Actualizado 12/12/2023 14:13

Adicciones, una realidad compleja que tiene solución

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Una adicción es la dependencia que puede padecer una persona hacia una sustancia, actividad o comportamiento, generando así la necesidad incontrolable de consumir o reproducir la actividad de forma compulsiva. Todo ello hace que la persona muestre un malestar significativo en su salud, afectando a su salud física, emocional y relacional.

Cuando hablamos de adicciones, normalmente se relaciona directamente a sustancias tales como el tabaco, alcohol, marihuana, hachís, cocaína, o las diferentes sustancias que existen actualmente de carácter químico. Sin embargo, existen también ciertas conductas que generan adicción. Entre las conductas problemáticas más comunes encontramos, ludopatía o juego patológico, adicción al sexo, consumo de pornografía, compras compulsivas, adicción a internet o juegos online. Dado el gran crecimiento de las nuevas tecnologías en los últimos años y el fácil acceso que se tiene a ellas, podemos comprobar en los últimos tiempos como muchas de las problemáticas mencionadas anteriormente aumentan notablemente entre nuestros jóvenes, en especial, el consumo de pornografía y juegos online.

Por adicciones comportamentales nos referimos a aquellas conductas que se realizan de forma abusiva para poder gestionar el malestar emocional. Para poder comprender esto, debemos saber cómo el cerebro tiene un sistema de recompensa, el cual se activa generando dopamina, cuando se experimenta placer. En el caso de una adicción comportamental, al generar la conducta problema hay un aumento en la liberación de dopamina, crenado así una sensación intensa de placer, por lo que se ve reforzada la conducta. Con la repetición impulsiva de dicha conducta, el cerebro se "acostumbra" a la liberación de forma recurrente de la dopamina, teniendo finalmente la necesidad de ser liberada en más ocasiones para poder sentir de nuevo placer, obligando a la persona a repetir así la conducta.

Una conducta comienza a ser problemática cuando afecta notablemente a las áreas de funcionamiento de la persona, pareja, familia, entorno laboral, economía, etc.

En el caso de las adicciones con sustancias, la persona experimenta la segregación de dopamina que induce placer, y además, comienza a experimentar los efectos de la propia sustancia (relajación, inhibición, euforia, alucinaciones..), generando así la necesidad de volver a consumir para poder sentir de nuevo dichos efectos. Es por ello por lo que en el caso de las sustancias, se dificulta el proceso de abandono del consumo.

Tanto en las adicciones comportamentales como en las adicciones con sustancias se debe tener en cuenta la impulsividad. La impulsividad es la necesidad que tiene una persona de reaccionar rápidamente ante un estímulo para adquirir la sensación de satisfacción o placer momentáneo. Es decir, consumir la sustancia o generar la conducta. Esta impulsividad se caracteriza por la incapacidad de generar un pensamiento o conducta planificada que impida el consumo.

¿Cómo detectar que tengo una adicción?

Para ello es necesario explorar el consumo o la conducta que está generando problemas. Disponemos de 5 estadios en los que nos podemos situar para poder tomar conciencia acerca del problema.

1.    Estadio de precontemplación: la persona no tiene conciencia acerca del pro-blema, por lo que niega rotundamente el mismo. No presenta conciencia acer-ca de las consecuencias de su consumo o su conducta, ni cómo afecta a su en-torno.

El consumo se justifica por las ventajas del mismo, "es por diversión", "todos mis amigos lo hacen", "estáis exagerando, no es un problema...."

Al no entender el consumo o la conducta como un problema, no se muestra motivado a generar cambios y buscar ayuda profesional.

Se suelen mostrar irascibles y a la defensiva cuando reciben mensajes de su en-torno acerca de la realidad del problema.

No acuden a terapia. En el caso en el que acudan, lo hacen por la presión ejer-cida por su entorno y suelen tener altas tasas de abandono de la misma.

Se continúa con el consumo o la conducta.

2. Estadio de contemplación: comienza a tomar conciencia de las consecuencias del consumo y el daño que conlleva, sin embargo, aún se encuentra en un estado ambivalente respecto al cambio, dado que comienza a pensar también en el beneficio del consumo y las desventajas del cambio.

Comienza a expresar mensajes como "tengo que dejarlo", sin embargo no expresan ningún plan de acción concreto que les lleve al cambio y al abandono del consumo.

3. Estadio de preparación a la acción: la persona es consciente de las consecuencias negativas del consumo y la necesidad de cambio.

Comienza a verbalizar pequeños planes de acción que reduzcan el consumo. "No beberé tanto", "Solo lo haré en fechas importantes".

Explora la posibilidad de ayuda e incluso puede comenzar tratamiento, pero sin embargo, no muestra convicción acerca de un abandono permanente del consumo o la conducta, ya que continñua aún pensando en las ventajas del consumo.

4. Estadio de acción: la persona es consciente del problema y qué efectos negativos tiene, por lo que busca activamente ayuda para ejecutar el cambio y esforzarse en llevarlos a cabo. Comienza a realizar cambios reales sustentados por ayuda profesional con el fin de conseguir el abandono real del consumo. A nivel emocional, dicha fase es muy compleja ya que comienzan a vivir emociones que le generan malestar como por ejemplo, culpa, vergüenza, frustración... por lo que es fundamental crear entre todos una red de apoyo que le sustente y le acompañe en el proceso.

