¿Tu Hijo Se Ha Vuelto Agresivo De La Noche A La Mañana? Estos Son Algunos Consejos Para Revertir Este Comportamiento
¿Tu hijo se ha vuelto agresivo? - ISTOCK

El desarrollo de un niño no es lineal. En ocasiones podemos advertir desviaciones de los comportamientos que esperábamos. Por ejemplo, el pequeño que antes era amable y cariñoso, ahora demuestra una mayor agresividad. Esto no es malo, per se, pero no se debe dejar por alto la situación. Hay que atender a los hijos para saber qué es lo que ha ocurrido y ponerle remedio.

Desde la Academia Americana de Pediatría explican que en muchas ocasiones el comportamiento de los niños puede derivar en arrebatos y berrinches, que deriven en una actitud agresiva. No hay que olvidarse de que los niños carecen de autocontrol a la hora de expresar el enfado y pasar a un estado de tranquilidad. Por ello, hay que trabajar para que los pequeños puedan aprender la conducta adecuada.

Decálogo del comportamiento en los niños

Estos son los diez pasos que los padres pueden seguir para transformar el comportamiento de los más pequeños, reduciendo su agresividad:

- Enseñarles las reglas de la casa. Los niños no conocen las reglas de la casa, por ello hay que enseñárselas, sin esperar a que las interioricen rápidamente. Es habitual que los más pequeños se interesen en tocar y explorar, por lo que, si hay objetos que los padres no quieren que estén a su alcance, lo mejor es quitarlas de su zona de manipulación. Lo mejor es organizar un espacio en su casa donde su hijo pueda disfrutar con libros y juguetes. Siempre que el niño no obedezca una norma importante, hay que amonestarlo de inmediato para que entienda exactamente qué es lo que hizo mal.

- No recurrir a las amenazas. Siempre es más eficaz el refuerzo positivo, bien empleado, para conseguir las conductas deseadas y enseñar a los niños comportamientos alternativos.

- Presentar distracciones saludables. A la vez que enseña a los hijos a responder de otras formas, puede intentarse distraerlo y reclamar su atención. Esto no hay que confundirse con un soborno para que obtener la conducta deseada.

- Tener siempre presente que los niños, por naturaleza, tienen poco, o ninguno, autocontrol. Necesitan que les enseñen a no patear, golpear o morder cuando están enojados, sino a expresar sus sentimientos con palabras.

- Prestar atención a los hijos cuando estén discutiendo con sus compañeros de juego. Si el conflicto es relajado, habrá que mantener la distancia y permitir que los niños lo resuelvan solos. No obstante, habrá que intervenir cuando los niños se involucran en una pelea física que sigue aún después de que les dice que se detengan o cuando un pequeño parece tener una ira incontrolable y está agrediendo o mordiendo al otro. Lo mejor es separarlos y mantenerlos así hasta que se hayan tranquilizado.

- Enseñar alternativas a la pelea. Los padres deben enseñar a los hijos a decir "no" en un tono de voz firme, a dar la espalda o a buscar llegar a un acuerdo en vez de pelear físicamente. A través del ejemplo le está enseñando a los niños a resolver las discrepancias con palabras, de manera más eficaz y civilizada, en vez de usar la violencia física.

- Elogiar a los hijos cuando su comportamiento sea adecuado y explicarles cómo se está comportando como una buena persona.

- Las pausas obligadas están bien. Tampoco hay nada de malo en poner a su hijo en una pausa obligada cuando se porte mal; estas pausas pueden usarse en niños desde el primer año. Consulte más información en Cómo poner en práctica las "pausas obligadas".

- Controlar el propio carácter. Los padres deben prestar atención a su propia conducta cuando están cerca de sus hijos. Una de las mejores maneras de enseñarles el comportamiento adecuado es controlando su propia conducta. Si se expresa enfado con tranquilidad y discreción, es probable que su hijo siga su ejemplo.

- Mantenerse firme. Si se busca disciplinar a los hijos, no se hay que tener miedo en mantenerse firme al tomar decisiones y nunca disculparse, bajo ninguna circunstancia. Disciplinar a los niños nunca es agradable, pero una parte necesaria de la crianza.

Damián Montero

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