Actualizado 19/12/2016 11:47

Cómo educar a un niño mandón

Educar a los niños mandones
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Al principio, el pequeño mandón nos puede resultar cómico, pero mirándole y riéndonos lo que fomentamos es que cada vez mande más y a más gente. La actitud de los padres es fundamental para educar a un niño mandón antes de que se convierta en un pequeño tirano.

Por eso, es importante valorar si únicamente prestamos atención al niño cuando da órdenes y actúa como un niño mandón y no lo hacemos cuando juega tranquilamente.

Cómo educar a los niños mandones

1. Ignorar su comprtamiento. Una regla básica para controlar a un niño mandón es ignorar su comportamiento, es decir, no reírse ni mirarlo aunque nos haga gracia. Si se nos escapa la risa, es mejor irse de la habitación donde se encuentra el pequeño y desahogar la carcajada sin que él pueda vernos u oírnos. Debemos avisar al resto de la familia para que hagan lo mismo.

2. Enseñarle a pedir las cosas "por favor". Si el niño mandón pide las cosas de forma incorrecta no debemos concedérselas hasta que lo diga bien. Si insiste le diremos algo como: "No te voy a escuchar hasta que no me pidas bien lo que quieres, pues papá ya te ha enseñado cómo hacerlo. Venga inténtalo". Después seguiremos con lo que estábamos haciendo sin hacerle caso, hasta que pida adecuadamente lo que desea.

3. Ayúdale a idenficar su comportamiento como mandón. Cuando el niño mandón dé órdenes a sus amigos, no lo avergonzaremos delante de ellos. Antes de salir de casa tenemos que hablar con el pequeño y recordarle que cada vez que le veamos mandando a otro niño, le daremos un aviso -por ejemplo, diremos su nombre- para hacerle ver que se está comportando como un mandón y que debe dejar de hacerlo. Si continúa, le obligaremos a hacer una pausa en el juego; podemos decir "Un momento", manteniendo el rostro inexpresivo y lo sentaremos en una silla durante 5 minutos hasta que decida pedir bien las cosas y no mandar siempre en el juego. Lo repetiremos tantas veces como sea necesario.

4. Refuerza su conducta correcta. Debemos valorar los momentos en los que no se comporta como un niño mandón y nos pide las cosas correctamente. Aprovecharemos para alabar con elogios su actitud: "¡Bravo! ¡Me pongo súper contento cuando pides las cosas bien! "¡Te mereces un mega beso!". Con esta estrategia aprenderá cómo debe comportarse.

5. Predica con el ejemplo. Si nosotros exigimos las cosas, en lugar de pedirlas con educación, nuestro hijo hará lo mismo por imitación; y al contrario, si observa que siempre decimos por favor o preguntamos con respeto, el pequeño actuará igual.

Del pequeño mandón al niño intolerante

El niño mandón es aquel que busca en todo momento imponer su voluntad, mandar a los demás, interrumpir las conversaciones de mayores y pequeños, que se cree que lo suyo es lo mejor y que su opinión es la única que vale. Además, a medida que se hace mayor, es quien chantajea a sus compañeros y critica y humilla a otros chicos de su edad, incluso a los adultos. Tienen poca capacidad de manejar la frustración y con el paso del tiempo le resultará más difícil retroceder, convirtiéndose en un problema quizá irresoluble.

Ensénale a negociar con los demás

Aunque la actitud mandona es normal en muchos niños, es importante que los padres actuemos adecuadamente para que no se agrave este comportamiento y evitar que nuestro hijo tenga problemas en sus relaciones sociales por este motivo.

Si nuestro hijo no para de dar órdenes a todo el mundo, adoptando la postura y el tono de voz de un adulto, es probable que al principio nos parezca gracioso pero nunca debemos dejar que se nos note.
Si, por el contrario, nuestro pequeño se encuentra bajo la tiranía de algún compañero, debemos procurar lo antes posible que encuentre otros amiguitos con los que jugar. De lo contrario, conforme se afianza esa relación es posible que cada vez sufra más.

Para evitar una serie de actitudes que podrían convertir este tipo de mando en una característica de su futuro carácter, podemos enseñar al pequeño a negociar, empezando en el ambiente familiar para que, poco a poco, lo haga con sus amigos.

Es la etapa ideal para enseñarle a través de los cuentos. Hay una gran variedad de libros en los que se enseña el valor del respeto hacia los demás y hacia las otras opiniones. Educarles a no ser autoritarios es ayudarles a ser adultos flexibles y tolerantes.

María Lucea

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