El cerebro, al igual que el cuerpo, se entrena, y hay que hacerlo, porque si lo ejercitamos podremos desarrollar nuestras capacidades y habilidades y esto nos puede permitir llegar más lejos. Esta es la convicción de Ana Ibáñez, autora de Sorprende a tu mente, cuyo perfil es muy interesante: es de la únicas entrenadoras de técnicas y tecnología de Neurociencia en España, especializada en alto rendimiento cerebral para profesionales y deportistas de élite, ex nadadora de alto rendimiento y piloto de helicópteros.
En esta entrevista, repasamos con Ana Ibáñez los problemas que ocupan a menudo nuestro cerebro y condicionan nuestra vida y algunos aspectos de nuestra salud mental como el estrés, el miedo, la ansiedad, la falta de concentración… Para superar estas complejidades, buscamos respuestas en la neurociencia, una de las ramas más activas del mundo científico para superar estos obstáculos.
Dices que la mente es como un paracaídas que solo funciona cuando se abre. ¿Qué ventajas y beneficios nos promociona tener una mente abierta?
Una mente abierta es la clave que descubre toda nuestra capacidad interna. Una mente abierta es sinónimo de poder fluir y de movernos por distintos estados mentales y cerebrales y esa es la base para poder aprovechar lo que tenemos dentro. Nuestro cerebro tiene una grandísima plasticidad cerebral, que es la capacidad que tiene de hablar con sus neuronas de determinadas maneras, de hacer cambios… La utilizamos mejor cuando nuestra mente es abierta, es decir, cuando no tenemos miedo a los cambios, cuando podemos conectarnos con el desarrollo, con llegar a lugares nuevos, con no tener miedo a la incomodidad que nos producen los cambios. Entonces, un paracaídas da un poco de susto cuando saltas, pero si te das cuenta es lo que te da seguridad, te permite volar y llegar sano y salvo a la base. Con nuestro cerebro pasa lo mismo. Cuando damos ese pequeño salto de incomodidad para llegar a un sitio nuevo, vamos a utilizar más capacidad cerebral de la que si no, no utilizaríamos.
¿Por qué crees que la curiosidad es el motor del aprendizaje?
Porque la curiosidad tiene que ver con el interés interno que tenemos en determinadas cosas. Una mente curiosa es una mente que percibe más cosas y quiere saber más. Una mente curiosa nos indica que está funcionando bien nuestro cerebro, ya que tiene que elegir siempre cómo interpreta la información que recibe. Si la información que recibe del exterior le asusta y se tiene que defender de ella o si es una información que le motiva y le sirve para conseguir oportunidades. Nuestro cerebro siempre decide, ¿veo el mundo como una amenaza de la que me tengo que proteger o lo veo como un lugar de oportunidades? La curiosidad nos habla de que nuestro cerebro está viendo oportunidades y es absolutamente básica dentro del aprendizaje.
¿Somos de niños más curiosos que de adultos?
Obviamente la infancia tiene de por sí una mente curiosa, porque no tiene miedo, lo que quiere es saber más y disfrutar sabiendo más y poniendo las cosas a prueba. Para que los niños utilicen más la curiosidad y hay que dejar que los niños conecten más con sus talentos innatos, porque cada niño y cada estudiante va a ser más curioso en unas áreas que en otras. Unos niños van a ser más curiosos en el área artística, otros lo van a ser más en el área científica y otros lo pueden ser más en un área literaria. Y si nosotros sabemos eso y les dejamos que aprendan el resto de materias a partir del interés innato que existe en cada uno de ellos, vamos a lograr que esa curiosidad se expanda. La base es enseñarles y llevarles a que conozcan el trabajo de todos. Cuando uno hace resonancias magnéticas funcionales en el cerebro, se ve que un cerebro que está conectando con cosas que le motivan y que le generan curiosidad, enciende muchas más áreas cerebrales y enciende áreas cerebrales que son sofisticadas, como son nuestros prefrontales cerebrales que permiten razonar cosas, flexibilizar, tener buenas ideas, tener un pensamiento abstracto, tomar perspectiva, un montón de cosas más. Así que fíjate si es importante la curiosidad.
La energía vital es lo que nos mueve, pero ¿cómo conseguimos que nuestro cerebro genere un buen nivel de energía vital?
