Actualizado 22/06/2022 11:15

Aprende a motivarte

Cómo aprender a motivarse
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La motivación es la energía que nos mueve a la acción. Aprender a motivarse consiste en ser capaz de dirigir nuestra motivación hacía nuestras metas, aunque puedan suponer un esfuerzo y no estén exentas de dificultades.

Y es que la motivación es el componente básico que mueve la conducta humana, siempre estamos motivados hacia algo, pero a veces nuestra motivación no se dirige a la consecución de nuestras metas.

La motivación: el motor de nuestros objetivos

La motivación es un componente esencial de la conducta humana, es aquello que mueve nuestra energía en una u otra dirección. Todas las acciones que llevamos a cabo tienen un motivo, y la energía en la que se materializa el motivo es lo que conocemos como motivación. Decir que alguien no está motivado es un error, siempre hacemos las cosas por algún motivo, lo acertado es considerar que el motivo no es el correcto para lograr nuestras metas.

Por ejemplo: cuando en lugar de ponernos a estudiar nos ponemos a ver la tele, nuestra motivación se dirige al programa de la tele, esto ocurre porque nos resulta más interesante, porque nos cuesta menos esfuerzo y porque vemos la meta como algo muy lejano. 

Es muy importante aprender a motivarnos y ser capaces de dirigir nuestra motivación hacia la consecución de nuestras metas.

La motivación y el logro de nuestras metas

Cuando nos ponemos metas, sabemos que el camino hasta lograrlas puede ser complicado. En muchas ocasiones para recorrer este camino necesitamos esfuerzo y disciplina, y es fácil salirse del camino o distraerse. La motivación sería el ingrediente mágico que nos impulsa hacía nuestras metas, sería la fuerza que nos hace ser tenaces para su consecución. 

Aprender a motivarse resulta clave. Aquellos que consiguen éxito y logran sus metas, no son más inteligentes, ni tienen mejores capacidades, pero sí han sabido motivarse hacía sus objetivos.

Todos podemos aprender a motivarnos

5 claves que nos pueden ayudar a motivarnos. 

1. Define la meta y visualiza la razón. El primer paso consiste en definir nuestras metas, puede que a veces no las tengamos muy claras y esto puede provocar que nuestra motivación se vaya apagando poco a poco. Cuando definamos la meta tenemos que visualizar la razón por la que queremos lograr esa meta, ya que las razones van a asentar y hacer crecer la motivación. Las grandes razones personales son lo que más nos motiva. Pero a veces nos centramos en la meta y olvidamos la razón, pudiendo alejarse entonces la meta de la razón original. Por eso al definir la meta, tenemos que visualizar la razón, el por qué queremos lograr esa meta. 

2. Visualiza el futuro y sueña. El futuro y la posibilidad de lograr nuestros sueños, va a convertirse en una fuente de inspiración y de motivación. No se trata de olvidar el presente, pero sí de tener claro nuestro futuro tras el logro de las metas.

3. Divide tu meta para hacer posible el logro de objetivos. Las grandes metas, suelen ser metas a largo plazo. Los resultados a largo plazo pueden provocar la desmotivación, por eso debemos procurar alimentar nuestra motivación y lograr poco a poco objetivos que nos lleven a la meta. Si dividimos la meta en objetivos asequibles en un corto/medio plazo, será más fácil motivarnos para lograrlo. A medida que vamos cumpliendo con los objetivos que serán como paradas en el camino, nuestra percepción de autocompetencia aumenta y nuestra motivación se hace más sólida. Nos vemos más cerca de la meta y nos sentimos capaces de lograrlo.

4. Aprende de los errores y fracasos. Es importante saber que a lo largo del camino vamos a cometer errores. Son parte natural del proceso y no deben
desanimarnos. Debemos cambiar nuestra visión del fracaso y usarlo como fuente de motivación ¿Qué he hecho mal? ¿qué puedo hacer ahora?

5. Controla tus emociones. Otro aspecto fundamental consiste en conocer las propias emociones y aprender a dominarlas. A veces, sobre todo cuando la meta es difícil puede aparecer emociones negativas, como el miedo, la frustración, la decepción, el desaliento, etc. Es algo normal, es importante que analices tus emociones, las reconozcas y las aceptes para poder continuar. De este modo poco a poco podrás librarte de ellas y avanzar, de este modo las emociones negativas darán paso a la pasión que encienda la motivación.

Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.

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