Se debe tener en cuenta que, a partir de dicho estadio, pueden comenzar las recaídas o consumos esporádicos, sin embargo, eso no significa necesariamente que la persona no desee un cambio en su estilo de vida.

5. Estadio de mantenimiento: la persona debe de haber pasado mínimo 6 meses sin consumir o sin realizar la conducta problemática. Se trabaja en fortalecer y afianzar el trabajo llevado a cabo para el abandono del problema. Se comienzan a generar nuevos hábitos de vida que sean más saludables y sobre todo, trabajar en la motivación para mantener este cambio, ¿qué te permite el no consumir actualmente? ¿qué quieres hacer ahora? ¿qué proyectos vitales quieres conseguir?

Para poder tener éxito en el tratamiento, el paciente y sus seres queridos deben comprender la función que tiene este tipo de conductas en la vida de la persona, a nivel social, individual y familiar. De dicha forma se podrá generar otras conductas que ayude al paciente a gestionar el malestar causado de una forma más adaptativa.

Hay que tener en cuenta la gran dificultad que conlleva este tipo de problemáticas y debemos tener presente que las recaídas suelen ser parte del proceso terapéutico. El proceso por el que pasan las personas con algún tipo de adicción, no son lineales, sino cíclicas. Con ello nos referimos a que la persona puede pasar en diferentes ocasiones por la misma fase, adquiriendo herramientas distintas y necesarias.

¿Qué diferencia hay entre un consumo puntual y la recaída?

En el caso del consumo temporal, es el primer consumo después de un periodo grande de tiempo sin realizar la conducta. Sin embrago, una recaída es aquella en la que la persona vuelve a poner en marcha repetidas veces la conducta, afectando de nuevo a su salud y su entorno.

Generalmente ambas situaciones generan malestar en la persona, naciendo así sentimientos de fracaso, culpa y frustración. las dos situaciones deben ser trabajadas, motivando al cambio a la persona, comprendiendo así qué le ha llevado a reproducir de nuevo dicha conducta y por qué no se ha podido poner en marcha otras herramientas o técnicas de gestión más funcionales.

¿Cómo pedir ayuda?

En primer lugar, si identificas que puedes padecer una adicción, recomendamos que se hable con un ser querido. Es importante que busques ayuda profesional especializada en este tipo de problemáticas, ya que te acompañaran a lo largo del proceso de la forma que necesitas.

¿Cómo intervenimos desde la psicoterapia emocional sistémica en casos de adicciones?

Para nosotros es fundamental conocer cada caso en profundidad, por ello, realizamos en primer lugar una evaluación en la que estudiamos en qué momento del cambio se encuentra la persona, qué motivaciones tiene para abandonar la conducta problema o la sustancia, si ha intentado el cambio previamente, por qué no ha funcionado, etc.

Estudiamos a través de la historia de la persona el consumo que presenta, es decir, cuándo comenzó a consumir, cada cuanto lo hace y qué aspectos están relacionados con dicho consumo, focalizándonos en especial en todos los aspectos emocionales que se presentan en dicho proceso. Para nosotros es básico que la persona aprenda a detectar, comprender y gestionar las emociones derivadas de ello, así como conocer a fondo su problema.

Adaptamos por completo el tratamiento a cada persona, dado que hay distintos factores que afectan al proceso: tipo de sustancia, personalidad del paciente, recursos emocionales, capacidad de trabajo, etc. No hay dos casos iguales en dicha problemática.

¿Si tengo un ser querido con una adicción, cómo puedo ayudar?

Dada la dificultad de la problemática, recibimos en consulta a familiares que nos piden consejo acerca de cómo ayudar al ser querido que padece una adicción. Como hemos explicado antes, es fundamental entender en qué punto se encuentra la persona y qué conciencia tiene del problema. Si niega la existencia del problema, dificultará la posibilidad de que acepte la ayuda.

Para poder ayudar a personas que padecen algún tipo de adicción es fundamental crear un espacio seguro en el que la persona no se sienta juzgada ni criticada, es decir, hablar desde un punto asertivo acompañará a que la persona pueda verbalizar qué le está sucediendo y cómo ha llegado a ello. Agradecerle en el caso en el que sea la propia persona quien lo cuente y valorar su valentía por hacerlo. Es importante que la persona sienta que sus seres queridos están disponibles incondicionalmente a lo largo del proceso para ayudarle y apoyarle. Verbalizar todos los aspectos positivos del mismo, cómo notan sus familiares que le afecta el consumo y qué consecuencias negativas ven, ayudará a que la persona se sienta arropada y acompañada, y esté dispuesta a buscar ayuda. Nuestra experiencia nos confirma como, el pronóstico de las personas que cuentan con una red social de apoyo, es mejor a las personas que carecen de él.

Sofía Barrio. Psicoterapeuta de adultos, pareja y familia de Psicólogos Pozuelo

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