La energía vital es la base de todo porque somos seres energéticos y vibracionales. La energía es fundamental porque es lo que nos tiñe, es lo que decide que nosotros nos movamos hacia unas cosas o hacia otras, y nos relacionemos de una o de otra manera. La energía vital buena es aquella que te hace tener ganas de vivir, ganas de seguir desarrollándote, de seguir relacionándote con el mundo y con otros. Es la que te da el impulso para que tengas las ganas de que, aunque algo te cueste un poquito de esfuerzo al principio porque es desconocido, si tienes energía sigas hacia adelante. Entonces la energía vital es sinónimo de vivir una vida bien aprovechada contigo mismo. Y eso no significa que tengas que estar haciendo muchas cosas, pero sí que tengas energía suficiente para tener ganas de vivir. Cuando estamos vibrando o estamos sintiendo una energía que no es la adecuada o que es baja, podemos modificarla para cambiar esa energía por una mejor haciendo una serie de ejercicios muy sencillos, que nos sirven a todos, para captar energía del exterior y que transforme la nuestra. Y eso es fundamental para estar bien.
¿Qué tiene que ver el amor en nuestra energía vital?
Tiene mucho que ver porque la energía está formada por campos electromagnéticos. Lo que se sabe ahora es que nuestro corazón es el mayor generador de campos electromagnéticos. Lo que es importantísimo es saber que cuando nuestro corazón está bien, cuando nosotros conectamos con buenas emociones, esta carga electromagnética es todavía mayor. Así, cuando tú tienes un campo electromagnético cuya base es amorosa, tiene un impacto tremendo sobre el resto de las personas. Entonces esa es la razón por la que a veces estás al lado de alguien y dices, me siento mejor, no sé por qué. Hay gente que me hace bien y me siento mejor, recargada de energía y en cambio hay gente con la que no, eso es porque estás vibrando en estados distintos de energía y cuando alguien está en un proceso que lo está pasando mal y su corazón está vibrando y lanzando una energía electromagnética que es más baja y es más densa, eso te afecta. Entonces el corazón es el gran motor vibracional de nosotros y no en vano el corazón desde hace pues muchísimos años se ha erigido como una parte central de nosotros.
¿El corazón y el cerebro se comunican?
Sí, este electromagnetismo se pasa de unos a otros. Nosotros conectamos mucho con el corazón y cerebralmente lo sabemos. Yo trabajo mucho con eso. Cuando eres capaz de hacer ir mentalmente a una persona a estados donde se siente bien, se siente querido, se siente con esta energía amorosa, su electricidad cerebral empieza a cambiar y empieza a mejorar.
¿Cuál es el truco para transformar el miedo en coraje?
No es fácil. El miedo bloquea parte de nuestro funcionamiento cerebral y genera alteraciones psicológicas y fisiológicas, por ejemplo, en el aparato digestivo: alergias, intolerancias, inflamación, colon irritable… Transformar el miedo en coraje es algo que hay que aprender a hacer. Como todo, la primera vez cuesta mucho y las segundas algo menos. El miedo es necesario, es lo que te avisa, y es una reacción primitiva de nuestro cerebro: «hey, cuidado! ¿qué vas a hacer?» Puede que sea nuevo y no sabes qué va a pasar o no sabes si va a amenazar tu supervivencia… Entonces, vivir con una cuota de miedo es necesario para todos. Es lo que nos mete en una situación un poco incómoda para llegar a otro lugar. Para convertir el miedo en coraje, tenemos que hablarle a nuestro cerebro, tenemos que darle una razón de peso para asaltar esta incomodidad previa que nos supone hacer algo. Es necesario darle un significado. ¿Cuál es el beneficio de esta situación incómoda? Si tú eres capaz de demostrarle a tu cerebro que aquello hacia lo que vas tiene beneficios, va a empezar a rebajar el miedo. Y una manera muy útil es visualizar la situación. Imagínate que tienes que hacer algo que te asusta. Si tú eres capaz de cerrar los ojos, conectarte y visualizar que esa situación que te está asustando tiene buen final y tú te imaginas con buenas emociones, viviéndolo bien, pasándolo bien y con una razón de fondo de por qué estás haciendo eso y eres capaz de hacerlo conectando tus sentidos, nuestro cerebro que tiene una capacidad que es extraordinaria para no diferenciar si algo está pasando de manera real o no, rebajará el miedo.
¿Es verdad que existe un estrés bueno?
