, hortalizas o frutas que van a consumir mediante un huerto urbano, los niños se sentirán más atraídos hacia estos alimentos ya que los han sembrado, cultivado y cosechado ellos mismos.

Cocinar con los niños es una herramienta fundamental para conseguir que se alimenten de manera saludable y que consuman alimentos adecuados para ellos.

Taparse los ojos y jugar a adivinar qué fruta están probando, qué hortaliza tienen en las manos, qué especia desprende ese aroma… es una manera de acercar a los niños desde pequeños a otro tipo de alimentación más sana.

¿Qué consejos darías para que los niños creen su propio huerto urbano y cultivar nuestros propios alimentos?
No todas las familias viven en el campo o en una casa con mucho espacio para crear un huerto y cultivar allí todo tipo de frutas, hortalizas y verduras. La mayor parte de las familias viven en ciudades donde el espacio de las viviendas es reducido, sobre todo si hablamos de cultivar nuestros propios alimentos, pero lo cierto es que disponer de un huerto urbano en nuestro hogar no requiere mucho esfuerzo si sabes aprovechar el espacio. El huerto urbano suele situarse en el balcón de las viviendas, sin embargo, puede que tu casa no tenga balcón o no sea lo suficientemente amplio. Es muy importante aprovechar bien el espacio. Algunas de las opciones para crear un huerto urbano son situarlo en el balcón o terraza: podemos cultivar lo que decidamos en macetas, jardineras o habilitando un espacio delimitado en el suelo. En altura: podemos cultivar en macetas colgadas de la pared o en huertos verticales. En el interior de casa: hay algunos alimentos que no necesitan mucho espacio, ya que pueden situarse en la cocina en pequeñas macetas como es el caso de las plantas aromáticas. Además, implicar a los niños en todo el proceso de creación del huerto urbano, desde la elección del emplazamiento, las macetas, qué tipo de simientes van a plantar, elegir la mejor época del año para plantarlas, regar y cuidar la planta desde que nace hasta que la recolectamos, son algunas de las actividades en las que los niños pueden implicarse directamente y que ayudarán a crear su propio huerto urbano y recibir todos los beneficios que de él se derivan.

Marisol Nuevo Espín

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