Sí, sí, por supuesto. Hay un tipo de estrés que es saludable, que rejuvenece tu cuerpo y tu mente y que te hace más fuerte. Ese estrés positivo se conoce como eustrés. El estrés de base, el inicio del estrés es bueno siempre, porque el estrés es la capacidad que tiene tu organismo para estresarse, es decir, para llegar a agarrar algo que si no se estira no alcanza. Es decir, si tú quieres coger algo que está alto, tienes que estresar tu cuerpo y estirarlo para coger ese objeto. El estrés es lo que nos permite ser diferentes, es lo que nos permite desarrollarnos, pero tenemos que diferenciar entre el estrés positivo y negativo. Hay dos variables que tiene que tener el estrés para que sea un estrés positivo. El primero es que tiene que haber un beneficio concreto que tú sepas. Si tú vas a exigir a tu cerebro que se estrese, le tienes que dar un buen motivo. Tienes que tener muy claro, oye, yo me estreso, por ejemplo, yo tengo que trabajar mucho porque voy a llegar aquí o porque voy a cobrar un sueldo final de mes que me permite esto, esto y esto. O estoy estudiando y tengo que hacer exámenes, que es muy estresante pero esto me abre las puertas para… Hay que ser muy consciente de ver cuál es el beneficio. Y en segundo lugar, tiene que tener un tiempo definido. Si el estrés es continuo se convierte en negativo. Entonces hay que controlar el tiempo en el que tenemos estrés. El control del tiempo significa encontrar descansos a la situación estresante.
El TDAH es un tema que preocupa mucho a las familias… ¿Qué dificultad tienen estos niños para mantener la atención y cómo podemos ayudarles?
Estamos creando mejores cerebros, yo diría, porque estamos dando a los niños más estímulos desde que son jovencitos. Antes al cerebro se le alimentaba con menos información y ahora desde que nacemos estamos dando a los niños posibilidades de desarrollarse más. La base del déficit de atención es la capacidad extraordinaria para percibir información del exterior y para procesar mucha información. Yo no comparto el término déficit de atención, en realidad, es todo lo contrario. Cuando un niño tiene déficit de atención lo que le pasa es que presta mucha atención, es decir, recibe y procesa mucha información al mismo tiempo. Su dificultad consiste en poder concentrar esa atención en algo concreto y sobre todo en algo concreto si no le interesa. Los niños con déficit de atención son eternos curiosos. Y tienen mucha curiosidad porque perciben mucho y ellos imaginan muchas cosas. Entonces, lo primero que tenemos que saber es que son cerebros con una inteligencia extraordinaria que tenemos que proteger mucho, y al mismo tiempo, les tenemos que ayudar. La manera de ayudarles es, primero, calmando un área cerebral para que toda esta información que reciben no les genere esa ansiedad interna que tienen casi todos los TDAH con unos ejercicios y en segundo lugar, ejercitar el hemisferio izquierdo, su parte prefrontal izquierda, que es donde tenemos el músculo de la concentración. Si hacemos estas dos cosas en paralelo, estamos enseñando a estos cerebros a concentrarse, incluso en cosas que no les interesan, porque pueden desarrollar ese músculo.
¿Así podemos reducir su necesidad de medicación?
SÍ, cuando se toma y ojalá eliminarla por completo. Cuando un cerebro aprende a hacer esto, crea nuevas conexiones neuronales. La medicación no enseña nada al cerebro, es una cosa puntual, química: cuando te la tomas efectivamente hace unos cambios que les ayuda a la concentración pero en muchísimos casos rebaja su mundo emocional y un niño que se está medicando tiene un mundo emocional distinto al que tendría si no se medicara. La medicación ayuda, en algunos casos incluso a entrar por el buen camino, pero el objetivo siempre es enseñar al cerebro a concentrarse. Y por último te diría que un porcentaje altísimo de las personas que conocemos, que nos gustan las cosas extraordinarias que han hecho en la vida, autores de los nuevos proyectos y nuevas ideas, que son muy conocidos a nivel mundial, son personas que estaban diagnosticadas o no, pero son perfiles de déficit atención. El déficit de atención está ligado a personas con una inteligencia y una capacidad de crear ideas extraordinarias. Así que tenemos que cuidarles mucho porque los niños con TDAH son el motor de los grandes inventos.
¿En qué consiste esto de desenfocar el cerebro y qué beneficios y ventajas tiene?
Siempre nos invitan a concentrarnos y nadie te dice desconcéntrate. Y es fundamental. Nosotros hemos visto que el cerebro cuando es capaz de desenfocarse, es decir, de quitar la atención sobre algo concreto, empieza a vagar y conecta con áreas de nuestro inconsciente. Aunque nosotros no lo percibamos, el 95% de la información que hemos ido adquiriendo está en nuestro subconsciente, es decir, no tenemos acceso a ella de una manera racional pero está ahí. Cuando nosotros vagamos y nos desenfocamos, nuestro cerebro empieza a unir puntos que están guardados en el inconsciente que son muy interesantes.
Marisol Nuevo Espín
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